🗯RECUERDEN QUE SUBIMOS DE 3 A 4 CAP, CADA FIN DE SEMANA 🗯

Kamui

domingo, 27 de abril de 2025

REALITY SHOW: “Sexo por Dinero: Transformadas para Ganar”

  



PREMISA GENERAL:

Hombres voluntarios son transformados en mujeres voluptuosas mediante un proceso experimental. Enfrentan intensos desafíos sexuales donde deben controlar su placer y provocar el orgasmo de sus oponentes para ganar dinero, avanzar rondas… o someterse a castigos humillantes.




FORMATOS PRINCIPALES


1 vs 1 — “Control Total”


Dificultad: Media


Descripción: 1 chica transformada vs 1 hombre

Tiempo límite: 20 minutos


Reglas:

Debe evitar correrse mientras hace acabar al hombre.

Gana si: Hace acabar al hombre sin tener un orgasmo

Recompensa: $15,000

Castigo: No aplica



1 vs 2 — “Doble Penetración, Doble Riesgo”


Dificultad: Alta


Descripción: 1 chica transformada vs 2 hombres simultáneamente

Tiempo límite: 25 minutos


Reglas:

Debe interactuar con ambos hombres al mismo tiempo.

Debe hacerlos eyacular antes de correrse.


Castigo: Si falla, quedará disponible para "castigo grupal" 24 horas.

Recompensa: $30,000



 2 vs 1 — “Trabajo en Binas”


Descripción:

2 chicas transformadas deben trabajar juntas para hacer acabar a un solo hombre. No compiten entre ellas: cooperan usando técnicas combinadas (doble oral, caricias simultáneas, sumisión provocativa).


Tiempo límite: 15 minutos


Reglas:

Ambas deben participar activamente en la estimulación 

Si el hombre eyacula antes de los 15 minutos: ganan.

Si el hombre no acaba o alguna se corre: pierden ambas.


Dificultad: Media

Recompensa 36,000 (dividido en partes iguales)


Castigo: 1 hora de prácticas orales extra obligatorias con 3 hombres del staff.



“Rivalidad ”


Dificultad: Media


Descripción: 2 chicas compiten por hacer acabar al a un hombre, a cada una se le asignará un hombre el cual debera llevar al orgamos solo usando su boca....


Reglas: Cada una tiene 10 minutos. La que no logre hacer eyacular a su respectivo hombre, queda descalificada.




Recompensa: $7,500o




3 vs 3 — “Guerra de Gozos”


Dificultad: Muy Alta


Descripción: 3 chicas vs 3 hombres (duelo de equipos)


Reglas: para ganar tiene que trabajar en equipo y sincronizadas, tienen que hacer eyacular al menos a 2 miembros del equipo rival, puntos extra si logran hacer que los 3 miembros del equipo rival acaben sin que ningana de las chicas llegue al orgasmo



Castigo:

Sesión pública de humillación en ropa interior transparente.

Recompensa: $90,000 (dividido)





Desafío Gangbang — “Placer Extremo”


Dificultad: Extremadamente Alta


Descripción: 1 chica vs varios hombres(4 o más)


Reglas: Debe hacer acabar a mínimo 3 hombres sin legar a un orgasmo 


Recompensa: $50,000 + pase a la final




Castigo: 1 semana como mascota sexual del staff




Reto “Seduce al Juez”


Dificultad: Media


Descripción: 1 chica debe provocar el orgasmo de un juez sin penetración


Reglas: Solo lenguaje, caricias y técnica 




Recompensa: $7,000 + ventaja en el siguiente juego






Reto BDSM — “Sumisión Total”


Dificultad: Alta


Descripción: Atada en cruz, recibe estimulación durante 30 min


Reglas: Debe resistir sin correrse


Recompensa: $12,000 + cambio de vestuario



Castigo: Juguetes implantados por 24h





Orgy Royale — “Última en Venirse”


Dificultad: Muy Alta


Descripción: 3 chicas compiten en una orgía con 6 hombres


Reglas: Sensores detectan orgasmos. La última en correrse gana.


Recompensas:



Primera: $25,000 + pase a semifinal


Segunda: Noche de servicio oral al staff


Tercera: Humillación en vivo y castigo público





Operadora de Semen — “Oral Control”


Dificultad: Alta


Descripción: Debe ordeñar semen solo con la boca, sin tragar, Retenerlo en la boca, podrías soportar el fuerte sabroso del semen?


Reglas: Retenerlo hasta el final y escupir al final


Recompensa: $5,000 por carga + bono $5,000 si retiene 5 o más cargas






Desafío Anal — “8 Minutos en el Infierno”


Dificultad: Extremadamente Alta


Descripción: Debe soportar una polla XXL en el ano durante 8 minutos


Reglas: una ves que inicies no se puede detener



Recompensa: $20,000 + inmunidad por 1 ronda



Duelo “Chica vs Chica” — “Clímax Invertido”


Dificultad: Media


Descripción: 2 chicas intentan hacer que la otra se corra primero


Reglas: Libre uso de técnicas (oral, dedos, juguetes)


Recompensa: $10,000



Castigo: La perdedora queda a disposición del juez durante una noche



RETOS ESPECIALES — 

“Tu Buena Genética Te Dio Grandes atributos”


El comñuesto b es algo impredecibles asi que Pensados para chicas cuya transformación les dio un cuerpo peculiar. Si tienes unos senos enormes o un trasero fuera de este mundo… este es tu momento para brillar.



1. “Titfuck: Las Reinas del Escote”


Dificultad: Media


Reglas: Solo puede usar sus pechos, lubricante permitido. 10 minutos máximo.



Gana si: Hace acabar al hombre entre sus tetas


Recompensa: $16,000 + sujetador de lujo personalizado


Castigo: Sesión fotográfica humillante como “teta fallida” del día





2. “FaceSit Queen: Tu Culo lo Vale”


Dificultad: Alta


Reglas: Solo puede usar su trasero, aguantar  los lenguntasos en la vagina y ano... 15 minutos máximo.


Gana si: Hace acabar al hombre solo con su culo sobre la cara


Recompensa: $15,000 + certificado “Reina del Culo”



Castigo: 24 horas con butt plug vibrador activado


Aceptarías participar????

sábado, 26 de abril de 2025

Pide tu Deseo... y Enfrenta las Consecuencias

 



Pide tu Deseo... y Enfrenta las Consecuencias"



Bienvenido a la Lámpara del deseó.


Aquí, puedes pedir el deseo que quieras. No hay reglas. No hay límites.


Pero cuidado...


Cada deseo será torcido a mi antojo. ¿Quieres ser hermosa? ¿Deseas una vida de placer? ¿Fama? ¿Amor eterno? ¿Un cuerpo perfecto?... las posibilidades son infinitas 


Solo escribe en los comentarios tu deseo 

como si realmente creyeras que el genio es bueno


Y entonces yo torceré tu sueño en una transformación sensual, retorcida, erótica o simplemente cruel.


¿Te atreves a pedir?    



viernes, 25 de abril de 2025

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

martes, 15 de abril de 2025

Regalo de cumpleaños

 



Jake y yo éramos inseparables desde pequeños. Mi mejor amigo, casi un hermano. Pero había algo que nos diferenciaba mucho: él siempre fue más… visual. Sobre todo cuando se trataba de mujeres maduras. Desde los 13 años, no había día que no mencionara a la señora Liv con esa mezcla de deseo y culpa.

— Bro, ¿viste cómo se le marcaban los leggings? No puede ser real…

Y lo decía justo después de que ella salía de la casa, tras dejarme la cena o cuidarme cuando mi madre trabajaba de noche.


Liv siempre fue parte de mi vida. Nuestra vecina, amiga íntima de mamá. Era esa mujer que todos miraban en silencio, pero nadie se atrevía a decir lo que pensaba. Caderas amplias, una cinturita de avispa, labios carnosos y ojos claros que parecían ver a través de ti. Hacía yoga con mi madre todos los miércoles, y cuando salían con esas mallas apretadas, podía ver cómo Jake contenía la respiración.


Pero lo que él no sabía… era que yo también la deseaba. Aunque para mí era más complicado. Era como desear a tu tía favorita, la que te abrazaba apretado, la que te miraba con ternura. Lo peor es que ella parecía saberlo. A veces, cuando me acariciaba el cabello, o cuando se quedaba un poco más de la cuenta sentada a mi lado en el sofá, sus manos reposaban sobre mi muslo con una naturalidad inquietante. Como si jugara conmigo, como si disfrutara esa tensión que ni siquiera yo entendía del todo.


Con el tiempo descubrí algo en internet. Un foro oculto. Un hechizo de posesión temporal. Era riesgoso, limitado… pero real. Lo probé con un gato callejero primero, luego con un compañero de clase. Y cuando confirmé que funcionaba, supe exactamente para qué lo usaría.


Hoy, Jake cumple 18. Y decidí regalarle su mayor fantasía.


Mi madre salió de viaje por trabajo. Como siempre, dejó instrucciones claras: “Liv, ¿podrías llevarle el almuerzo a mi hijo? Estoy segura de que ni se peinará si no estás tú cerca”. Ella aceptó encantada. A las 11:00 en punto, como era su costumbre, llegó a casa. Yo la esperaba escondido. Y cuando cruzó el umbral… activé el hechizo.


Fue como caer en un abismo cálido. Un torbellino de sensaciones me envolvió: un calor suave entre las piernas, un peso nuevo sobre el pecho, una sensación envolvente en cada curva. Me vi a mí mismo desplomarme en el sillón, inerte. Luego bajé la vista… y vi mis nuevas manos, delicadas, con uñas largas y pulidas. Toqué mi cintura, subí hasta mis senos. Eran grandes, redondos, sensibles. Mi respiración se volvió jadeante sin querer.


Subí a la habitación, me duché lentamente. El agua caliente recorriendo ese cuerpo perfecto era una experiencia en sí misma. Sentí cómo los pezones se endurecían bajo el chorro. Me miré al espejo durante minutos. Esa mujer increíble… era yo. Por 24 horas.


Me vestí para la ocasión: no demasiado obvio, pero tampoco recatada. Sin brasier, solo un top ajustado que realzaba mis curvas. Un shorts rosas que delineaban a la perfección el contorno de mis caderas y ese trasero que tanto Jake había deseado en secreto. Me perfumé, me pinté los labios con un tono suave. Y le mandé un mensaje:


“No traigas a nadie. Tengo una sorpresa para ti.”


A las 12:10, escuché la puerta abrirse. Bajé lentamente las escaleras, moviendo las caderas con naturalidad. Jake estaba de pie, con una caja de regalo en la mano. Me miró confundido.

— ¿Señora Liv? —dijo, nervioso.


Le sonreí con dulzura.

— Hoy no soy la señora Liv… —me acerqué, dejando que mis pechos rozaran su brazo— …hoy soy tu regalo, Jake. Solo para ti. Feliz cumpleaños.


Él tragó saliva, sus ojos recorriéndome de arriba abajo sin disimulo. Se quedó sin palabras. Lo tomé de la mano y lo llevé al sofá. Me senté a su lado, cruzando las piernas con elegancia.

— ¿Recuerdas todas esas veces que me mirabas cuando creías que no te veía? Todas esas noches soñando conmigo… ahora puedes vivirlo. Todo lo que imagines, todo lo que desees… es tuyo. Solo por hoy.


Sus mejillas ardían.

— ¿Esto es un sueño…?


Tomé su mano y la puse sobre mi muslo.

— No, Jake. Es un regalo. ¿Vas a desaprovecharlo?


Y entonces vi en sus ojos el cambio. El deseo venciendo al miedo. El chico se transformó en hombre.

Lo besé primero, suave. Luego, más profundo. Sus manos exploraban mi nuevo cuerpo con torpeza, con ansiedad. Y yo lo guiaba, gemía, lo provocaba… disfrutando cada segundo en esa piel prohibida.


Aún faltaban muchas horas para que el hechizo se rompiera… y tenía muchos planes para ese cuerpo.











Pd: mañana  es mi cumple jejeje

miércoles, 9 de abril de 2025

"La Bimbo que Siempre Quise Ser"




Hace cuatro años, si alguien me hubiera dicho que terminaría siendo la bimbo que siempre soñé ser, habría reído. Yo era un chico común, con una vida común. No podía imaginar lo lejos que llegaría ni cuán profundo sería el cambio. Pero aquí estoy: tetas gigantes, cintura diminuta, culo monumental y labios siempre listos para sonreír... o complacer. Esta es mi historia. Una historia de deseo, decisión y transformación.


Desde adolescente, sentí una fascinación inexplicable por las mujeres bimbo: esas rubias de cuerpos imposibles, con traseros redondos como globos y senos desafiando la lógica. Eran algo más que un gusto... eran una obsesión. Fantaseaba con ellas constantemente, pero con el tiempo me di cuenta de algo perturbador y excitante a la vez: no solo las deseaba… quería ser una de ellas.



Recuerdo el clic exacto que cambió mi vida. Una noche, vencido por la curiosidad y la excitación, publiqué en un foro anónimo: “¿Qué pasaría si un hombre decidiera convertirse en una bimbo voluptuosa, totalmente femenina y dispuesta a entregarse por completo?” No buscaba respuestas… solo necesitaba sacarlo de mí. Pero entonces apareció Él.


Un mensaje privado. Corto. Directo. “Puedo ayudarte. Pero tendrás que ser mía.”


Mi corazón latía como loco. ¿Podía ser real? ¿Estaba dispuesto a dejarlo todo, incluso mi identidad, para convertirme en lo que siempre soñé? Pasé noches enteras dándole vueltas… y al final, el deseo ganó. Le mentí a mis padres, diciéndoles que me habían aceptado en una universidad europea. Empaqué mis cosas, besé a mi madre en la mejilla… y me fui, sabiendo que jamás volvería como su hijo.


Lo que siguió fue un viaje de tres años de transformación. Él me financió todo: tratamientos hormonales, terapia psicológica, cirugías, entrenadores personales. Al principio fue difícil. Mi cuerpo luchaba contra los cambios, pero poco a poco, se fue rindiendo.


Mis rasgos se suavizaron. Perdí músculo, mi piel se volvió más tersa, más sensible. Mi voz, antes grave, ahora melodiosa y femenina. Me miraba al espejo y comenzaba a ver algo nuevo… algo bello. El día que me sometí a la feminización facial lloré al ver el resultado: mi rostro era de muñeca. Grande ojos delineados, nariz refinada, labios carnosos. No era yo… pero me encantaba.


Después vino lo fuerte. Me sometí a un BBL y aumenté el tamaño de mis glúteos hasta que cada paso que daba era un vaivén sensual. Me hice una lipoescultura para marcar mi cintura y dar forma perfecta a mis caderas. Mis senos fueron implantados con una talla obscenamente grande. Al principio me parecía exagerado… pero ahora no podría imaginarme sin ellos.


Y finalmente, la vaginoplastia. Ese fue el punto sin retorno. Adiós al pene. Adiós a la masculinidad. Desperté de la cirugía y entre mis muslos había algo nuevo, húmedo, sensible… mío. Aprendí a conocerlo, a sentirlo, a tocarlo con timidez primero, y luego con deseo. Me volví adicta a mi propio placer.


Durante todo este tiempo, enviaba correos falsos a mis padres. Fotos manipuladas. Historias de becas, congresos, éxitos. Ellos pensaban que su hijo estaba haciendo una maestría en Alemania… mientras yo aprendía a caminar con tacones y a sonreír mientras me rellenaban los labios con ácido hialurónico.



Él cumplió su parte del trato. Me convirtió en su esposa. Una bimbo trofeo, como de revista. Vivíamos en una mansión lujosa, con vistas al mar, y yo me dedicaba a ser perfecta: piel impecable, ropa de marca, uñas largas, labios siempre pintados. Me encantaba ir de compras, gastar su dinero, ser el centro de atención. En cada reunión, cada evento, las otras esposas me miraban con una mezcla de envidia y fascinación. Yo era la más exuberante. La más deseada.


Pero incluso en mi burbuja de placer, la vieja vida regresó un día.


Fue en el supermercado. Mientras caminaba por el pasillo, la vi. Mi madre. A solo unos pasos. Casi dejo caer la bolsa. No me reconoció, por supuesto. ¿Cómo podría? Me convertí en una caricatura sexualizada de feminidad. Pero sus ojos se posaron en mí por unos segundos más de lo normal. Como si algo en su instinto le dijera que había algo familiar.



Volví a casa temblando. Me miré en el espejo. Me toqué los senos, me senté en el borde de la cama, sintiendo cómo mis muslos se abrían solos por costumbre. Y supe que el chico que ella crió estaba muerto. Yo era su hija ahora… sin que lo supiera.


Hoy, vivo completamente como una mujer. Una bimbo. Una esposa trofeo. Paso mis días entre spa, gimnasio y boutiques. Amo mi cuerpo. Mi trasero se balancea con cada paso. Mis tetas saltan cuando río. Y cuando él me toma por detrás por las noches, gimo como si fuera todo lo que siempre quise ser… porque lo es.


Puede que haya pagado un precio alto. Pero obtuve algo mucho más grande: el cuerpo, la vida, y el placer que siempre anhelé.

Y aunque mi familia nunca conozca la verdad… yo sí la conozco.

Soy feliz.


Soy la bimbo que siempre quise ser.


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domingo, 6 de abril de 2025

 

me miro en el espejo y veo a una hermosa mujer madura. Mis labios rojos, perfectamente delineados, combinan con el sexi antuendo que abraza mis curvas en los lugares correctos. Mi cabello, peinado con cuidado, cae sobre mis hombros con elegancia. Todo parece perfecto, pero algo dentro de mí me susurra que esta no soy yo.



A veces, tengo sueños. Son fragmentos extraños de una vida que no debería recordar. En ellos, soy un chico joven en un laboratorio lleno de luces cegadoras y máquinas que zumban. Veo tubos burbujeando con líquidos extraños y escucho voces discutiendo cosas que no entiendo. Me despierto sudando, con un nudo en el estómago. Mi marido siempre está ahí, preocupado, preguntándome qué pasa.


Le conté sobre esos sueños, sobre cómo algo en mi interior me dice que hay otra vida que no recuerdo. Pero él siempre me calma. Me asegura que son solo residuos de estrés, imaginaciones sin sentido. "Eres mi esposa, la mujer que amo," me dice mientras acaricia mi rostro.


Cuando las visiones se vuelven insoportables, mi marido me guía suavemente a nuestra habitación. Me tumba en el sofá, enciende una pequeña lámpara que emite una luz cálida y empieza su terapia de hipnosis. Su voz es profunda y tranquilizadora, como el murmullo de las olas. Me pide que cierre los ojos, que respire profundamente, que deje ir todo pensamiento que no pertenezca a esta vida.


Al principio, lucho. Siento que estoy perdiendo algo, como si un eco en mi mente intentara aferrarse a mí. Pero su voz siempre vence. Suave, insistente, me sumerge en un lugar donde no hay dudas, donde solo existe el amor que siento por él, el hogar que hemos construido juntos.


Cuando despierto, todo es claro. Las visiones han desaparecido. Miro mi reflejo y no siento conflicto alguno. Soy su esposa, la mujer que adora. Mi mente ya no lucha, no busca respuestas, no cuestiona. Solo vivo mi rol.


Paso los días cuidando de la casa, preparando las comidas que sé que a mi marido le encantan. Él trabaja duro para mantenernos, y yo me aseguro de que todo esté perfecto para cuando regrese. Me esfuerzo por ser la esposa ideal, porque es lo que soy. La hipnosis lo ha dejado claro: no hay otra verdad más que esta.


Por las noches, cuando estoy en sus brazos, siento un placer profundo, como si no existiera nada fuera de este momento. No recuerdo los sueños, ni el laboratorio, ni esas extrañas imágenes de una vida pasada. Solo estoy aquí, en este cuerpo, en esta vida, siendo la mujer que él necesita.



Y aunque a veces, en los momentos más silenciosos, un débil susurro en mi mente intenta gritar que algo está mal, nunca dura mucho. Su amor, su voz, y su cuidado siempre logran silenciar cualquier duda. Porque al final, ¿qué más podría importar? Soy feliz. Soy suya. Soy perfecta.



Hechas para nuestros futuros maridos



¿Renunciarías a tu masculinidad para convertirte en la esposa perfecta de un hombre rico que solucionará todos tus problemas?


Cuando me inscribí en el programa "Hechas para nuestros futuros maridos," nunca imaginé que lo que comenzaría como una solución temporal a mi vida de problemas financieros, terminaría transformándome completamente. En ese momento, la idea de vivir rodeado de lujos y de una vida fácil parecía demasiado tentadora, pero no entendía el costo real de esa promesa.


Desde el principio, me dijeron que no sería solo un cambio físico superficial. Para llegar a ser la esposa que un hombre rico desea, tendría que pasar por un proceso profundo: hormonas, cirugía, e incluso una reprogramación mental. Las primeras semanas fueron las más duras. Inyecciones de estrógenos y testosterona bloqueada comenzaron a transformar mi cuerpo. Mis hombros se estrecharon, mi voz se hizo más suave, y el vello facial comenzó a desaparecer. Cada día me sentía más débil, como si mi antiguo ser estuviera desvaneciéndose, reemplazado por algo nuevo.


Cuando pasé por mi primera cirugía estética, fue como una reinvención total. Me hicieron una rinoplastia para afinar mi nariz, liposucción en la cintura para lograr una figura más curvilínea, y aumentaron mis senos para que fueran firmes y grandes. El proceso fue doloroso, pero al ver los resultados en el espejo, me sentí más hermosa que nunca. Mi cuerpo estaba finalmente alineado con lo que se esperaba de mí.


Pronto me presentaron a Alejandro, mi futuro esposo. Él no era solo rico, sino también extremadamente atractivo. Su vida era un sueño de lujo y viajes. Me mostró su mansión, sus coches deportivos y su vida de fiesta. Pero también esperaba que cumpliera con su visión de esposa perfecta: hermosa, sumisa y siempre deseosa de su compañía. Aunque me trataba como una reina, sentía que mi identidad como hombre había sido borrada por completo.



Ahora soy su esposa, la mujer que siempre quiso. Vivo rodeada de lujo y confort, pero en las noches, cuando me despierto en su cama, miro mi reflejo y me pregunto si realmente soy feliz con lo que he dejado atrás.


Más Testimonios:


Mariana (antes Manuel):

"Lo que más me costó fueron las hormonas. Mi cuerpo cambió de maneras que no imaginaba, y la cirugía fue un proceso largo y doloroso. Pero al final, lo que importó fue que logré la vida que siempre quise: lujos, viajes, y un esposo que me adora. A veces siento que no soy yo misma, pero cuando me miro en el espejo y veo lo hermosa que soy, me siento orgullosa. Aún me pregunto si valió la pena, pero me niego a regresar a mi antigua vida."



Valeria (antes Víctor):

"Al principio, fue el miedo a perder mi masculinidad lo que me frenó, pero luego comprendí que no era solo una transformación física. Las hormonas me hicieron sentir más femenina, y las cirugías fueron casi como una liberación. Mi cuerpo se convirtió en lo que siempre había deseado: curvilíneo, suave, y deseable. Ahora, estoy casada con un hombre rico que me trata como una diosa. Aunque a veces la nostalgia me golpea, mi vida como Valeria es mucho mejor."



Sofía (antes Samuel):

"Recuerdo el dolor de las cirugías, pero ahora, con mi nuevo cuerpo, me siento más completa que nunca. El proceso de cambio fue largo, pero el resultado final valió cada segundo. Mi esposo, un empresario adinerado, está completamente enamorado de mí, y yo de él. No puedo negar que la vida es mucho más fácil y placentera ahora, pero cuando me quedo sola en la noche, me pregunto si mi antiguo yo, Samuel, estaría orgulloso de la mujer en la que me he convertido."



¿Tú lo harías? ¿Te inscribirías en el programa?


Porque una vez que entras... no hay vuelta atrás.


Explorando el cuerpo de la señora Uzumaki



Inojin Yamanaka no podía evitarlo. Había algo en la señora Hinata Uzumaki que lo fascinaba. Desde pequeño la había admirado por su amabilidad, su elegancia y esa belleza que parecía eterna. Pero en los últimos años, esa admiración había evolucionado en algo más oscuro, algo que no se atrevía a compartir con nadie, ni siquiera con sus propios pensamientos.


Esa tarde, escondido en las escaleras de su casa, observaba cómo la señora Uzumaki conversaba con su madre, Ino. Su suave risa resonaba como una melodía, y los movimientos sutiles de sus manos al hablar parecían hipnotizarlo. Su figura, perfectamente delineada incluso bajo aquella blusa holgada y esos mini shorts que realzaban sus caderas, lo mantenía absorto.


Cuando Hinata se despidió, inclinándose ligeramente para abrazar a Ino, Inojin tuvo un destello de deseo. "Tengo que verla más de cerca", pensó. Siguiendo con la mirada desde la ventana de su habitación, vio cómo la señora Uzumaki caminaba de regreso a su casa. Sus caderas se balanceaban con cada paso, y esa imagen encendió algo en su interior.


Sin pensarlo dos veces, realizó el jutsu de posesión de su clan. Era un riesgo, pero la tentación era demasiado fuerte. En un instante, sintió cómo su conciencia abandonaba su cuerpo y se trasladaba al de Hinata Uzumaki. Abrió los ojos y jadeó suavemente al sentir el peso de sus grandes senos apretados contra la blusa. Sus manos, ahora más pequeñas y delicadas, se deslizaron instintivamente hacia sus caderas, notando cómo los shorts marcaban cada curva. La sensación de la ropa interior ajustada entre sus piernas lo hizo estremecerse.


"Esto es… increíble", pensó mientras miraba sus manos femeninas. Dio un par de pasos, tambaleándose al principio, pero pronto se acostumbró al balanceo natural de las caderas de Hinata. Sentía cómo la suavidad de sus muslos rozaba con cada movimiento, una experiencia completamente nueva y excitante.

Caminó con confianza hacia la residencia Uzumaki, sintiendo cómo las miradas curiosas de los vecinos seguían su paso. Cada mirada alimentaba su ego. Al llegar a la casa, cerró la puerta detrás de él y se dirigió directamente al dormitorio principal. No podía soportarlo más; necesitaba ver todo.


De pie frente al espejo, comenzó a desvestirse lentamente, casi como si quisiera saborear cada momento. Primero deslizó los tirantes de la blusa, dejando al descubierto los grandes senos que habían capturado su imaginación durante tanto tiempo. Luego, bajó los shorts ajustados, quedándose solo con la ropa interior. Se tomó un momento para observar su reflejo: los senos redondos y firmes, el vientre no tan plano con poco de grasa abdominal, las caderas anchas y bien definidas, y el pequeño triángulo caro, coronado un arbusto de bellos pubicos perfectamente arreglado entre sus piernas, la definición anatómica de una mujer madura.


"Es perfecto… ella es perfecta", murmuró con una voz suave, casi un susurro.


Tomó el teléfono de Hinata del tocador y comenzó a posar frente al espejo. Levantó un poco los senos, sintiendo su peso real en las manos, y tomó algunas fotos desde diferentes ángulos. Cada clic del teléfono lo hacía sonreír con picardía. Envió las fotos a su propio número, asegurándose de borrar los mensajes después. Era un recuerdo que no podía dejar pasar.


Sin embargo, mientras miraba el cuerpo desnudo de Hinata una vez más, algo lo detuvo. la combinación entre culpa y emoción invadió su pecho. ¿Qué pasaría si lo descubrieran? ¿Qué diría su amigo Boruto si supiera que había usado a su madre de esta manera? Pero no podía arrepentirse, no después de lo que había sentido.


Respirando profundamente, volvió a vestirse, ajustando cada prenda con cuidado. Sabía que tenía que regresar a su cuerpo antes de que alguien notara algo extraño. Dejó la casa de los Uzumaki tal como la encontró, y con un último vistazo al espejo, deshizo el jutsu y volvió a su cuerpo original.


De regreso en su habitación, aún sentía la piel suave de Hinata y el aroma floral que parecía impregnarla. Las imágenes que había tomado eran un testimonio de lo que había vivido, un recuerdo prohibido que sabía que nunca podría compartir, pero que lo acompañaría para siempre.




.

 


Nunca imaginé que mi vida daría este giro tan inesperado. Durante años, Tom y Jack hicieron de mi existencia un verdadero infierno. Eran despiadados, los típicos bravucones de secundaria que no podían ver a alguien como yo sin encontrar una forma de humillarlo. Pero el destino —y un poco de ciencia experimental— les devolvió con creces todo lo que me hicieron.


Hoy, Amanda y Miranda, las versiones femeninas de mis antiguos tormentos, están de rodillas frente a mí. Con sus cuerpos irresistibles, curvas sensuales y miradas llenas de deseo, parecen dos modelos creadas para complacerme. Sus caderas amplias, pechos generosos y suaves labios carmesí esconden el hecho de que, no hace tanto tiempo, eran dos chicos crueles y engreídos.


Amanda, la más atrevida, no pierde tiempo. Su lengua recorre con maestría toda la longitud de mi pene, disfrutando cada movimiento como si fuera su razón de existir. Mientras tanto, Miranda se encarga de mis testículos, alternando suaves besos y lamidas, susurrando pequeñas súplicas para que la elija a ella como mi favorita.



—Maestro... —murmura Amanda mientras me mira con ojos brillantes—, ¿cuál de nosotras será la primera en darte un hijo?


La pregunta me toma por sorpresa, pero al mismo tiempo, enciende algo dentro de mí. Nunca antes había considerado esa posibilidad, pero ahora que lo pienso, sus cuerpos parecen diseñados para eso. Las caderas redondeadas y firmes de ambas, junto con su sumisión absoluta, las convierten en candidatas perfectas.


—¡No, maestro! —interviene Miranda, apretando sus pechos contra mi muslo en un gesto provocador—. Yo puedo darte un bebé más rápido. Mira mis caderas, están hechas para llevar a tu hijo.


El brillo competitivo en sus ojos me divierte. Ambas están dispuestas a todo por ganarse mi favor, incluso enfrentarse entre sí, pero siempre con una devoción absoluta hacia mí.


—Tranquilas, chicas —digo mientras acaricio el cabello de ambas, disfrutando de cómo se estremecen al contacto—. Aún no he decidido quién será la primera, pero no se preocupen... las dos tendrán su turno.


Amanda se relame los labios mientras Miranda sonríe, ambas imaginando el momento en que puedan llevar a mi hijo dentro de ellas. Pero esto no es solo una cuestión física. La poderosa hormona que desarrollé no solo transformó sus cuerpos, sino que también reinició sus mentes. Ahora, en lugar de ser los bravucones que solían ser, son dos mujeres totalmente sumisas, con un deseo incontrolable de complacerme.


—Por favor, maestro —insiste Amanda, apretando sus pechos juntos para llamar mi atención—. Déjame demostrarte que yo soy la mejor opción.


—No seas egoísta, Amanda —responde Miranda, deslizando una mano por su abdomen mientras me mira con ojos lascivos—. Yo puedo darte hijos hermosos, y sabes que soy más obediente.


Las palabras de ambas están cargadas de deseo, pero también de una dulzura que nunca habría imaginado en los chicos crueles que solían ser. Me inclino hacia atrás, disfrutando de la escena frente a mí, mientras considero mis opciones.


La idea de ver a una de ellas embarazada, sus cuerpos perfectos cambiando para llevar a mi hijo, me llena de satisfacción. Sus vientres redondeados, sus pechos hinchados... y, aun así, completamente dedicadas a complacerme incluso en ese estado.


—Tal vez deba ponerlas a prueba —digo finalmente, disfrutando del brillo de anticipación en sus ojos—. Quiero ver quién de las dos merece el honor de llevar a mi hijo primero.


Ellas asienten emocionadas, listas para demostrar su devoción de cualquier forma que les pida. Lo que empezó como venganza ahora es algo mucho más dulce. Amanda y Miranda son mías, en cuerpo y alma, y no hay nada que no harían para complacerme.





La Nueva Normalidad

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