Cap trans ...19

Hace unos años, mi vida dio un giro inesperado. Después de vivir mis primeras dos décadas como un chico más en el mundo, ahora me encuentro completamente transformada, viviendo como una mujer trans. No queda ni un rastro del hombre que solía ser. 

Es increíble, ¿verdad? Mírame ahora.

¿Extraño mi masculinidad? ¡Para nada! Aunque conservo mi pene, ha disminuido tanto que casi parece que no tengo nada entre las piernas. Incluso he cambiado mis hábitos, ahora hago pipí sentada, pero no veo nada de malo en ello. Solo resulta molesto en público porque tengo que usar uno de los pocos cubículos de caballeros. Me imagino que será mucho mejor cuando pueda cambiarme completamente y usar el de damas; nadie notaría la diferencia.

Es una locura, pero me encanta. Me siento completamente integrada con las mujeres, mi maquillaje es impecable. Y ¡oh! cómo amo la ropa y los zapatos femeninos. Cada vez que me deslizo en un par de tacones altos o me envuelvo en un vestido elegante, siento una ola de confianza y feminidad que nunca experimenté antes. La textura suave de las telas, los colores vibrantes, cada detalle cuidadosamente seleccionado; todo contribuye a mi sensación de autenticidad y plenitud como mujer.

 Me encanta la forma en que la gente me mira como u nbelleza exótica , cómo mi presencia encaja naturalmente en cualquier entorno femenino. Siento que finalmente he encontrado mi lugar en el mundo, y estoy emocionada por explorar todas las posibilidades que me esperan como una mujer completa y realizada.

Pero no fue fácil... Fue un proceso extremadamente doloroso y costoso, pero cada momento valió la pena para alcanzar la plenitud de mi feminidad. Me sometí a implantes de senos, liposucción para definir mi cintura, inyecciones en los labios y otros procedimientos quirúrgicos para afinar cada detalle. Además, estoy siguiendo un régimen de consumo de estrógenos para mantener mi feminidad.

No pude evitarlo, simplemente necesitaba experimentar la feminidad en su máxima expresión. Aunque no tengo una vagina, me siento tan femenina de la cintura para arriba, y eso es lo que realmente necesitaba.

Mirenme mis pechos sí, som orbes carnosos de deleite adornan mi pecho ahora. Se sacuden con cada movimiento, rebotan con cada paso que doy, pero, sobre todo, se sienten tan suaves, sensibles y, por tonto que parezca, femeninos. Cada caricia, cada roce, despierta sensaciones eléctricas que recorren todo mi cuerpo, haciéndome sentir más viva y femenina que nunca. Y cuando se trata de sensualidad, mis senos no son la única parte de mí que ha despertado. Mis labios están más suaves y carnosos que nunca, ansiosos por ser besados y acariciados. Y mis caderas, oh, mis caderas son el epítome de la tentación, invitando a las manos a explorar cada curva y contorno con deseo insaciable. Cada susurro, cada suspiro, es una invitación a la pasión desenfrenada... literalmente detiene el tráfico solo para que me miren pasar 

Llevo así unos años y simplemente es increíble pensar que soy una mujer. Esto es lo que siempre debí haber sido, una femenina, una hembra, una dama, no un hombre...

Lo sé, no tengo una vagina, pero aún así, mi puerta trasera está lista y adaptada para complacer a cualquier hombre que me tome como su mujer. Es una experiencia completamente nueva, pero me siento lista para abrazarla con las piernas abumiertas.

Mi personalidad sumisa y complaciente se revela en la intimidad. Estoy dispuesta a brindar placer en todas sus formas, desde el sexo anal hasta el oral. Mi mayor deseo es satisfacer a mi hombre en todos los sentidos, incluso bebiendo sus fluidos con devoción, un acto que refleja mi profundo deseo de conexión y entrega.

Le imploro a cualquier chico que tenga alguna idea sobre cómo es ser mujer que haga el cambio, que cruce al otro lado como yo. ¡No te arrepentirás! Descubrirás una parte de ti mismo que nunca supiste que existía, y te sorprenderá la increíble libertad y plenitud que encontrarás en el camino hacia la verdadera autenticidad

Ahora que me siento femenina, puedo percibir la sensualidad del estrógeno corriendo por mis venas, sentir su influencia amorosa y calmante en mi ser.