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Kamui

sábado, 11 de mayo de 2024

Ha pasado u tienpo (dawn)





Vaya, no puedo creer que ya lleve cinco años viviendo como una mujer madura de 40 años y siendo la esposa de un hombre de 50 años. A veces me maravillo de cómo he logrado adaptarme a este nuevo papel en mi vida. Cada mañana, al despertar, me sumerjo en la rutina de una esposa comprometida y una mujer segura de sí misma. 


 Al principio, el shock de despertar un día y encontrarme en este cuerpo desconocido fue abrumador. Las curvas, las arrugas, todo era extraño y ajeno para mí. 

Pero con el tiempo, fui adaptándome a esta nueva identidad que la vida me habían impuesto. Aunque al principio luchaba con la confusión y el desconcierto, aprendí a aceptar esta nueva realidad. 


 Recuerdo claramente los primeros días, cuando me resultaba increíblemente difícil acostumbrarme a tener senos. Los implantes expansores fueron todo un desafío; cada ajuste y expansión era acompañado por sensaciones extrañas y dolorosas, pero poco a poco, a medida que alcanzaban el volumen adecuado, empecé a sentirme más cómoda con mi nueva figura.

Vivir sin mi pene fue un ajuste aún mayor. La cirugía para extirparlo y reconstruir en su lugar una vagina fue un proceso largo y complejo, lleno de consultas médicas, procedimientos quirúrgicos y tiempo de recuperación. Pero cada paso del camino valió la pena cuando finalmente pude apreciar la belleza y funcionalidad de mi nueva anatomía. Además, con mi tratamiento hormonal previo, el tamaño de mi pene original no era significativo, así que no perdí mucho en ese aspecto.


Los implantes en las caderas y glúteos, junto con la redistribución de grasa, también jugaron un papel importante en mi transformación física. Cada sesión de cirugía plástica y cada sesión de recuperación me acercaban más a la imagen de feminidad que deseaba, aunque también implicaban dolor y tiempo de inactividad. Los implantes en las caderas agregaron curvas femeninas a mi figura, mientras que el aumento de los glúteos me proporcionó una silueta más redondeada y femenina. Aunque el proceso fue largo y doloroso, cada momento de incomodidad valió la pena cuando finalmente pude ver los resultados y sentirme más segura en mi propia piel.

Luego pasamos a las extensiones de cabello para obtener una cabellera más larga, tal como a él le gustaba. Las extensiones agregaron volumen y longitud a mi cabello, permitiéndome experimentar con diferentes estilos y looks femeninos. Además, un poco de relleno en mis labios realzó mi sonrisa y me dio una apariencia más juvenil y atractiva.

Aunque al principio tenía dudas sobre las uñas postizas largas, accedí a probarlas por él. Resultó que realmente me encantaba el aspecto elegante y femenino que añadían a mis manos. Además, el sonido sutil que hacían al tocar las cosas o al chocar entre sí.

mis orejas fueron perforadas para poder usar grandes aros como artes. Cada par de aros añadía un toque de feminidad y elegancia a mi apariencia, 

Y no podríamos olvidar la importancia de la lencería y la ropa de marca para completar mi imagen. Cada pieza de lencería era seleccionada cuidadosamente  para enmarcar mi feminidad, y cada atuendo elegido con cuidado y atención al detalle me permitió expresar mi feminidad al mundo. Desde vestidos elegantes hasta conjuntos de lencería seductores, se convirtióron en una afirmación de mi nueva identidad.



A pesar de que hace casi nada me consideraba un chico 100% heterosexual y para nada afeminado, ahora encuentro una profunda satisfacción en ocupar este rol femenino. 
Desde el suave roce de la lencería hasta los vestidos que realzan mi figura y resaltan mis curvas me hacen sentir bella y segura.

Maquillarme cada mañana se ha convertido en un ritual. Los tonos suaves y femeninos resaltan mis rasgos faciales y me hacen sentir poderosa. Además, cuidar la suavidad de mi piel se ha vuelto una prioridad, y dedico tiempo cada día a aplicar cremas y tratamientos para mantenerla radiante y sedosa al tacto.

Pintarme los labios con tonos vibrantes y pintar mis uñas con colores llamativos se ha convertido en una forma de expresión personal que me llena de alegría y satisfacción. Cada detalle de mi  feminidad deve ser perfecta, y encontrar el equilibrio adecuado entre lo sutil y lo llamativo es un arte que disfruto perfeccionando cada día.

Visitar el spa los jueves se ha convertido en un oasis de relajación en medio de mi ajetreada semana, un momento para desconectar del mundo exterior y centrarme en mí misma. Y salir de compras los martes y viernes y adquirir nuevas prendas para llenar mi ya enorme closed

Mi integración en el vecindario como una de las esposas más ha sido sorprendentemente fluida, y he establecido amistades cercanas con mujeres como Lauren y Shell. Nuestras salidas juntas son momentos de complicidad y camaradería, donde compartimos nuestras experiencias como esposas y aveses mal habalr de las otras eposas con las que no nos llevamos. Ya sea tomando el té en casa de alguna de ellas, saliendo a un bar o simplemente nadando en la piscina en las tardes calurosas



Es increíble pensar que hace apenas dos años tenía una novia y estábamos planeando casarnos juntas. Pero ahora, mi vida ha dado un giro inesperado y estoy casada con Ramiro, un hombre apuesto de 58 años que me trata como a una reina y cumple todos mis caprichos. Al principio, temía que vivir como la esposa de un hombre mayor fuera un infierno, pero en estos dos años Ramiro ha demostrado ser un compañero increíblemente comprensivo y atento.

Ramiro no solo me ha ayudado a adaptarme a mi nueva identidad como mujer, sino que también me ha enseñado los placeres de ser mujer de una manera que nunca antes había experimentado. Incluso me ayudó a superar la nostalgia por mi antiguo cuerpo masculino, mostrándome que la feminidad puede ser tan poderosa y satisfactoria.

En nuestra vida sexual, he adoptado el rol femenino, abriendo mis piernas para Ramiro y permitiéndole entrar en mí. Al principio, fue un poco extraño asumir este rol, pero con el tiempo me he acostumbrado y he aprendido a disfrutar plenamente de nuestra intimidad como mujer.

En nuestra vida sexual, uno de los momentos que más me excitan es cuando Ramiro suelta su carga de esperma dentro de mi vagina. Cada vez que siento su calor llenándome, experimento una oleada de placer que me hace gemir de satisfacción. Aunque sé que no puedo quedar embarazada, me gusta jugar un pequeño juego entre nosotros. Después de nuestro ardiente encuentro, me toco el vientre y le susurro en el oído, con una sonrisa traviesa en los labios, "Esta vez sí me vas a dejar embarazada". La mirada lujuriosa en sus ojos y la risa cómplice que compartimos añaden un elemento de excitación adicional a nuestra intimidad,



Como su mujer, me esfuerzo al máximo por satisfacer cada uno de sus deseos más íntimos. Me encanta vestirme con hermosos vestidos que sé que le excitan, resaltando cada curva de mi cuerpo y provocando su deseo. Pero en las noches, es cuando verdaderamente me entrego a él. Me deslizo en lencería exótica y transparente, dejando poco a la imaginación, para que pueda apreciar cada centímetro de mi piel con una lujuria ardiente.

En nuestras sesiones de intimidad, no hay límites. Me sumerjo en cumplir cada uno de sus deseos más perversos. Desde el sexo oral, donde me deleito en cada centímetro de su miembro, perdiéndome en el placer de satisfacerlo completamente, hasta el sexo anal, que he aprendido a disfrutar con cada embestida. Incluso beber su semen se ha convertido en un acto de sumisión y deseo para mí, alimentando mi pasión por el.


Además, compartir la cama abrazados cada noche y compartir la ducha cada mañana se ha convertido en una parte fundamental de nuestra relación. 


No puedo evitar asombrarme al recordar al chico que solía ser hace cinco años. Ahora, me siento plenamente feliz como la mujer que soy, especialmente al estar casada con un hombre tan maravilloso como Ramiro. Todo parece haber terminado de manera perfecta para mí.

Me he convertido en una especie de esposa trofeo para Ramiro. Él me lleva a almuerzos y cenas en los restaurantes más lujosos, lo cual disfruto enormemente.

En cuanto a las tareas del hogar, tengo criadas que se ocupan de todo. Mi único deber es mantenerme hermosa para mi esposo, y lo hago con gusto.

Todo comenzó cuando aquel extraño en su lujoso coche me ofreció cambiar mi vida...

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