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Kamui

viernes, 20 de diciembre de 2024

🆕️ Atdado a un destino incierto



Todo comenzó la noche en que me raptaron. Había salido tarde del instituto , distraído perdido escuchando musica y agotado, cuando unas manos fuertes me sujetaron desde atrás. Antes de poder gritar, sentí una aguja perforar mi cuello. Mi visión se oscureció, y lo último que escuché fue el sonido de un motor arrancando.


Desperté atado  en una habitación mal iluminada. Mi cuerpo se sentía extraño, pesado de una forma que no podía explicar. Cuando levanté la vista, un espejo me devolvió una imagen que me congeló de miedo.


No era yo. Mi piel era suave y tersa, mis pechos sobresalían firmes y grandes, y mis caderas eran anchas, diseñadas para seducir. Mis facciones eran familiares, pero no porque fueran las mías. Era mi madre. Mi propia madre. Grité, pero la voz que salió de mi boca era suya y lo mas peor era.que mire abajo y no veia mi pene.


“Bienvenido a tu nueva vida,” dijo una voz desde las sombras. Una mujer elegante, vestida con una bata blanca de laboratorio, salió caminando lentamente hacia mí. Su sonrisa era tan fría como su mirada. “Te hice lo más parecido a tu madre. Cada curva, cada detalle... incluso tu voz. Ahora, tú eres ella.”


“¿Por qué? ¿Por qué estás haciendo esto?”, grité, aunque mi voz apenas salió como un susurro quebrado.


“Nada personal”, respondió con una sonrisa. “Digamos que mi cliente tiene una... obsesión con tu madre. Creo que se trata de un exnovio que nunca logró superarla. Siempre quiso volver a tenerla, pero como eso ya no es posible, tú serás lo más cercano que podrá tener.”


Mis ojos se abrieron de par en par mientras intentaba procesar lo que estaba diciendo. “¿Qué? ¿Un exnovio? ¡Esto es una locura!”


“Quizás para ti”, dijo con calma mientras ajustaba un mechón de mi cabello. “Pero para él, eres un sueño hecho realidad.”


Pronto senti los ojos pesdos y todo se volvio oscuro,  cuando desperte ahora estaba atado de pues y manos en una cama...



La puerta se abrió y entró un hombre alto con una sonrisa maliciosa. Mis piernas temblaron cuando lo vi. Ella se inclinó hacia mí, susurrando en mi oído: “Ahora viene a probarte. Harás todo lo que él diga, y lo harás como lo haría tu madre. O te aseguro que esto solo será el principio de tu castigo.


“Aquel hombre vino a probar tu vagina”, dijo la mujer con una sonrisa cruel, sus dedos jugando con un mechón de mi cabello mientras me mantenía atado. Su voz era un recordatorio de lo indefenso que estaba, atrapado en este cuerpo que no era mío.


El hombre, alto y de mirada oscura, se acercó lentamente, deleitándose con cada paso. Sus ojos recorrieron mi cuerpo, estudiando cada curva que ahora llevaba, cada detalle que había sido diseñado para satisfacer sus deseos. Sentí mi pecho subir y bajar rápidamente, atrapado por el pánico.


Intenté gritar, resistirme, pero las cuerdas que me ataban eran inquebrantables, y mi voz, ahora suave y seductora, no podía expresar mi verdadero miedo. Mis piernas temblaban, pero estaban inmóviles; mi cuerpo no respondía a mi voluntad.


“Eres perfecta”, murmuró el hombre mientras sus manos comenzaban a explorar mi piel. Quise llorar, pero ni siquiera eso parecía permitido.


“Ahora entiendes lo que significa ser completamente impotente, ¿verdad?”, dijo la mujer, sus ojos llenos de satisfacción mientras observaba mi desesperación. “No solo te robamos tu cuerpo, te robamos tu control. Eres un objeto, un recuerdo viviente, y cumplirás el propósito que hemos decidido para ti.”


El hombre se inclinó, sus labios rozando mi oído mientras su aliento cálido me provocaba escalofríos. “Ahora eres mía”, susurró con voz grave.


No podía hacer nada. No podía escapar. Estaba atrapado, impotente, reducido a ser un juguete en manos de quienes habían decidido mi destino. Y en ese momento, entendí que no había esperanza. Esta era mi nueva realidad, y no había forma de volver atrás.

se acercó aún más. Mi cuerpo estaba completamente expuesto, mis piernas abiertas en una posición vulnerable, incapaz de resistirme. No importaba cuánto luchara en mi mente; mi cuerpo traicionado no respondía.


Él tomó su tiempo, disfrutando de mi impotencia. “Mírate,” murmuró con una mezcla de burla y deseo, “tan lista para cumplir el propósito para el que fuiste creada.”


Su pene se acercó lentamente a mi nueva vagina. Yo no podía hacer nada. Mis piernas no se cerraban, mi voz no gritaba, y todo en mí estaba diseñado para permitirle el libre acceso.


En ese momento, sentí cómo el tipo tomo con su mano la base de su pene, lo restregó de arriba abajo por mi vagina y alcanzando la entrada de mi coño lentamente lo iba me iba penetrando.


Después de unos minutos, sentí cómo aquel hombre vaciaba su semilla dentro de mi nuevo cuerpo, cada segundo intensificando mi humillación. Mi respiración era pesada, mi mente un torbellino de emociones que oscilaban entre el asco y la impotencia.


Él se levantó, ajustando su ropa mientras me observaba una última vez con una sonrisa de satisfacción. Luego se giró hacia la mujer que nos observaba desde las sombras. “Estoy satisfecho”, dijo con una voz calmada y firme, como si todo lo que había ocurrido fuera lo más natural del mundo.


Mi cara era un reflejo perfecto de mi desesperación. Mis labios temblaban, mis ojos estaban llenos de lágrimas contenidas, y mi cuerpo, ahora un instrumento ajeno, no me obedecía.


La mujer se acercó lentamente, inclinándose para quedar a mi altura. Su expresión era de triunfo mientras me miraba fijamente. “Descuida, cariño,” dijo con una voz burlona y casi maternal, “esto no es el final de tu transformación.”


Su mano acarició mi cabello, como si estuviera consolándome. “Sé que ahora estás luchando. Pero eso es solo temporal. Con el tiempo, te vamos a lavar el cerebro hasta que no quede ni un rastro del hombre que solías ser. Te convertirás en una mujer devota, completamente entregada al pene de tu nuevo hombre.”


Sus palabras eran como un veneno, perforando cualquier resistencia que me quedara. Cerré los ojos, intentando bloquear su voz, pero no podía. Su risa suave llenó la habitación mientras sus palabras se grababan en mi mente: “Pronto no solo aceptarás tu nueva vida, la desearás. Y cuando llegue ese momento, sabrás que tu verdadera lucha habrá terminado.”


Con ese pensamiento, me quedé atado, consciente de que cada segundo que pasaba me alejaba más de quien solía ser, y más cerca de convertirme en su creación perfecta.





6 comentarios:

  1. Que buena historia,nose si aceptes peticiones en caso de que si
    Me gustaría pedirte una historia donde yo estoy entrenando en un Gym como de costumbre cuando ocurre el Caos Universal todos los del gym cambiamos cuerpos yo termino en una chica y como nadie sabe quien es quien aprovechan para abusar de la chicas

    Jajjaaja nose si me di a entender saludos

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    Respuestas
    1. Pero que sea una chica gorda para que sea más interesante y vea que ahora es más difícil todo pero que poco a poco vaya bajando de peso para ponerse en forma

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    2. Jajajaj como, no te entendi bien

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    3. Hazme caso a mi que fui el que mejoró la idea

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