Inojin Yamanaka no podía evitarlo. Había algo en la señora Hinata Uzumaki que lo fascinaba. Desde pequeño la había admirado por su amabilidad, su elegancia y esa belleza que parecía eterna. Pero en los últimos años, esa admiración había evolucionado en algo más oscuro, algo que no se atrevía a compartir con nadie, ni siquiera con sus propios pensamientos.
Esa tarde, escondido en las escaleras de su casa, observaba cómo la señora Uzumaki conversaba con su madre, Ino. Su suave risa resonaba como una melodía, y los movimientos sutiles de sus manos al hablar parecían hipnotizarlo. Su figura, perfectamente delineada incluso bajo aquella blusa holgada y esos mini shorts que realzaban sus caderas, lo mantenía absorto.
Cuando Hinata se despidió, inclinándose ligeramente para abrazar a Ino, Inojin tuvo un destello de deseo. "Tengo que verla más de cerca", pensó. Siguiendo con la mirada desde la ventana de su habitación, vio cómo la señora Uzumaki caminaba de regreso a su casa. Sus caderas se balanceaban con cada paso, y esa imagen encendió algo en su interior.
Sin pensarlo dos veces, realizó el jutsu de posesión de su clan. Era un riesgo, pero la tentación era demasiado fuerte. En un instante, sintió cómo su conciencia abandonaba su cuerpo y se trasladaba al de Hinata Uzumaki. Abrió los ojos y jadeó suavemente al sentir el peso de sus grandes senos apretados contra la blusa. Sus manos, ahora más pequeñas y delicadas, se deslizaron instintivamente hacia sus caderas, notando cómo los shorts marcaban cada curva. La sensación de la ropa interior ajustada entre sus piernas lo hizo estremecerse.
"Esto es… increíble", pensó mientras miraba sus manos femeninas. Dio un par de pasos, tambaleándose al principio, pero pronto se acostumbró al balanceo natural de las caderas de Hinata. Sentía cómo la suavidad de sus muslos rozaba con cada movimiento, una experiencia completamente nueva y excitante.
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Caminó con confianza hacia la residencia Uzumaki, sintiendo cómo las miradas curiosas de los vecinos seguían su paso. Cada mirada alimentaba su ego. Al llegar a la casa, cerró la puerta detrás de él y se dirigió directamente al dormitorio principal. No podía soportarlo más; necesitaba ver todo.
De pie frente al espejo, comenzó a desvestirse lentamente, casi como si quisiera saborear cada momento. Primero deslizó los tirantes de la blusa, dejando al descubierto los grandes senos que habían capturado su imaginación durante tanto tiempo. Luego, bajó los shorts ajustados, quedándose solo con la ropa interior. Se tomó un momento para observar su reflejo: los senos redondos y firmes, el vientre no tan plano con poco de grasa abdominal, las caderas anchas y bien definidas, y el pequeño triángulo caro, coronado un arbusto de bellos pubicos perfectamente arreglado entre sus piernas, la definición anatómica de una mujer madura.
"Es perfecto… ella es perfecta", murmuró con una voz suave, casi un susurro.
Tomó el teléfono de Hinata del tocador y comenzó a posar frente al espejo. Levantó un poco los senos, sintiendo su peso real en las manos, y tomó algunas fotos desde diferentes ángulos. Cada clic del teléfono lo hacía sonreír con picardía. Envió las fotos a su propio número, asegurándose de borrar los mensajes después. Era un recuerdo que no podía dejar pasar.
Sin embargo, mientras miraba el cuerpo desnudo de Hinata una vez más, algo lo detuvo. la combinación entre culpa y emoción invadió su pecho. ¿Qué pasaría si lo descubrieran? ¿Qué diría su amigo Boruto si supiera que había usado a su madre de esta manera? Pero no podía arrepentirse, no después de lo que había sentido.
Respirando profundamente, volvió a vestirse, ajustando cada prenda con cuidado. Sabía que tenía que regresar a su cuerpo antes de que alguien notara algo extraño. Dejó la casa de los Uzumaki tal como la encontró, y con un último vistazo al espejo, deshizo el jutsu y volvió a su cuerpo original.
De regreso en su habitación, aún sentía la piel suave de Hinata y el aroma floral que parecía impregnarla. Las imágenes que había tomado eran un testimonio de lo que había vivido, un recuerdo prohibido que sabía que nunca podría compartir, pero que lo acompañaría para siempre.
sube mas de este material del mundo naruto , las habilidades de ino o inojin son interesantes
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