馃棷RECUERDEN QUE SUBIMOS DE 3 A 4 CAP, CADA FIN DE SEMANA 馃棷

viernes, 27 de diciembre de 2024

La Nueva Diosa del Sexo



Desde peque帽o, las historias sobre el linaje divino de mi familia me parec铆an fantas铆as absurdas. Pero una noche, todo cambi贸. Una figura luminosa apareci贸 en mi habitaci贸n mientras dorm铆a. Su voz reson贸 como un eco profundo, cargado de autoridad y deseo.


"Tu tiempo ha llegado. Es hora de que renazcas como la nueva deidad del placer. Prep谩rate para aceptar tu verdadero destino."


Antes de que pudiera responder, una oleada de calor recorri贸 mi cuerpo, transform谩ndolo desde las entra帽as. Mi piel comenz贸 a brillar con una perfecci贸n sobrenatural, mis m煤sculos se suavizaron y mis hombros se estrecharon. Mi pecho ard铆a con intensidad, y al mirar hacia abajo, fui testigo de c贸mo mis pectorales se transformaban en unos senos enormes, firmes y redondeados.


La figura habl贸 mientras los admiraba, con temor y misticismo:

"Esos senos tuyos no son solo adornos, son el s铆mbolo de tu poder divino. Cargados de una energ铆a capaz de atraer, consolar y someter a cualquiera que los contemple."


El calor descendi贸 hasta mis caderas, que comenzaron a ensancharse en un arco perfecto. Mi trasero creci贸, convirti茅ndose en una curva generosa y llamativa, dise帽ado para provocar y satisfacer. Mi cintura se afin贸, acentuando cada cent铆metro de mi nueva silueta.


"Tu trasero," continu贸 la voz, "es un trono digno de adoraci贸n. Firme, voluptuoso y preparado para recibir el 茅xtasis m谩s profundo. Tu cintura, delgada como una obra de arte, est谩 dise帽ada para resaltar tu feminidad y atraer miradas como un im谩n."


Mi rostro cambi贸, mis labios se hincharon hasta convertirse en una boca carnosa, tentadora, perfecta para encender los deseos m谩s oscuros.

"Esos labios tuyos son armas divinas," declar贸. "Capaces de dar placer oral como ning煤n mortal jam谩s so帽ar铆a. Cada beso ser谩 un fest铆n de 茅xtasis."


Finalmente, una presi贸n c谩lida se centr贸 entre mis piernas y detr谩s de m铆. Sab铆a que mi cuerpo hab铆a cambiado completamente.

"Tu vagina," coronada por delicados y finos vellos que son s铆mbolo de madurez y feminidad," dijo la figura con voz reverente, "es un templo sagrado de placer, dise帽ado para otorgar 茅xtasis y recibir adoraci贸n.". Puede llevar a dos hombres al 茅xtasis simult谩neamente, mientras tu ano, firme y listo, est谩 preparado para ser tomado y dar placer a quien tenga la suerte de adorarte."


"El semen, desde ahora, ser谩 el n茅ctar m谩s dulce que probar谩s," continu贸 la figura, "una fuente de vitalidad divina que nutrir谩 tu cuerpo y potenciar谩 tu esencia como diosa del placer."

Mi respiraci贸n era pesada. Mi cuerpo entero estaba vivo con una energ铆a que nunca antes hab铆a sentido. Cada curva, cada cent铆metro de mi piel exudaba deseo y sensualidad.


El entorno cambi贸, y me encontr茅 en un palacio celestial decorado con m谩rmol blanco y sedas rojas, inundado con la fragancia de rosas y miel. Frente a m铆, un espejo gigante reflejaba la imagen de la mujer en la que me hab铆a transformado. Una diosa de curvas imposibles y belleza abrumadora.


"Bienvenida, Aphrodesia," susurr贸 la voz, ahora m谩s suave pero igual de intensa. "Eres la nueva diosa del placer. Con tu cuerpo perfecto y tus dones divinos, llevar谩s 茅xtasis a mortales y dioses por igual. Este es tu prop贸sito eterno."



Observ茅 mi reflejo y sonre铆, dejando que mis manos recorrieran las curvas que ahora defin铆an mi existencia. Si este era mi destino, estaba m谩s que lista para cumplirlo.



jueves, 26 de diciembre de 2024

El Futuro que Nunca Quiso Conmigo



 No lo pod铆a creer. Jessica, quien sol铆a ser mi novio Jeysson, hab铆a publicado una foto en sus redes sociales presumiendo su vientre de 7 meses de embarazo y un brillante anillo de compromiso. Para cualquiera que viera la imagen, era una t铆pica chica feliz, emocionada por convertirse en madre. 




Pero lo que casi nadie sabe es que hace apenas dos a帽os, Jessica era 茅l, y viv铆amos juntos como una pareja.


Siempre quise algo m谩s. Quer铆a matrimonio, quer铆a una familia, quer铆a hijos. Pero cada vez que tocaba alguno de esos temas, Jeysson se pon铆a a la defensiva, incluso molesto. Dec铆a que no estaba listo para esas cosas, que no era para 茅l. Y, bueno, yo nunca insist铆 demasiado... hasta que todo cambi贸.


Un d铆a, sin previo aviso, me dijo que hab铆a estado investigando algo llamado el compuesto V-nus, desarrollado por el famoso Dr. Sanches, y que quer铆a una "nueva oportunidad en la vida". Pens茅 que era una locura, una fase que pasar铆a. Pero no fue as铆. En unas semanas, se transform贸 completamente en Jessica. Nos separamos poco despu茅s. Yo no pod铆a manejarlo.


Desde entonces, no volv铆 a saber nada de ella... hasta ahora. Ah铆 estaba, con una enorme sonrisa, embarazada y comprometida. ¿C贸mo diablos lleg贸 hasta este punto? ¿C贸mo pas贸 de ser mi novio a estar lista para formar una familia que yo siempre quise, pero que 茅l dec铆a que no era posible?


Y aqu铆 estoy, mirando esa foto una y otra vez, pregunt谩ndome: ¿qu茅 carajos pas贸?



mi茅rcoles, 25 de diciembre de 2024

馃啎️



Era la v铆spera de Navidad, y Santa Claus estaba agotado tras una larga noche de trabajo. Decidi贸 hacer una parada extra en la casa del Dr. S谩nchez, un exc茅ntrico cient铆fico conocido por sus extra帽os experimentos y curiosas creaciones. No era la primera vez que Santa visitaba su casa, pero algo en esta ocasi贸n le parec铆a diferente, como si una fuerza invisible lo estuviera atrayendo hacia all铆.


Cuando lleg贸, el Dr. S谩nchez lo recibi贸 con una sonrisa astuta. "¡Ah, Santa! Tengo algo muy especial para ti este a帽o," dijo mientras lo invitaba a entrar. En el centro de la sala, sobre una mesa, hab铆a una caja llena de galletas decoradas con formas sensuales y brillantes. "Estas son las Galletas Venus," explic贸 el Dr. S谩nchez. "Son un nuevo invento m铆o, una mezcla de magia y ciencia que transforma... lo que sea que las coma."


Santa, curioso pero tambi茅n un poco cansado, no pens贸 mucho en las advertencias del cient铆fico. Se acerc贸 a la mesa y, sin dudarlo, tom贸 una de las galletas decoradas con un glaseado dorado y la mordi贸. En el momento en que el sabor dulce y especiado invadi贸 su boca, una ola de calor recorri贸 su cuerpo. Un cosquilleo comenz贸 a extenderse por su piel, y en segundos, su cuerpo comenz贸 a transformarse.


Su barriga se aplan贸, su pecho se redonde贸 y sus caderas se ensancharon, creando una figura curvil铆nea que jam谩s hab铆a imaginado tener. Su rostro, antes serio y sabio, se suaviz贸, sus labios se hicieron m谩s gruesos y sus ojos m谩s grandes, reflejando una mirada desbordante de dulzura y sensualidad. Su piel adquiri贸 un tono bronceado y suave como la seda, y su cabello, que antes era blanco y largo, se volvi贸 rubio, brillante y perfectamente lacio, cayendo en ondas voluminosas sobre su espalda.


"¡¿Qu茅... qu茅 me has hecho, Dr. S谩nchez?!" Santa exclam贸, mirando horrorizado su nuevo cuerpo. Pero al mismo tiempo, algo en su interior comenz贸 a sentir una extra帽a fascinaci贸n por su transformaci贸n. Su figura ya no era la de un hombre mayor y gordo, sino la de una mujer sensual, con un cuerpo lleno de curvas generosas y una energ铆a juvenil que la hac铆a sentirse m谩s viva que nunca.


El Dr. S谩nchez sonri贸, disfrutando de su obra maestra. "Las Galletas Venus tienen ese efecto. Te he transformado en la nueva Santa, pero no solo una Santa tradicional... sino una Santa... bimbo."


Santa, a煤n procesando el cambio, se vio a s铆 misma en un espejo cercano. Su cuerpo era ahora una obra de arte de feminidad, con una cintura estrecha, unos senos voluminosos que se desbordaban de su traje ajustado y una postura m谩s provocativa. Su vestido rojo y blanco se adaptaba perfectamente a su nueva figura, y sus piernas, largas y delgadas, terminaban en unos zapatos de tac贸n alto que aumentaban a煤n m谩s su presencia.



"¿Ahora qu茅 hago?" Santa susurr贸 para s铆 misma, sintiendo un inusual deseo de mostrar su cuerpo transformado, de caminar con m谩s gracia y destreza que nunca. Aunque al principio se sinti贸 desconcertada, algo dentro de ella le dec铆a que esta nueva versi贸n de Santa le dar铆a una perspectiva completamente diferente de la Navidad.


"Lo que quieras," respondi贸 el Dr. S谩nchez con un gui帽o travieso. "La Navidad es para disfrutarla, ¿no? Y con tu nuevo cuerpo, estoy seguro de que te divertir谩s mucho m谩s."


Santa, ahora completamente transformada, sonri贸 mientras sus caderas se balanceaban al caminar hacia la salida. "Supongo que tendr茅 que hacer algunos cambios en la lista de buenos y malos," dijo con una risa suave, sintiendo una nueva confianza en su cuerpo, y tal vez, solo tal vez, comenzando a disfrutar de la Navidad m谩s de lo que jam谩s hab铆a imaginado.


martes, 24 de diciembre de 2024

 

Lucas nunca hab铆a entendido por qu茅 la gente se emocionaba tanto con la Navidad. Para 茅l, solo era una excusa m谩s para gastar dinero en cosas in煤tiles. Por eso, cuando su hermana menor, Sof铆a, le pidi贸 que le ayudara a buscar un regalo "perfecto", no pudo evitar bufar y aceptar con desgano.


Ambos terminaron en una tienda peculiar en las afueras de la ciudad, un lugar peque帽o y lleno de antig眉edades envueltas en papel brillante. Detr谩s del mostrador, una anciana de ojos chispeantes les sonri贸. "¿Buscan algo especial?" pregunt贸, su voz cargada de misterio.


Sof铆a explic贸 que quer铆a un regalo 煤nico para su hermano, alguien que "nunca hab铆a sentido la verdadera magia de la Navidad". La anciana asinti贸 y sac贸 una caja peque帽a, envuelta en papel rojo con un lazo dorado. "Esto es justo lo que necesita," dijo, entreg谩ndosela a Lucas.


Cuando volvieron a casa, Lucas, intrigado a pesar de su cinismo, decidi贸 abrir el paquete. Dentro hab铆a un frasco de cristal con un l铆quido plateado que brillaba d茅bilmente. Una peque帽a etiqueta dec铆a: "La magia de la Navidad fluye en aquellos que aceptan el cambio."


"¿Qu茅 tonter铆a es esta?" murmur贸, pero su curiosidad lo llev贸 a abrir el frasco. Apenas unas gotas tocaron su piel, una sensaci贸n extra帽a lo envolvi贸. Su cuerpo comenz贸 a calentarse, sus m煤sculos se relajaron, y su figura empez贸 a cambiar.


El cabello de Lucas creci贸 largo y liso, cayendo en cascadas casta帽as sobre sus hombros. Sus facciones se suavizaron mientras su mand铆bula se afinaba y sus labios se volv铆an m谩s carnosos. Mir贸 sus manos, ahora delicadas, mientras su torso adquir铆a una forma redondeada y femenina. Su cintura se estrech贸, y sus caderas se ensancharon, equilibrando un cuerpo esbelto pero curvil铆neo.


Lucas corri贸 al espejo, y lo que vio le dej贸 sin aliento: una joven mujer de unos 25 a帽os, con una figura que parec铆a salida de una pel铆cula navide帽a, vestida con un su茅ter rojo y leggings ajustados.


La puerta de su habitaci贸n se abri贸 de golpe, y Sof铆a lo mir贸 con asombro. "¡Lucas! ¿Qu茅 pas贸?"


"¡No lo s茅!" respondi贸 con una voz suave y femenina que apenas reconoc铆a.


De pronto, una nota apareci贸 m谩gicamente sobre el frasco vac铆o: "A veces, el mejor regalo es ver la vida desde otra perspectiva. Aprende a disfrutar el esp铆ritu navide帽o, Elena."


"¿Elena?" murmur贸 Lucas, pero la palabra reson贸 dentro de 茅l, como si siempre hubiera sido su nombre. A medida que los d铆as pasaron, se encontr贸 disfrutando de la Navidad como nunca antes: decorando el 谩rbol, horneando galletas con Sof铆a, e incluso riendo con los vecinos.


El cambio no solo hab铆a transformado su cuerpo, sino tambi茅n su coraz贸n. Y aunque al principio hab铆a pensado que odiaba la Navidad, pronto se dio cuenta de que todo lo que necesitaba era un poco de magia... y un poco de cambio.





Sra. Claus





Alex odiaba la Navidad con toda su alma. Las luces, los villancicos y la falsa alegr铆a le parec铆an un espect谩culo rid铆culo. Ese a帽o, como de costumbre, decidi贸 pasar la noche encerrado en su casa, alejado de cualquier rastro de celebraci贸n. Mientras el reloj marcaba la medianoche, el silencio de su sala se rompi贸 con un sonido inesperado: un fuerte estruendo, como si algo pesado hubiera aterrizado sobre su techo.


Al bajar las escaleras, Alex encontr贸 a un hombre corpulento con traje rojo y una barba blanca tan brillante como la nieve. No pod铆a creerlo: era Santa Claus en persona. "Tienes un esp铆ritu navide帽o m谩s fr铆o que el Polo Norte," dijo Santa con una sonrisa c谩lida. "Eso tiene que cambiar, y tengo justo lo que necesitas."


Antes de que Alex pudiera reaccionar, Santa levant贸 su bast贸n y lo golpe贸 contra el suelo. Una luz cegadora lo envolvi贸, y Alex sinti贸 c贸mo su cuerpo comenzaba a transformarse. Sus m煤sculos se relajaron mientras su figura se contorsionaba, sus hombros se estrechaban y su cintura se ajustaba como si un cors茅 invisible lo comprimiera. Su pecho se hinch贸 con un peso nuevo, redondo y c谩lido, mientras sus caderas se ensanchaban, creando una figura madura y voluptuosa.


La piel de Alex se volvi贸 suave y tersa, y su cabello creci贸 largo y risado, transform谩ndose en una cascada blanca como el algod贸n. Cuando la luz se desvaneci贸, Alex ya no era un hombre joven y amargado. Frente a 茅l, en el reflejo de una esfera navide帽a colgada en el 谩rbol, vio a una mujer mayor, hermosa y elegante.



"Bienvenida, Sra. Claus," dijo Santa con una sonrisa amplia. "Es hora de que aprendas a amar la Navidad. Como mi nueva compa帽era, el esp铆ritu navide帽o depender谩 de ti."


Alex intent贸 hablar, pero las palabras no salieron. Una parte de 茅l quer铆a gritar y exigir que lo devolvieran a su antiguo cuerpo. Sin embargo, algo en su interior se sent铆a extra帽amente correcto. Era como si una calidez desconocida empezara a llenar el vac铆o que hab铆a sentido durante tanto tiempo.


Santa le ofreci贸 su brazo. "El Polo Norte nos espera, querida. Tenemos mucho trabajo por hacer antes de la pr贸xima Navidad."


Aunque todav铆a tambaleante por el peso de sus nuevas caderas y la sensaci贸n  de sus senos, Alex tom贸 el brazo de Santa. Por primera vez en su vida, sinti贸 que la Navidad ten铆a un prop贸sito, y con cada paso hacia el trineo, su amargura comenzaba a desvanecerse como la nieve al sol.



domingo, 22 de diciembre de 2024

馃啎️ vida robada

  



Desde joven, siempre tuve una fascinaci贸n por las mujeres maduras: su confianza, su elegancia y esa sensaci贸n de poder que parec铆a irradiar de ellas. No era solo admiraci贸n superficial, sino un deseo profundo de convertirme en una de ellas... de vivir su vida, experimentar sus secretos y entender qu茅 las hac铆a tan irresistibles.


Todo cambi贸 cuando encontr茅 la moneda del cambio, un objeto m铆stico que otorgaba la capacidad de asumir la vida y el cuerpo de otra persona. El cambio era permanente, sin posibilidad de retorno, y con una peculiaridad: yo conservar铆a todos mis recuerdos y mi identidad, mientras que la persona cuyo cuerpo tomara olvidar铆a completamente qui茅n era, adapt谩ndose por completo a mi antigua vida como si siempre hubiera sido yo. Era como borrar y reescribir las historias de dos vidas.


Sab铆a que esta oportunidad deb铆a aprovecharse con cuidado. Durante semanas, observ茅 a diferentes mujeres que encarnaban lo que yo so帽aba ser. Mi vecina rubia, siempre impecable; la gerente de la cafeter铆a local, con su carisma irresistible; pero ninguna me atra铆a tanto como mi ex profesora de literatura de la universidad, la se帽ora Brittany.


Ella era todo lo que yo deseaba: madura, sensual, con una personalidad  calida y materna, sin olvidar de su inteligencia. Ten铆a una familia estable, pero tambi茅n una vida secreta que parec铆a emocionante.



Finalmente, una tarde, tom茅 la decisi贸n. Encontr茅 a ella en una cafeter铆a, su rutina de todos los viernes. La moneda brillaba en mi bolsillo mientras la observaba desde lejos. Respir茅 profundamente y me acerqu茅 con decisi贸n.


—Perd贸n, ¿puedo sentarme contigo? —le pregunt茅, mi coraz贸n latiendo a mil por hora.

—Claro, siempre es bueno tener compa帽铆a —respondi贸, con una sonrisa c谩lida que confirm贸 que hab铆a elegido bien.


Mientras charl谩bamos, esper茅 el momento perfecto. La moneda requer铆a contacto f铆sico para activarse, as铆 que fing铆 un tropiezo al levantar mi taza de caf茅, rozando mi mano contra la suya. Fue instant谩neo: un destello de luz cegadora que solo yo pude percibir, y un v茅rtigo abrumador mientras nuestras vidas se intercambiaban.


Cuando abr铆 los ojos, estaba en su cuerpo. Sent铆 el peso de sus curvas, la suavidad de su piel y el aroma de su perfume. Mir茅 mi reflejo en la ventana y vi su rostro. Sonre铆. Ahora, yo era Amanda Garc铆a.


Mir茅 hacia la mesa. All铆 estaba mi antiguo cuerpo, con Amanda en su interior. Sus ojos parec铆an vac铆os por un momento, como si estuviera despertando de un sue帽o profundo.


—¿Est谩s bien? —le pregunt茅, fingiendo preocupaci贸n.

—S铆… creo que s铆 —respondi贸, con una voz que ahora me parec铆a extra帽a, como si no le perteneciera. No ten铆a idea de lo que hab铆a sucedido, y menos a煤n de que ahora estaba atrapada en mi antigua vida.


Me levant茅, dejando un billete sobre la mesa, y sal铆 de la cafeter铆a con una sonrisa. El peso de su bolso colgaba de mi hombro, y el timbre de su celular me trajo de vuelta a mi nueva realidad. Al contestar, escuch茅 la voz de su esposo. Mi esposo.


La vida que tanto hab铆a admirado estaba al alcance de mis manos, y el pasado de Amanda era m铆o para explorarlo. Mientras tanto, mi antiguo cuerpo se adaptar铆a perfectamente a mi vieja rutina, sin sospechar jam谩s que alguna vez hab铆a sido alguien m谩s.


¿Me arrepiento de vivir ahora como una mujer madura?

Para nada. Al contrario, lo disfruto profundamente. Este cuerpo me ha dado una nueva perspectiva, un poder que nunca antes hab铆a experimentado. Cada vez que me miro en el espejo y veo mi figura, siento una mezcla de orgullo y satisfacci贸n. No soy la misma persona de antes, y eso es lo mejor. Ahora tengo un prop贸sito claro, y lo estoy abrazando con cada fibra de mi ser.


La primera ma帽ana en mi nuevo cuerpo fue como despertar en un sue帽o hecho realidad. Me vest铆 con una blusa ajustada que resaltaba mis curvas, esas caderas amplias y mi busto generoso. Me calc茅 unos tacones altos que me hicieron sentir a煤n m谩s dominante. Cada paso que daba era una declaraci贸n de poder y control. Sal铆 al mundo con una nueva confianza, y todo cambi贸. Los hombres me miraban con deseo, pero lo que m谩s me fascin贸 fue c贸mo las mujeres tambi茅n me observaban con una mezcla de respeto y, tal vez, envidia. Pod铆a sentir c贸mo mi presencia irradiaba seguridad.


¿C贸mo se siente este poder? Es una sensaci贸n embriagadora. Antes, era invisible, uno m谩s entre la multitud, pero ahora me siento como el centro de atenci贸n. Las miradas, los susurros, incluso los gestos de cortes铆a que antes nunca recib铆a, ahora est谩n ah铆, constantes. Me he dado cuenta de que no solo disfruto de la atenci贸n masculina, sino tambi茅n de c贸mo las mujeres reaccionan ante m铆. Algunas me ven como competencia, otras como una inspiraci贸n. No importa, porque en ambos casos estoy en control.


Al principio, sent铆 un atisbo de culpa por Brittany, la mujer original de este cuerpo. Fue un acto ego铆sta tomar lo que no era m铆o, pero... ¿y qu茅? Brittany estaba atrapada en una vida llena de conflictos y errores. Su matrimonio se desmoronaba, su relaci贸n con sus hijos era tensa, y su autoestima estaba por los suelos. Yo, en cambio, he dado un giro a esa vida. Me convert铆 en la esposa perfecta que su esposo siempre hab铆a deseado, en la madre que sus hijos necesitaban. Estoy reconstruyendo lo que Brittany estaba a punto de perder.


¿Es este cuerpo el que me cambia, o soy yo quien se adapta a su rol? A veces me sorprendo siendo m谩s tranquila, m谩s paciente, m谩s maternal. Algo que nunca habr铆a imaginado de m铆 mismo en mi vida anterior. Quiz谩 es la combinaci贸n de ambas cosas: la naturaleza de este cuerpo y mi propia ambici贸n de ser algo m谩s. Sea lo que sea, lo estoy aprovechando al m谩ximo.


Ahora entiendo el poder de ser una mujer madura. Es un balance perfecto entre sumisi贸n estrat茅gica y dominio absoluto. No necesito ser agresiva para tener el control; s茅 c贸mo manejar cada situaci贸n para obtener lo que quiero. He aprendido a leer a las personas, a interpretar lo que necesitan, y a usar eso a mi favor. Me he convertido en alguien que no solo es deseada, sino tambi茅n respetada.


¿Es todo tan f谩cil como parece? No siempre. A veces me pregunto si ocupar su lugar sin que nadie se d茅 cuenta realmente fue la mejor decisi贸n. Brittany ten铆a una vida llena de desaf铆os: las tareas del hogar, las apariencias sociales, y, sobre todo, la intimidad con su marido. Al principio, todo parec铆a sencillo, pero pronto descubr铆 que ser una mujer madura es mucho m谩s que lucir bien en un vestido ajustado.


Aprender a manejar las rutinas del hogar sin errores, responder a las expectativas de sus hijos, y lidiar con las emociones de su esposo no fue tarea f谩cil. Y luego est谩 el sexo... Brittany y su marido no ten铆an una relaci贸n perfecta, y eso lo sent铆 desde el primer momento. Fingir comodidad mientras 茅l me tocaba, aprender a reaccionar como si siempre hubiera estado en este cuerpo, fue complicado. Pero con el tiempo, logr茅 hacerlo m铆o, transformando sus deberes y responsabilidades en algo que manejo con naturalidad.


As铆 que no, no es tan f谩cil como parece, pero el desaf铆o es tambi茅n lo que hace esta nueva vida tan emocionante. Con cada d铆a que pasa, perfecciono mi actuaci贸n, hasta el punto en que incluso su marido parece m谩s feliz conmigo de lo que jam谩s lo fue con ella. Eso, para m铆, es el mayor logro.



Y as铆, cada d铆a que pasa, reafirmo mi lugar en este mundo. Soy lo que siempre quise ser: una mujer sensual, poderosa, deseada. Una MILF. Y no pienso retroceder.








s谩bado, 21 de diciembre de 2024

馃啎️Miss

 


Desde siempre, me cautivaron esas mujeres bimbo, con sus curvas perfectamente exageradas, esas proporciones irreales que parec铆an sacadas de un sue帽o. Siempre las miraba con envidia, deseando poder tener ese cuerpo que hac铆a que todos los ojos se posaran sobre ellas. Fue entonces cuando decid铆 que quer铆a convertirme en una de ellas. Pas茅 por el proceso, y aunque me cost贸, finalmente llegu茅 a ser la versi贸n de m铆 misma que siempre so帽茅. Mi cuerpo ahora refleja mis fantas铆as m谩s profundas: mis caderas anchas, casi imposibles, me dan una figura en forma de reloj de arena que parece hecha a medida. Mis senos, enormes y firmes, son ahora una de las caracter铆sticas m谩s destacadas de mi cuerpo, perfectamente redondeados y siempre en el centro de atenci贸n. Mi cintura, delgada como la de una avispa, esculpida hasta el extremo, hace que cada curva resalte a煤n m谩s, creando una figura de proporciones imposibles. Pero lo m谩s impactante de todo es lo que siento entre mis piernas. 


Mi vagina, ahora con labios gruesos, perfectamente formados, se ha convertido en una parte de m铆 que tambi茅n refleja esa feminidad exagerada, voluptuosa. Cada detalle de mi cuerpo me recuerda que he alcanzado esa perfecci贸n, esa feminidad que siempre dese茅. Mis movimientos son m谩s sensuales, mis gestos m谩s suaves, y cada vez que me miro al espejo, veo el cuerpo que siempre quise tener, una versi贸n exagerada y perfecta de mi fantas铆a m谩s profunda."

Lo que me sorprende a煤n m谩s es c贸mo mi mente ha cambiado. Al principio, el proceso fue solo f铆sico, pero ahora, mi mente ha evolucionado junto a mi cuerpo. Me encuentro pensando y sintiendo de manera diferente. Mis deseos, mis pensamientos, todo ha girado en torno a mi nueva feminidad.


El sexo es el eje de mi vida, el placer al que estoy completamente entregada. Apenas una imagen provocadora cruza mi mente, mi cuerpo responde al instante: mi co帽o se hincha y humedece sin control, sus labios gruesos y suaves separ谩ndose ligeramente para revelar mi entrada h煤meda y rosa, c谩lida y ansiosa por ser adorada. Es un espect谩culo irresistible, caliente al tacto, siempre goteando con un n茅ctar que grita mi necesidad. Grande, c谩lido y flexible, mi co帽o est谩 dise帽ado para recibir todo lo que quieran darme, abraz谩ndolo con hambre y ansias insaciables. Cada pulgada que me penetra solo enciende m谩s mi deseo, llev谩ndome al l铆mite una y otra vez.


Mis pechos son igual de irresistibles: jugosos, llenos y perfectamente redondos, con una suavidad que invita a ser tocada y mordida. Mis pezones, sensibles al m谩s m铆nimo est铆mulo, se endurecen al imaginar siquiera un roce. Cada caricia en ellos env铆a descargas de placer que se conectan directamente con mi co帽o, amplificando mi deseo y llev谩ndome al borde del 茅xtasis, siempre lista para demostrar que no hay l铆mites para el placer que puedo aceptar.


Todo a mi alrededor ha cambiado. En la calle, me llevo todas las miradas; cada paso que doy es como si fuera el centro de atenci贸n, y no me canso de sentirlo. Mi cuerpo, mi sensualidad, todo en m铆 grita 'deseo'. Cada vez que publico una foto, mi tel茅fono estalla con notificaciones. Miles de mensajes de hombres interesados, deseando conocerme, tocando mis l铆mites, buscando una oportunidad para estar conmigo. Es una sensaci贸n embriagante, saber que todos me desean, que todos se sienten atra铆dos por mi nueva versi贸n. Los mensajes se acumulan, llenos de elogios, deseos expl铆citos, incluso propuestas. No puedo evitar re铆rme por dentro, porque todo esto es justo lo que siempre quise. Ser deseada, ser admirada. Y ahora, s茅 que tengo el control.



 Me siento m谩s confiada, m谩s segura de m铆 misma, y cada vez que recibo miradas, s茅 que soy el centro de atenci贸n, el objeto del deseo. Ya no soy el mismo, mi identidad se ha fusionado con la sensualidad y la seducci贸n. Todo lo que pensaba antes, mis miedos, mis inseguridades, se desvanecieron al adoptar este nuevo yo. Ahora, mi mayor placer es verme a m铆 misma, sentirme poderosa y deseada, y cada d铆a que pasa, me entrego m谩s y m谩s a esta nueva versi贸n de m铆. La mujer que siempre so帽茅 ser, no solo en cuerpo, sino en mente y alma."**




viernes, 20 de diciembre de 2024

馃啎️

 



Han pasado un a帽o desde que mi vida cambi贸 de una forma que nunca imagin茅. Doce meses desde que Axel se desvaneci贸 en la niebla del pasado, y me convert铆 en Cyntia. Al principio, el concepto de ser mujer a mi edad me resultaba extra帽o. Mis nuevos pechos, mi cintura que ya no era tan delgada, mis caderas ahora tan anchas... todo era un recordatorio constante de que ya no era quien sol铆a ser. No ten铆a idea de c贸mo manejar este cuerpo maduro, c贸mo adaptarme a una nueva vida llena de cosas que antes me resultaban ajenas.



La ausencia de mi pene fue, sin lugar a dudas, lo que m谩s me cost贸. El simple hecho de mirarme en el espejo y ver una figura completamente diferente me sacudi贸. Ya no era el Axel que pod铆a esconderse entre la ropa deportiva o la camiseta ancha. Ahora mis senos, aunque no excesivamente grandes, eran inconfundibles, y mi trasero hab铆a adquirido una forma m谩s curvil铆nea, m谩s femenina. Al principio, la sensaci贸n de no tener nada entre mis piernas me hac铆a sentir incompleta, vac铆a, como si la esencia de mi masculinidad se hubiera desvanecido de un solo golpe.


Pero mi madre... ella fue mi ancla. La paciencia con la que me ense帽贸 a maquillarme, a peinarme, a vestirme con ropa que resaltara mis nuevas formas, fue un salvavidas. No entend铆a por qu茅 lo hac铆a, ni c贸mo se pod铆a adaptar tan r谩pidamente, pero me ayud贸 a encontrar mi camino. Me ense帽贸 a caminar con gracia, a llevar mis caderas de una manera que ahora me resultaba natural. Me dio el apoyo que nunca supe que necesitaba. "Ya no eres Axel, cari帽o", me dec铆a cada vez que ve铆a que vacilaba. "Eres Cyntia, y tienes que aprender a vivir con ello."


Al principio, odiaba mirarme al espejo. Verme con un vestido ajustado, mis pechos visibles, mis piernas largas y tonificadas... me hac铆a sentir como una extra帽a en mi propio cuerpo. Pero con el tiempo, la incomodidad fue desapareciendo, y lo que antes era una batalla diaria, se convirti贸 en algo m谩s f谩cil de aceptar. Usaba ropa m谩s ajustada, comenc茅 a disfrutar de mis nuevos pechos al tocarlos mientras me vest铆a. No me sent铆a tan repulsiva como antes. Algo en m铆 comenz贸 a despertar. Lo que antes me asustaba, comenz贸 a sentirse empoderante. Me sent铆a m谩s femenina, m谩s hermosa. Decid铆 que ya no me avergonzar铆a m谩s. Quer铆a disfrutar de mi nuevo cuerpo.



Cuando empec茅 a sentirme m谩s c贸moda en mi nueva piel, algo cambi贸 dentro de m铆. Comenc茅 a ver la vida con una perspectiva diferente, incluso el c贸mo me ve铆a a m铆 misma cambi贸. Me gustaba la forma en que me miraban los hombres ahora, esa mirada de deseo que nunca hab铆a experimentado. Sal铆 a la calle con m谩s confianza, comenc茅 a disfrutar de los vestidos, los tacones, incluso los bikinis en la playa. ¿Qui茅n lo hubiera dicho? Yo, un hombre que nunca se sinti贸 c贸modo con su apariencia, ahora disfrutaba ser una mujer madura que pod铆a llamar la atenci贸n.


Pero lo que m谩s me llamaba la atenci贸n era mi relaci贸n con Chase. Hab铆amos sido mejores amigos desde peque帽os, y aunque hab铆amos compartido muchas cosas, nunca hab铆a pensado que la situaci贸n entre nosotros pudiera cambiar. Decid铆 que era el momento de contarle lo que hab铆a sucedido. Quer铆a verlo, quer铆a que supiera c贸mo me hab铆a transformado, aunque sab铆a que no ser铆a f谩cil. Mi coraz贸n lat铆a con fuerza mientras me dirig铆a a su casa, insegura de qu茅 esperar.


Cuando me abri贸 la puerta, lo vi en su rostro: la confusi贸n, la sorpresa. "¿Eres t煤?", me pregunt贸, escaneando mi rostro, como si intentara encontrar algo familiar en m铆. "Soy Cyntia", respond铆 suavemente, esperando que de alguna manera pudiera entender. Mi propio reflejo en sus ojos me hizo sentir un poco vulnerable. Era la primera vez que me ve铆a as铆 frente a alguien que me conoc铆a antes. No era f谩cil enfrentarme a esa mirada desconcertada.


Pero cuando comenc茅 a hablar, cuando le cont茅 todo lo que hab铆a sucedido, su expresi贸n cambi贸. Se mostr贸 comprensivo, algo aliviado de que no hubiera perdido por completo a su viejo amigo. Aunque 茅l no sab铆a qu茅 hacer con mi nueva identidad, me ofreci贸 su apoyo incondicional. "Te ayudar茅 a superarlo", me dijo, y sent铆 una calidez en esas palabras que me tranquiliz贸.


Pasaron los meses y empec茅 a ir a casa de Chase con m谩s frecuencia. Su padre, Robert, siempre estaba all铆, siempre con una sonrisa lasciva en el rostro. Aunque no me sent铆a inc贸moda, notaba c贸mo sus ojos no pod铆an dejar de seguirme. Cada vez que me hablaba, sus palabras parec铆an estar impregnadas de un deseo oculto. Al principio lo ignor茅, intentaba mantenerme firme, pero con el paso de los d铆as, algo comenz贸 a cambiar en m铆. Ya no era la misma persona que hab铆a sido. No pod铆a negar que sent铆a algo por 茅l.


Despu茅s de meses de rechazar sus avances, finalmente ced铆. Dije que s铆. No pude resistirme m谩s. Algo en m铆, en mi nueva identidad como mujer, me impuls贸 a tomar esa decisi贸n. Aunque habia desarrodo  sentimientos por Chase, el segu铆an siendo importante para m铆, pero la diferencia de edad entre nosotros lo hac铆a casi imposible. As铆 que me di una oportunidad pero con Robert, el hombre que, aunque m谩s grande, me hab铆a mostrado un inter茅s que ya no pod铆a ignorar.



Tiempo despu茅s


2 mi segundo aniversario de desde que me converti una milf... pero tambi茅n Est谩bamos celebrando nuestra luna de miel en Miami, una ciudad vibrante llena de sol y calor, y una sensaci贸n en el aire que nunca hab铆a experimentado antes.


Acab谩bamos de hacer el amor, un encuentro apasionadoye intenso  A煤n pod铆a sentir sus fluidos dentro de m铆, y mis piernas temblaban mientras caminaba al ba帽o. Me mir茅 en el espejo del hotel, observando mi reflejo, mi cuerpo. Mis pechos, mis caderas, todo lo que alguna vez fue extra帽o para m铆, ahora se sent铆a natural. Ya no me sent铆a ajena, ya no me sent铆a perdida. Me llamaba Cyntia, una mujer que hab铆a aprendido a aceptarse, que finalmente hab铆a dejado de huir de su feminidad.



En ese momento, supe que esta era mi vida, una vida que finalmente hab铆a encontrado mi lugar. Pero, a pesar de estar tan en paz con qui茅n era, una peque帽a duda surgi贸 en mi mente. ¿Ser铆a posible que, en alg煤n otro rinc贸n de mi coraz贸n, a煤n deseara que chase mi ahora hijastro fuera mi hombre?




Un Nuevo Comienzo: Amigas y Amantes

 

Alonso y Kevin nunca imaginaron que una simple visita al m茅dico cambiar铆a sus vidas para siempre. Ambos hab铆an sido diagnosticados con una rara condici贸n conocida como "segunda pubertad", un fen贸meno que no solo transformar铆a sus cuerpos, sino tambi茅n sus destinos.


Mientras esperaban en la sala del consultorio, comenzaron a hablar de sus vidas. Kevin mencion贸 que viv铆a solo con su padre tras la muerte de su madre hace a帽os. Por su parte, Alonso confes贸 que su madre lo hab铆a abandonado para escaparse con otro hombre, dej谩ndolo bajo el cuidado de su estricto padre. Aunque no se conoc铆an, se sintieron identificados con el otro y acordaron mantenerse en contacto.


Con el paso de las semanas, sus cuerpos empezaron a cambiar. Primero fue la suavidad de sus voces, luego sus caderas comenzaron a ensancharse y sus rostros adquirieron un aire m谩s delicado. Ambos compartieron sus inquietudes:

—¿Crees que esto sea permanente? —pregunt贸 Kevin, mientras ajustaba su sudadera que ya no encajaba bien.

—No lo s茅, pero... ya no puedo usar mis jeans. Mira esto —respondi贸 Alonso, mostrando c贸mo la tela ya no pasaba por sus muslos.


En pocos meses, la transformaci贸n fue evidente. Kevin se convirti贸 en Karina, una mujer de figura curvil铆nea y porte elegante, mientras Alonso pas贸 a ser Alicia, una mujer madura y sofisticada. La "segunda pubertad" no solo hab铆a moldeado sus cuerpos con amplias caderas y pechos generosos, sino tambi茅n sus mentes, llev谩ndolos a aceptar sus nuevas identidades.


Pronto se volvieron inseparables, como si siempre hubieran sido amigas de toda la vida. Pasaban horas juntas frente al espejo, prob谩ndose ropa, aprendiendo a maquillarse y compartiendo secretos sobre c贸mo resaltar sus nuevas curvas. No faltaban los mensajes a cualquier hora para planear salidas: al centro comercial, al spa o incluso simplemente para dar un paseo y disfrutar de su nueva feminidad.


Sus padres, aunque al principio les cost贸 asimilar el cambio, terminaron apoy谩ndolas por completo. Karina y Alicia, entre risas y complicidad, se ayudaban en todo: desde escoger el tono perfecto de labial hasta consolarse en los momentos de duda. Juntas descubrieron no solo c贸mo vivir como mujeres, sino tambi茅n c贸mo disfrutar cada momento de sus nuevas vidas.




—¿Sabes? Nunca pens茅 que dir铆a esto, pero creo que soy m谩s feliz ahora que antes —dijo Karina, mientras deslizaba cuidadosamente el labial rojo sobre sus labios frente al espejo.


Alicia, que estaba ajustando el escote de su vestido para que quedara perfecto, la mir贸 de reojo con una sonrisa.

—Es curioso, pero siento que finalmente soy quien siempre deb铆 ser —respondi贸, dando una vuelta frente al espejo para admirar c贸mo el vestido abrazaba sus caderas y realzaba sus curvas.


Karina solt贸 una risa ligera y se acerc贸 a Alicia.

—¿Te has dado cuenta de lo mucho que atraemos miradas ahora? Ayer en el supermercado, un hombre no dejaba de mirarme mientras eleg铆a frutas. Fue... extra帽o, pero debo admitir que no me disgust贸.


Alicia asinti贸, recordando sus propias experiencias.

—A m铆 me pas贸 algo similar en la cafeter铆a. El barista me sonri贸 de una manera... distinta, como si estuviera coqueteando. Hasta me dijo que el caf茅 iba por cuenta de la casa.


Ambas rieron con complicidad antes de que Alicia cambiara de tema.

—¿Y c贸mo vas con el cuidado de... ya sabes, tus pechos? 脷ltimamente he notado que necesito sujetadores m谩s firmes, pero me cuesta encontrar uno que sea c贸modo.


Karina asinti贸 mientras revisaba su reflejo, asegur谩ndose de que su blusa ajustada resaltara sus curvas sin ser demasiado provocativa.

—Lo mismo aqu铆. Y no solo eso, tambi茅n he estado usando cremas para mantener la piel firme. Ah, y no me hagas empezar con los cuidados de... bueno, ya sabes —dijo, se帽alando discretamente hacia abajo.


Alicia arque贸 una ceja con una sonrisa traviesa.

—¿Te refieres a tu nueva mejor amiga? Cr茅eme, me estoy acostumbrando, pero al principio fue toda una experiencia. ¿Sab铆as que hay geles especiales para el cuidado 铆ntimo?


Karina solt贸 una carcajada.

—¡Claro que s铆! No puedo creer que ahora tengamos estas conversaciones, pero honestamente, es un alivio poder compartir todo esto contigo.


Alicia asinti贸 mientras se arreglaba el cabello.

—Lo s茅. Y, ¿sabes qu茅? A pesar de todo, creo que esta nueva vida nos sienta bastante bien.


Karina la mir贸 con una sonrisa c谩lida y levant贸 su bolso.

—¿Lista para salir? Tal vez hoy nos topemos con m谩s hombres encantadores.


—Siempre lista —respondi贸 Alicia, gui帽谩ndole un ojo mientras ambas se encaminaban hacia una nueva aventura en sus renovadas vidas.


Pronto, ambas mujeres comenzaron a pasar m谩s tiempo juntas, como si la cercan铆a entre ellas se volviera indispensable. Karina visitaba la casa de Alicia casi a diario, llev谩ndole peque帽os detalles como pasteles o flores para alegrar su d铆a. Alicia hac铆a lo mismo, apareciendo en la puerta de Karina con revistas de moda o nuevos productos de maquillaje que quer铆a probar con ella.

 

Las tardes de Karina y Alicia se llenaban de risas y charlas interminables, mientras compart铆an consejos sobre c贸mo adaptarse a sus nuevas vidas. Entre cremas, esmaltes y suspiros nerviosos, sus conversaciones tomaban un tono cada vez m谩s 铆ntimo.


—¿Te imaginas si alguien nos hubiera dicho hace un a帽o que estar铆amos aqu铆, juntas, hablando de cremas antiarrugas? —brome贸 Karina, aplic谩ndose un s茅rum que Alicia le hab铆a recomendado.


Alicia solt贸 una risa suave mientras ajustaba su bata de seda.

—Jam谩s lo habr铆a cre铆do. Pero, honestamente, no cambiar铆a esto por nada. Tenerte conmigo lo ha hecho todo m谩s f谩cil.


Karina sonri贸 con calidez y un toque de nerviosismo.

—Lo mismo digo. Aunque... si soy honesta, tu padre me complica un poco las cosas.


Alicia arque贸 una ceja, interesada.

—¿Mi padre? ¿Qu茅 pasa con 茅l?

Karina jug贸 con un mech贸n de su cabello, evitando por un momento la mirada de su amiga.

—Bueno, no quiero que esto suene raro, pero... es encantador. Siempre tan atento cuando me ve, y... bueno, me hace sentir cosas que no esperaba sentir.

Alicia la mir贸 sorprendida, aunque no pudo ocultar la sonrisa que se formaba en sus labios.

—¿Est谩s diciendo que te gusta mi pap谩?

Karina se sonroj贸, ri茅ndose nerviosamente.

—¡No dije eso! Solo que... bueno, es atractivo, ¿sabes?


Alicia estall贸 en carcajadas, se帽al谩ndola con un dedo como si acabara de descubrir un secreto.

—¡Lo sab铆a! Pero no te preocupes, Karina. Si te sirve de consuelo... tu padre tambi茅n me parece interesante.

Karina la mir贸 fijamente, sorprendida.

—¿En serio?

Alicia asinti贸 con una sonrisa traviesa.

—No s茅 si “gustar” sea la palabra, pero... no me molestar铆a despertar al lado de 茅l alguna ma帽ana.

Karina la observ贸 con los ojos muy abiertos antes de estallar en risas.

—¡Wow! Pues eres m谩s valiente que yo para admitirlo. Aunque, si soy sincera, tu pap谩 tiene algo... Esa forma en la que me mira...

Alicia se cruz贸 de brazos, inclin谩ndose hacia adelante.

—¿Y si tuvieras la oportunidad? ¿Qu茅 har铆as?

Karina se encogi贸 de hombros con una sonrisa descarada.

—No lo pensar铆a dos veces. Incluso tendr铆a sexo anal con 茅l.

Alicia la mir贸 boquiabierta, ri茅ndose mientras negaba con la cabeza.

—¡Karina! Eso me parece demasiado.

Karina se rio, levantando una ceja en se帽al de desaf铆o.

—¿Demasiado? Vamos, Alicia, no finjas. Sabemos que t煤 har铆as lo mismo con mi pap谩 si tuvieras la oportunidad.

Alicia vacil贸 un momento, pero finalmente dej贸 escapar una carcajada.

—Tal vez... aunque no s茅 si llegar铆a tan lejos como t煤.


Ambas sab铆an que algo estaba cambiando en su amistad, pero en lugar de sentirse inc贸modas, lo abrazaron como una nueva etapa en sus vidas. Ahora, no solo compart铆an su nueva feminidad, sino tambi茅n un gusto inisual.


La conversaci贸n entre Karina y Alicia continu贸 entre risas y miradas c贸mplices. Sin darse cuenta, el tono fue torn谩ndose m谩s serio cuando Alicia, con una copa de vino en la mano, lanz贸 una idea inesperada.


—Karina... —comenz贸 con un aire de duda, pero con una chispa de emoci贸n en los ojos—. ¿Y si hacemos algo al respecto?

Karina la mir贸 curiosa, inclin谩ndose hacia adelante.

—¿A qu茅 te refieres?

Alicia juguete贸 con el borde de su copa, su sonrisa torn谩ndose m谩s traviesa.

—Una cita doble. T煤 con mi pap谩, yo con el tuyo.

Karina casi escupi贸 su trago de vino, tosiendo mientras intentaba procesar lo que hab铆a escuchado.

—¿¡Una cita doble!? ¿Est谩s hablando en serio?

—¿Por qu茅 no? —respondi贸 Alicia con naturalidad, encogi茅ndose de hombros—. Es evidente que ambos nos atraen, y no creo que ellos sean ajenos a eso.

Karina la mir贸 fijamente, primero sorprendida y luego intrigada.

—Bueno... no voy a mentir, me encanta la idea de pasar m谩s tiempo con tu pap谩. Pero, ¿y si las cosas se complican?


Alicia se rio suavemente.

—¿Complicarse m谩s de lo que ya lo est谩n? Vamos, Karina. No estamos haciendo nada malo. Adem谩s, es solo una cita. ¿Qu茅 es lo peor que puede pasar?

Karina reflexion贸 un momento, luego dej贸 escapar un suspiro rendido.

—Supongo que tienes raz贸n. Pero si hacemos esto, necesitamos un plan. Nada de improvisaciones.

Alicia levant贸 su copa, como si estuviera brindando.

—Por supuesto. Dej茅moslo en mis manos. Har茅 que parezca algo casual, una simple salida entre amigos.

Karina finalmente sonri贸, levantando su copa tambi茅n.

—Est谩 bien. Pero si algo sale mal, te culpar茅 a ti.


Los dias pasaron r谩pidamente mientras Karina y Alicia preparaban con m谩s cuidado cada cita. Ambas sab铆an que lo que estaban planeando no era algo convencional, pero la emoci贸n crec铆a con cada encuentro. La idea de hacer que sus padres se involucraran en una cita doble parec铆a cada vez m谩s real.


Alicia fue la primera en hablar con su padre.

—Pap谩, hay algo de lo que quiero hablarte —comenz贸 con voz suave, pero firme.

Su padre, un hombre que siempre hab铆a sido comprensivo, levant贸 una ceja, intrigado.


—¿Qu茅 pasa, hija?

Alicia vacil贸 un momento, pero luego continu贸.

—Karina y yo est谩bamos pensando en organizar una cita doble... no tiene que ser nada serio, solo una salida para divertirnos... ¿Te gustar铆a acompa帽arme?


Su padre sonri贸, d谩ndose cuenta de la insinuaci贸n.

—Creo que a m铆 me gustar铆a mucho esa idea. ¿A qu茅 hora se supone que es?

Karina, por su parte, tambi茅n tuvo que convencer a su propio padre.

—Pap谩, ¿te gustar铆a salir este fin de semana con Alicia y su pap谩? —le pregunt贸 con una sonrisa t铆mida.


Su padre, un hombre serio pero siempre dispuesto a hacerla feliz, la mir贸 de arriba a abajo antes de contestar.


—¿Alicia y su padre? Suena interesante. Claro, ¿por qu茅 no?


Y as铆, las citas comenzaron. La primera fue algo tranquilo, una cena en un restaurante local. La segunda, una tarde de compras y caf茅. Para la tercera, decidieron ir a un spa de lujo, y la cuarta fue una noche en un elegante restaurante en el centro de la ciudad. La qu铆mica entre ellos aumentaba, y los padres no pod铆an evitar sentirse atra铆dos por la simpat铆a y la belleza de las mujeres.


Sin embargo, fue despu茅s de la cuarta cita cuando todo dio un giro m谩s atrevido. Despu茅s de una cena perfecta, llena de risas y miradas c贸mplices, las parejas salieron del restaurante. Karina y Alicia se miraron en silencio, sintiendo una tensi贸n en el aire que no se pod铆a negar. Sin decir una palabra, Karina se acerc贸 a su padre, quien ya la esperaba, y Alicia a su vez se uni贸 al padre de Karina.


—¿Qu茅 tal si seguimos esta noche en casa? —dijo Karina, mirando a su padre con una sonrisa p铆cara.

Alicia asinti贸 r谩pidamente, con una mirada nerviosa pero decidida. Los dos hombres intercambiaron una mirada, y sin pensarlo mucho, aceptaron.

—Claro, ¿por qu茅 no? —respondi贸 el padre de Alicia.


As铆, la noche dio un giro inesperado. Los dos hombres, aparentemente c贸modos, condujeron hasta las casas de las respectivas hijas. Karina y Alicia intercambiaron una 煤ltima mirada antes de entrar a la casa de la otra.


La tensi贸n que se hab铆a ido acumulando durante las citas anteriores estall贸 en ese momento. Ambas mujeres estaban completamente conscientes de lo que pod铆a suceder, pero al mismo tiempo, estaban emocionadas por lo que podr铆a ser el siguiente paso.

Al entrar en las casas, la atm贸sfera se volvi贸 m谩s 铆ntima. Los padres, aparentemente no sorprendidos por la cercan铆a de las mujeres, las siguieron. La noche estaba comenzando, y lo que promet铆a ser una velada tranquila r谩pidamente se transform贸 en algo mucho m谩s complicado. Sin necesidad de palabras, ambos padres se acercaron a sus respectivas hijas, y las chicas se sintieron como si hubieran dado un paso hacia lo desconocido, pero no pod铆an dejar de sentirse emocionadas.


¿Hasta d贸nde llegar铆an en esa noche tan impredecible?



Meses mas tatde, Karina se hab铆a convertido en la esposa del padre de Alonso, mientras que Alicia ocupaba el lugar de la madre de Kevin. Ambas hab铆an logrado crear una vida familiar s贸lida, llena de amor, estabilidad y complicidad. Sus d铆as se llenaban de risas, cenas alrededor de la mesa y confidencias compartidas, que las un铆an m谩s que nunca.

—Nunca imagin茅 que terminar铆amos as铆, ¿sabes? —dijo Karina, mirando pensativamente su copa de vino.

Alicia la observ贸, sonriendo suavemente.

—Ni yo. Al principio todo parec铆a una locura, ¿recuerdas? —respondi贸 Alicia, recordando c贸mo todo hab铆a cambiado tan r谩pidamente—. Pero mira ahora, con nuestras familias fusionadas, me siento... feliz.

Karina asinti贸, pensativa.

—A veces me pregunto si este es el destino, o simplemente el resultado de lo que necesit谩bamos. Siempre quise una familia, y ahora... —suspir贸, mirando a su alrededor, viendo c贸mo sus hijos y los de Alicia jugaban juntos—. Mira lo que hemos construido.


Alicia levant贸 su copa, haciendo un brindis silencioso.

—Es incre铆ble, ¿verdad? Y pensar que nuestras vidas se cruzaron en ese momento tan inesperado… De alguna manera, todo encaj贸. Nunca pens茅 que podr铆a estar tan c贸moda con esta vida, tan... plena.

—¿Y con tu esposo? —pregunt贸 Karina, curiosa.

Alicia sonri贸, un toque travieso en sus ojos.

—Con 茅l… es distinto. Ahora lo veo con otros ojos. Ya no es solo mi pareja, es... el compa帽ero con el que comparto todo.

—¿Te sientes diferente con 茅l ahora que somos m谩s... cercanas? —Karina levant贸 una ceja, bromeando.


Alicia ri贸 suavemente.


—S铆, en cierto modo. Pero ya no es solo eso, Karina. Creo que ha sido una evoluci贸n para los dos. Yo tambi茅n me he transformado. Antes, era m谩s distante, m谩s preocupada. Ahora, estoy m谩s tranquila, m谩s... conectada con lo que realmente quiero.

Karina asinti贸 con una sonrisa satisfecha.

—Lo veo en ti. En tu forma de hablar, de moverte… Eres m谩s t煤 misma.

—Y t煤 tambi茅n. —Alicia la mir贸 fijamente—. No solo como esposa, Karina. Tambi茅n como mujer. He visto c贸mo has cambiado, c贸mo has tomado el control de todo…

Karina se sonroj贸 ligeramente, pero no pudo evitar sentirse orgullosa.

—¿Sabes? Creo que este cambio ha sido lo mejor que nos ha pasado a las dos. Nos dio lo que m谩s necesit谩bamos: amor, estabilidad, y un lugar en el que sentirnos... completas.


Alicia asinti贸 con una sonrisa.

—Totalmente. Y lo mejor de todo es que, a pesar de todo lo que ha pasado, nuestra amistad sigue siendo lo m谩s importante. Nada de esto tendr铆a sentido sin ti a mi lado.

Karina le dio un suave toque en la mano, reafirmando su complicidad.

—Siempre seremos m谩s que madrastras, ¿verdad?

—Siempre —respondi贸 Alicia con firmeza, y ambas compartieron una mirada que dec铆a m谩s que mil palabras.

Aunque ahora eran madrastras y compart铆an una conexi贸n m谩s profunda con sus respectivos esposos, su amistad segu铆a siendo inquebrantable.





馃啎️ Atdado a un destino incierto



Todo comenz贸 la noche en que me raptaron. Hab铆a salido tarde del instituto , distra铆do perdido escuchando musica y agotado, cuando unas manos fuertes me sujetaron desde atr谩s. Antes de poder gritar, sent铆 una aguja perforar mi cuello. Mi visi贸n se oscureci贸, y lo 煤ltimo que escuch茅 fue el sonido de un motor arrancando.


Despert茅 atado  en una habitaci贸n mal iluminada. Mi cuerpo se sent铆a extra帽o, pesado de una forma que no pod铆a explicar. Cuando levant茅 la vista, un espejo me devolvi贸 una imagen que me congel贸 de miedo.


No era yo. Mi piel era suave y tersa, mis pechos sobresal铆an firmes y grandes, y mis caderas eran anchas, dise帽adas para seducir. Mis facciones eran familiares, pero no porque fueran las m铆as. Era mi madre. Mi propia madre. Grit茅, pero la voz que sali贸 de mi boca era suya y lo mas peor era.que mire abajo y no veia mi pene.


“Bienvenido a tu nueva vida,” dijo una voz desde las sombras. Una mujer elegante, vestida con una bata blanca de laboratorio, sali贸 caminando lentamente hacia m铆. Su sonrisa era tan fr铆a como su mirada. “Te hice lo m谩s parecido a tu madre. Cada curva, cada detalle... incluso tu voz. Ahora, t煤 eres ella.”


“¿Por qu茅? ¿Por qu茅 est谩s haciendo esto?”, grit茅, aunque mi voz apenas sali贸 como un susurro quebrado.


“Nada personal”, respondi贸 con una sonrisa. “Digamos que mi cliente tiene una... obsesi贸n con tu madre. Creo que se trata de un exnovio que nunca logr贸 superarla. Siempre quiso volver a tenerla, pero como eso ya no es posible, t煤 ser谩s lo m谩s cercano que podr谩 tener.”


Mis ojos se abrieron de par en par mientras intentaba procesar lo que estaba diciendo. “¿Qu茅? ¿Un exnovio? ¡Esto es una locura!”


“Quiz谩s para ti”, dijo con calma mientras ajustaba un mech贸n de mi cabello. “Pero para 茅l, eres un sue帽o hecho realidad.”


Pronto senti los ojos pesdos y todo se volvio oscuro,  cuando desperte ahora estaba atado de pues y manos en una cama...



La puerta se abri贸 y entr贸 un hombre alto con una sonrisa maliciosa. Mis piernas temblaron cuando lo vi. Ella se inclin贸 hacia m铆, susurrando en mi o铆do: “Ahora viene a probarte. Har谩s todo lo que 茅l diga, y lo har谩s como lo har铆a tu madre. O te aseguro que esto solo ser谩 el principio de tu castigo.


“Aquel hombre vino a probar tu vagina”, dijo la mujer con una sonrisa cruel, sus dedos jugando con un mech贸n de mi cabello mientras me manten铆a atado. Su voz era un recordatorio de lo indefenso que estaba, atrapado en este cuerpo que no era m铆o.


El hombre, alto y de mirada oscura, se acerc贸 lentamente, deleit谩ndose con cada paso. Sus ojos recorrieron mi cuerpo, estudiando cada curva que ahora llevaba, cada detalle que hab铆a sido dise帽ado para satisfacer sus deseos. Sent铆 mi pecho subir y bajar r谩pidamente, atrapado por el p谩nico.


Intent茅 gritar, resistirme, pero las cuerdas que me ataban eran inquebrantables, y mi voz, ahora suave y seductora, no pod铆a expresar mi verdadero miedo. Mis piernas temblaban, pero estaban inm贸viles; mi cuerpo no respond铆a a mi voluntad.


“Eres perfecta”, murmur贸 el hombre mientras sus manos comenzaban a explorar mi piel. Quise llorar, pero ni siquiera eso parec铆a permitido.


“Ahora entiendes lo que significa ser completamente impotente, ¿verdad?”, dijo la mujer, sus ojos llenos de satisfacci贸n mientras observaba mi desesperaci贸n. “No solo te robamos tu cuerpo, te robamos tu control. Eres un objeto, un recuerdo viviente, y cumplir谩s el prop贸sito que hemos decidido para ti.”


El hombre se inclin贸, sus labios rozando mi o铆do mientras su aliento c谩lido me provocaba escalofr铆os. “Ahora eres m铆a”, susurr贸 con voz grave.


No pod铆a hacer nada. No pod铆a escapar. Estaba atrapado, impotente, reducido a ser un juguete en manos de quienes hab铆an decidido mi destino. Y en ese momento, entend铆 que no hab铆a esperanza. Esta era mi nueva realidad, y no hab铆a forma de volver atr谩s.

se acerc贸 a煤n m谩s. Mi cuerpo estaba completamente expuesto, mis piernas abiertas en una posici贸n vulnerable, incapaz de resistirme. No importaba cu谩nto luchara en mi mente; mi cuerpo traicionado no respond铆a.


脡l tom贸 su tiempo, disfrutando de mi impotencia. “M铆rate,” murmur贸 con una mezcla de burla y deseo, “tan lista para cumplir el prop贸sito para el que fuiste creada.”


Su pene se acerc贸 lentamente a mi nueva vagina. Yo no pod铆a hacer nada. Mis piernas no se cerraban, mi voz no gritaba, y todo en m铆 estaba dise帽ado para permitirle el libre acceso.


En ese momento, sent铆 c贸mo el tipo tomo con su mano la base de su pene, lo restreg贸 de arriba abajo por mi vagina y alcanzando la entrada de mi co帽o lentamente lo iba me iba penetrando.


Despu茅s de unos minutos, sent铆 c贸mo aquel hombre vaciaba su semilla dentro de mi nuevo cuerpo, cada segundo intensificando mi humillaci贸n. Mi respiraci贸n era pesada, mi mente un torbellino de emociones que oscilaban entre el asco y la impotencia.


脡l se levant贸, ajustando su ropa mientras me observaba una 煤ltima vez con una sonrisa de satisfacci贸n. Luego se gir贸 hacia la mujer que nos observaba desde las sombras. “Estoy satisfecho”, dijo con una voz calmada y firme, como si todo lo que hab铆a ocurrido fuera lo m谩s natural del mundo.


Mi cara era un reflejo perfecto de mi desesperaci贸n. Mis labios temblaban, mis ojos estaban llenos de l谩grimas contenidas, y mi cuerpo, ahora un instrumento ajeno, no me obedec铆a.


La mujer se acerc贸 lentamente, inclin谩ndose para quedar a mi altura. Su expresi贸n era de triunfo mientras me miraba fijamente. “Descuida, cari帽o,” dijo con una voz burlona y casi maternal, “esto no es el final de tu transformaci贸n.”


Su mano acarici贸 mi cabello, como si estuviera consol谩ndome. “S茅 que ahora est谩s luchando. Pero eso es solo temporal. Con el tiempo, te vamos a lavar el cerebro hasta que no quede ni un rastro del hombre que sol铆as ser. Te convertir谩s en una mujer devota, completamente entregada al pene de tu nuevo hombre.”


Sus palabras eran como un veneno, perforando cualquier resistencia que me quedara. Cerr茅 los ojos, intentando bloquear su voz, pero no pod铆a. Su risa suave llen贸 la habitaci贸n mientras sus palabras se grababan en mi mente: “Pronto no solo aceptar谩s tu nueva vida, la desear谩s. Y cuando llegue ese momento, sabr谩s que tu verdadera lucha habr谩 terminado.”


Con ese pensamiento, me qued茅 atado, consciente de que cada segundo que pasaba me alejaba m谩s de quien sol铆a ser, y m谩s cerca de convertirme en su creaci贸n perfecta.





s谩bado, 14 de diciembre de 2024

Porque le robe el cuerpo de mi tia Vol.2: El arte de ser ella



Adaptarme a mi nueva vida no fue dif铆cil. La primera ma帽ana me despert茅 con una sonrisa amplia, admirando el cuerpo que ahora era m铆o. Sent铆 el peso en mi pecho, mis caderas generosas, y las suaves curvas que me daban una figura tan seductora. Me puse de pie y me mir茅 en el espejo de cuerpo entero en la habitaci贸n de mi t铆a. No pude evitar posar un poco, disfrutando de c贸mo cada movimiento resaltaba mi feminidad.

El verdadero reto lleg贸 al enfrentarme a su marido, Jorge. Era un hombre guapo, con una voz profunda y manos fuertes, el tipo de hombre que siempre hab铆a admirado desde lejos. Cuando baj茅 a la cocina esa ma帽ana, 茅l ya estaba ah铆, con una taza de caf茅 en la mano y un peri贸dico abierto sobre la mesa.


—¿Dormiste bien, mi amor? —pregunt贸 sin levantar la vista.


Me qued茅 paralizado por un segundo. Su voz me hizo estremecer, pero r谩pidamente record茅 que ahora yo era su "esposa".


—S铆, cari帽o. Como un beb茅 —respond铆 con una sonrisa coqueta que me sali贸 naturalmente.


Jorge me lanz贸 una mirada fugaz antes de volver al peri贸dico, pero not茅 c贸mo sus ojos se detuvieron un poco m谩s de lo normal en mi escote. Me sent铆 poderosa. Durante todo el d铆a jugu茅 el papel de la esposa perfecta: prepar茅 el desayuno, orden茅 la casa y me asegur茅 de que todo estuviera en su lugar. ¿Era raro? Quiz谩s, pero tambi茅n era incre铆blemente emocionante.


Por la tarde, revis茅 el armario de mi t铆a. Hab铆a vestidos ajustados, faldas elegantes y ropa interior que era puro encaje. Me prob茅 varias piezas, disfrutando de c贸mo se sent铆an contra mi piel y de c贸mo moldeaban mis curvas. No pod铆a evitar imaginar lo que Jorge pensar铆a al verme con ellas.


Esa noche, cuando Jorge me abraz贸 en la cama, no pude evitar sentirme un poco nervioso. Pero entonces ocurri贸 algo inesperado: me bes贸 con una pasi贸n que nunca hab铆a sentido antes. En ese momento, comprend铆 algo crucial: yo ya no era un impostor en su vida. Yo era ella, completa y absolutamente.


Los d铆as se convirtieron en semanas, y cada vez me sent铆a m谩s c贸moda en mi papel. Aprend铆 a caminar con sus tacones, a maquillarme como ella, y a comportarme con la elegancia que siempre hab铆a admirado en mi t铆a. Su vida era ahora mi vida, y no hab铆a marcha atr谩s.


Me he adaptado a su rutina con sorprendente facilidad. Cocino para Jorge, uso su ropa y me maquillo con la precisi贸n que ella siempre tuvo. Cada d铆a me siento m谩s c贸moda en este papel, pero hay noches, cuando estoy sola frente al espejo, en las que me pregunto: ¿Qu茅 pensar铆a mi t铆a si pudiera verme ahora? ¿Estar铆a furiosa o envidiosa al ver lo bien que manejo su vida? ¿C贸mo se sentir铆a al saber que su marido me desea tanto como la deseaba a ella?