馃棷RECUERDEN QUE SUBIMOS DE 3 A 4 CAP, CADA FIN DE SEMANA 馃棷

s谩bado, 30 de noviembre de 2024




Todo empez贸 como una broma. Mi amigo me ret贸 a probar una nueva aplicaci贸n llamada ReShape, que promet铆a una "experiencia de transformaci贸n totalmente inmersiva". Pens茅 que ser铆a uno de esos juegos de realidad virtual. Qu茅 equivocado estaba.

Seleccion茅 el preajuste de "MILF" porque nos pareci贸 que ser铆a gracioso. La descripci贸n dec铆a algo sobre "belleza madura, instintos maternales y un atractivo innegable". Lo que sea. Presion茅 confirmar.


Los cambios comenzaron al instante. Sent铆 un apret贸n en mi pecho, que luego se hinch贸 hasta convertirse en unos senos llenos y pesados que tiraban de la blusa de seda que de repente llevaba puesta. Mi cintura se estrech贸 mientras mis caderas se ensanchaban dram谩ticamente. Mis jeans se transformaron en una falda l谩piz que abrazaba unas curvas que nunca antes hab铆a tenido. Mi cabello cay贸 en cascada sobre mis hombros, perfectamente estilizado, mientras mi rostro se suavizaba y maduraba, convirti茅ndose en el de alguien salido de una fantas铆a: una mujer segura y deslumbrante en su mejor momento.

Un destello  me transporto a un lugar

Camin茅 tambale谩ndome hacia una vitrina, los tacones resonando en el suelo, y jade茅. Una hermosa mujer madura de cabello casta帽o, con ojos seductores y una sonrisa llena de confianza, me devolv铆a la mirada. Mi voz, femenina y sensual, susurr贸: "Esto no puede ser real..."


Pero lo era. Mi tel茅fono se llen贸 de notificaciones: mensajes de "mis" hijos, recordatorios del comit茅 escolar y una invitaci贸n a tomar algo de parte de un tal "Dan". Mi reflejo ajust贸 su blusa, claramente conociendo esta nueva vida mejor que yo. Y entonces lo comprend铆: esto no era temporal.


"¡Mam谩, vamos pap谩 nos esta esperando!", llam贸 una voz desde lejos. Me qued茅 helado. Mi nueva vida me esperaba, y ten铆a que vivirla... como la MILF en la que me acababa de convertir.


viernes, 29 de noviembre de 2024

Orgullosa de ser una Se帽ora


 

Jam谩s pens茅 que llegar铆a a sentirme as铆. Antes, solo era un chico con sue帽os y deseos simples, alguien que viv铆a el d铆a a d铆a sin preocuparse demasiado por el futuro. La transformaci贸n fue algo tan profundo y abrumador que apenas logr茅 comprender lo que suced铆a al principio. Mi piel comenz贸 a cambiar, a volverse m谩s suave y delicada, mis manos perdieron su dureza y se transformaron en manos cuidadosas, capaces de sostener con ternura. Mi cuerpo entero empez贸 a adoptar curvas, mis caderas se ensancharon y mi cintura se estrech贸.


Las primeras veces que vi mi reflejo despu茅s de los cambios, me resultaba desconcertante encontrarme con esa figura madura y femenina. Mi rostro hab铆a cambiado, mis labios ahora se ve铆an m谩s llenos y suaves, mis mejillas estaban ligeramente sonrosadas, y mis ojos reflejaban una dulzura y serenidad que nunca antes hab铆a conocido. A medida que mis pechos crec铆an, sent铆a el peso de esta nueva identidad, cada movimiento era un recordatorio de qui茅n me estaba convirtiendo. Aprend铆 a caminar con m谩s gracia, a sentirme c贸moda con cada paso y cada curva.



Entonces, conoc铆 a un hombre quie actualmente  es mi esposo. La primera vez que salimos me tom贸 de la mano, sent铆 una calidez que recorri贸 cada parte de mi ser. Me trataba con una dulzura y un respeto que me hicieron sentir verdaderamente querida y cuidada. No pas贸 mucho antes de que 茅l se convirtiera en mi mundo. La palabra "esposo" empez贸 a resonar en mi coraz贸n, y acept茅 mi papel como su mujer, su compa帽era de vida. Ya no solo era mi cuerpo el que hab铆a cambiado, sino tambi茅n mi mente y mi coraz贸n.



Mis d铆as ahora son una combinaci贸n de amor y dedicaci贸n. Me levanto temprano, preparo el desayuno y me aseguro de que la casa est茅 limpia y acogedora para cuando 茅l regrese. Cada rinc贸n de nuestro hogar est谩 lleno de detalles que elijo cuidadosamente, y disfruto de cada momento, de cada tarea, sabiendo que le doy a mi familia un lugar de paz y amor. Ser ama de casa, ocuparme del hogar y cuidar de cada detalle se han vuelto mi mayor orgullo.

Pero tambi茅n me he convertido en una madre. Las hijas de mi esposo han llegado a verme como una figura materna, y siento un profundo amor por ellas. Cada noche, las ayudo con sus tareas, las escucho cuando necesitan hablar, y les ense帽o sobre la vida con la experiencia que esta nueva identidad me ha brindado. Ser una madre para ellas es una responsabilidad que tomo con gratitud, sabiendo que ahora soy esa persona a la que acudir谩n cuando necesiten un consejo o un abrazo.


Cuando llega la noche y mi esposo y yo compartimos nuestro tiempo juntos, siento una conexi贸n que nunca antes hab铆a experimentado. Su mirada, su tacto, el calor de sus manos sobre mi piel… Todo me hace sentir plenamente mujer, su mujer. Estoy orgullosa de poder complacerlo, de poder compartir cada aspecto de nuestra vida con 茅l, de entregarme en cuerpo y alma. En esos momentos, no hay duda en mi mente: soy su esposa, y esa es mi identidad ahora.


Ya no soy la persona que sol铆a ser, y no cambiar铆a nada. Soy una mujer, soy una esposa, soy una madre. Soy una se帽ora en toda la extensi贸n de la palabra, y me siento orgullosa de cada parte de esta nueva vida.


domingo, 24 de noviembre de 2024

Porque le rob茅 el cuerpo a mi t铆a...



Siempre so帽茅 con ser una mujer, y aunque tuve la oportunidad de elegir cualquier cuerpo, opt茅 por el de mi t铆a. Podr铆a haber elegido ser joven y delgada, pero la idea de ser una mujer madura, sabrosa y con curvas me sedujo m谩s. Ella siempre fue mi ejemplo de feminidad: segura, elegante, y con un cuerpo que dejaba a todos boquiabiertos.

Utilic茅 un hechizo que encontr茅 en un viejo libro de magia. El proceso fue sorprendentemente sencillo: un objeto personal, un c铆rculo de velas, y unas palabras antiguas susurradas a la luz de la luna. ¿Me arrepent铆 cuando sent铆 el cambio? No, en absoluto. Una vez que abr铆 los ojos y me encontr茅 en su piel, su ropa, y su vida, supe que hab铆a tomado la decisi贸n correcta.

¿Por qu茅 no eleg铆 a mi madre? F谩cil. Aunque siempre admir茅 su cuerpo y dese茅 ser como ella, la idea de estar con mi padre en la cama me resultaba repulsiva. Con mi t铆a es diferente. ¿Es raro compartir la cama con su marido? Quiz谩s. ¿Me importa? No realmente. Despu茅s de todo, no es mi padre, y adem谩s, ¿qui茅n podr铆a resistirse a un hombre tan atractivo?

¿Y qu茅 hay de mi vida anterior? ¿Extra帽o ser quien era? Para nada. Ser una mujer madura trae consigo ventajas que las chicas j贸venes no pueden entender. Ahora s茅 c贸mo se siente atraer todas las miradas al entrar en una habitaci贸n. S茅 lo que es disfrutar de unas curvas que envuelven perfectamente la ropa. S茅 lo que es tener el poder de una mujer hecha y derecha.

¿Me siento culpable por lo que hice? Quiz谩s un poco, pero ¿y qu茅? Mi t铆a ten铆a todo esto y no lo apreciaba como deb铆a. ¿Por qu茅 no disfrutarlo yo en su lugar? Si ella pudiera verme ahora, estoy seguro de que se sorprender铆a de lo bien que manejo su vida... o quiz谩s hasta me envidiar铆a.

Ser茅 honesto, ¿me detendr茅 aqu铆? Probablemente si. Aunque si me da curiosidad seguir explorando nuevas vida, disfrutando de todo lo que siempre dese茅 y m谩s?


s谩bado, 23 de noviembre de 2024

Esto es lo que soy ahora

 


7:30 PM


Melissa se mir贸 en el espejo una 煤ltima vez, asegur谩ndose de que su maquillaje estuviera perfecto. Llevaba un vestido rosa ajustado con un pronunciado escote. Su madre le hab铆a ayudado a arreglarse, insistiendo en que no usara sost茅n para destacar su figura reci茅n adquirida. Sus tranzas enmarcaban su rostro impecablemente maquillado, y a煤n pod铆a sentir el olor floral del sal贸n de belleza donde hab铆a pasado gran parte de la tarde.


Mientras esperaba que su cita llegara, no pudo evitar perderse en sus pensamientos, recordando los extra帽os eventos que la hab铆an llevado a este momento.

Todo comenz贸 meses atr谩s, cuando los m茅dicos le diagnosticaron un extra帽o caso de "segunda pubertad". Al principio, el proceso de transformarse en mujer fue suficiente para ponerlo al borde del colapso. Sus pechos comenzaron a crecer de manera acelerada, sus caderas se ensancharon, y su voz se volvi贸 m谩s dulce y mel贸dica. Todo era desconcertante, casi irreal, pero los cambios no se detuvieron ah铆.


Con el paso del tiempo, su cuerpo evolucion贸 hacia algo que no esperaba: el de una mujer madura y voluptuosa. Sus curvas se acentuaron a煤n m谩s, su piel adquiri贸 un resplandor suave y radiante, y una extra帽a energ铆a maternal parec铆a emanar de cada uno de sus gestos. Los m茅dicos lo llamaron "MILF de inicio temprano", una condici贸n rar铆sima en la que los afectados desarrollaban las caracter铆sticas f铆sicas y hormonales de una mujer madura.

Lo m谩s inquietante era c贸mo su nueva apariencia recordaba cada vez m谩s a las mujeres de su familia materna. Sus caderas anchas, los pechos plenos y la manera en que su cuerpo se mov铆a con naturalidad femenina eran innegables vestigios de su herencia gen茅tica. Poco a poco, dej贸 de reconocerse frente al espejo, mientras se daba cuenta de que estaba convirti茅ndose en una versi贸n m谩s joven y sensual... de su propia madre.


Al principio, el espejo era su peor enemigo. Cada vez que ve铆a su reflejo, sent铆a que estaba mirando a una de las amigas de su madre o a alguna de sus t铆as, y no a s铆 mismo. Su rostro, aunque familiar, parec铆a pertenecer a otra persona, alguien ajeno. La confusi贸n no se limitaba a 茅l; incluso su hermana menor comenz贸 a llamarlo "t铆a", incapaz de reconocer al hermano que alguna vez tuvo.


Fue su madre quien se convirti贸 en su mayor apoyo durante este proceso. Paciente y comprensiva, lo gui贸 en cada paso, ense帽谩ndole c贸mo vestirse con elegancia, maquillarse con sutileza y comportarse como una verdadera dama. Compart铆an la misma talla, as铆 que no solo hered贸 su ropa, sino tambi茅n sus curvas generosas, lo que hac铆a imposible no compararse con ella.



Con el tiempo, comenz贸 a aceptar su nueva realidad. Bajo el nombre de Melissa, se present贸 al mundo como la hermana reci茅n llegada de fuera de la ciudad, una historia que su madre hab铆a ideado para protegerlo de las preguntas inc贸modas. Y aunque todav铆a hab铆a momentos de duda, Melissa empez贸 a encontrar una extra帽a comodidad en su nueva vida, abrazando la feminidad que ahora defin铆a cada aspecto de su ser.


Su madre, siempre preocupada por su bienestar, le consigui贸 un trabajo en la florer铆a de una amiga local. All铆, rodeada de ramos de flores y fragancias dulces, Melissa empez贸 a sentirse m谩s c贸moda con su nueva vida. Cada d铆a se sent铆a m谩s como una mujer m谩s del vecindario, ayudando a organizar eventos, charlando con las clientas habituales y adapt谩ndose a su papel.


Pero entonces, algo inesperado comenz贸 a suceder. Melissa empez贸 a sentirse atra铆da por los hombres, especialmente por aquellos mayores. Era una sensaci贸n nueva y desconcertante. Su cuerpo reaccionaba de maneras que jam谩s hab铆a experimentado: una calidez que la invad铆a, un leve temblor en sus piernas, y un deseo que no pod铆a ignorar. Esa atracci贸n la confund铆a y, a veces, la asustaba, pero su madre, ahora su hermana mayor y confidente, era la 煤nica persona con quien se atrev铆a a hablar.


Una tarde, mientras doblaban ropa en casa, Melissa rompi贸 el silencio.

—Mam谩… digo, hermana… no s茅 c贸mo decirte esto, pero creo que estoy sintiendo cosas por los hombres. —Sus mejillas se sonrojaron, y evit贸 mirarla directamente.

Su madre la mir贸 con una sonrisa comprensiva, dejando las camisas a un lado.

—Es normal, Melissa. Tu cuerpo ha cambiado, y con eso vienen nuevos sentimientos. No tienes que avergonzarte de eso.

—¿Pero por qu茅 ahora? Nunca me pas贸 antes. —Melissa baj贸 la mirada, jugando nerviosa con el dobladillo de su falda.

—Porque ahora eres una mujer, y las mujeres sienten atracci贸n. Es algo hermoso, no algo de lo que debas huir. —Le tom贸 las manos, mir谩ndola con ternura.


Unos dias m谩s tarde, todo cambi贸 el d铆a que su antiguo entrenador apareci贸 nuevamente hanian pasado meses sin verlo, pero ah铆 estaba,la florer铆a. 脡l no la reconoci贸, pero Melissa lo identific贸 de inmediato. Alto, atractivo y caballeroso, su mera presencia hac铆a que su coraz贸n se acelerara, melissa ya no ve铆a con los mismos ojos, le perecia atractivo, mas que cualquiera otro hombre, lo que comenz贸 como una visita casual pronto se convirti贸 en una rutina; cada semana, encontraba una excusa para pasar por la tienda.


Una noche, mientras cenaban juntas, Melissa decidi贸 contarle a su madre lo que estaba pasando.

—Creo que le gusto a alguien. —Dijo con timidez, revolviendo la sopa en su plato.

—¿De verdad? ¿Qui茅n? —pregunt贸 su madre, arqueando una ceja con curiosidad.

—Mi antiguo entrenador… ha estado viniendo mucho a la tienda. Siempre me dice cosas bonitas, pero no s茅 qu茅 hacer. —Melissa jugueteaba con su cuchara, claramente nerviosa.

Su madre sonri贸, apoyando la barbilla en una mano.

—¿Y qu茅 sientes cuando lo ves?

—Me siento… rara. Como si me faltara el aire, pero al mismo tiempo no quisiera que se fuera. —Sus ojos brillaban con una mezcla de emoci贸n y confusi贸n.

—Eso, mi ni帽a, se llama atracci贸n. Y por lo que me cuentas, 茅l tambi茅n siente algo por ti.


Cuando finalmente el entrenador la invit贸 a salir, Melissa no supo qu茅 hacer. Esa noche, sentada en el sof谩, busc贸 el consejo de su madre.

—¿Y si no estoy lista? —pregunt贸 Melissa, abrazando un coj铆n contra su pecho.

—Melissa, eres una mujer incre铆ble, fuerte y hermosa. Claro que est谩s lista. Solo escucha a tu coraz贸n. —Su madre le acarici贸 el cabello con cari帽o.


Tras esas palabras, Melissa se arm贸 de valor y acept贸 la invitaci贸n. Aunque estaba nerviosa, no pod铆a evitar sentir una mezcla de emoci贸n y anticipaci贸n mientras pensaba en su cita. Sab铆a que era un momento importante, el comienzo de un cap铆tulo completamente nuevo en su vida.


Su madre, ahora su "hermana mayor", insisti贸 en ayudarla a prepararse. Esa ma帽ana, la llev贸 al sal贸n de belleza.

—Hoy es un d铆a especial, Melissa. No podemos dejar nada al azar. —dijo su madre con una sonrisa mientras ambas entraban al lugar.

Melissa se dej贸 guiar. La estilista le lav贸 el cabello, le dio un corte elegante y lo molde贸 en suaves ondas que enmarcaban su rostro. Luego, una manicurista le pint贸 las u帽as en un delicado tono rosa p谩lido.

—¿Qu茅 opinas? —pregunt贸 la estilista cuando terminaron.

—Me veo… ¿hermosa rde verdad? —Melissa se mir贸 al espejo, a煤n asombrada por su reflejo.

—Te ves hermosa. —respondi贸 su madre con una sonrisa orgullosa.


De regreso a casa, Melissa decidi贸 tomar un ba帽o relajante. Se sumergi贸 en el agua caliente, rodeada de espuma perfumada, dejando que la calidez calmara sus nervios. Mientras tanto, su madre seleccionaba opciones de maquillaje en el tocador.

—Tienes que de×stacar tus labios, Melissa. Los hombres siempre notan eso primero. —dijo mientras revisaba los labiales.

—¿De verdad? —pregunt贸 Melissa, levantando una ceja desde la puerta del ba帽o.

—Cr茅eme, cari帽o. Algunas cosas nunca cambian.


Ya m谩s relajada, Melissa se sent贸 frente al espejo mientras su madre la ayudaba con el maquillaje. Aplicaron una base ligera, sombras suaves que resaltaban sus ojos, y un labial rojo que hac铆a que sus labios lucieran irresistibles.

—Es como si estuvieras en una pel铆cula. —dijo Melissa mientras su madre terminaba con los 煤ltimos toques.

—Claro que s铆, pero t煤 eres la estrella.

Finalmente, lleg贸 el momento de elegir el vestido. Abrieron el armario y revisaron las opciones.

—¿Este rojo? —sugiri贸 su madre, sosteni茅ndolo contra su cuerpo.

—Demasiado atrevido. —respondi贸 Melissa, mordi茅ndose el labio.

—¿Y este negro con encaje? Es elegante pero no exagerado. —ofreci贸 su madre.

Melissa asinti贸, tomando el vestido y sosteni茅ndolo frente al espejo. Era perfecto. Se lo puso con cuidado, ajust谩ndolo en las caderas, y luego eligieron unos tacones negros que completaban el look.

Cuando estuvo lista, su madre la mir贸 de arriba a abajo con orgullo.

—Melissa, te ves espectacular. Ese hombre no sabr谩 qu茅 hacer cuando te vea. —dijo con una sonrisa.

—Gracias… por todo. No s茅 qu茅 har铆a sin ti. —respondi贸 Melissa, abraz谩ndola con fuerza antes de salir, lista para enfrentar lo que esa noche le deparara.

Y ahora, aqu铆 estaba, ajust谩ndose el vestido mientras esperaba que 茅l llegara. Cuando son贸 el timbre, su madre la detuvo antes de que saliera. Con una sonrisa p铆cara, sac贸 un par de preservativos de su bolso y se los entreg贸.

—Los vas a necesitar, cari帽o —dijo su madre con una mirada traviesa.

Melissa se sonroj贸, murmurando un apenado:

—¡Mam谩!

La cena fue perfecta. Sentados en un restaurante acogedor, hablaron como si fueran una pareja que se conoc铆a de toda la vida. Su antiguo entrenador era amable y encantador, y Melissa no pod铆a evitar sentirse cada vez m谩s atra铆da por 茅l. Cuando la cita termin贸, 茅l sugiri贸 llevarla a su apartamento, y Melissa, mordi茅ndose el labio, acept贸.

Esa noche fue todo lo que hab铆a imaginado. En el calor de la pasi贸n, Melissa finalmente experiment贸 lo que significaba ser mujer en cuerpo y almalm.

A la ma帽ana siguiente

Melissa despert贸 con los primeros rayos del sol que entraban por la ventana del apartamento. Se estir贸 perezosamente, sintiendo el aroma del caf茅 que 茅l ya hab铆a empezado a preparar en la cocina. Sus ojos recorrieron la habitaci贸n: su vestido estaba en el suelo, y sus bragas descansaban junto a los preservativos usados que hablaban de la intensidad de la noche anterior.

Se puso las bragas lentamente y se dirigi贸 al ba帽o. Al mirarse en el espejo, se qued贸 observando su reflejo. Ya no ve铆a rastros del chico que alguna vez fue. Ahora solo quedaba Melissa, una mujer en toda la extensi贸n de la palabra. Con una sonrisa leve y un suspiro, se dijo:

—Esto es lo que soy ahora.

Decidida a comenzar el d铆a, se dirigi贸 a la cocina. Encontr贸 a su entrenador prepar谩ndole una taza de caf茅. Sin pensarlo mucho, Melissa tom贸 los ingredientes y comenz贸 a preparar el desayuno. Era su forma de decirle que, despu茅s de todo, esto no era solo un encuentro casual. Era el comienzo de algo mucho m谩s profundo.

viernes, 22 de noviembre de 2024

Ellas... (petici贸n) by dawn


Despu茅s de meses de trabajo duro, por fin logr茅 lo que siempre quise: ser el jefe de la empresa. Decid铆 llevar a mi esposa, Erika, y a nuestra hija, Linsy, a unas vacaciones a un hotel de lujo para celebrar. Estaba emocionado. Nos merec铆amos un descanso, y esta era la oportunidad perfecta.


Al llegar al hotel, vi a dos vagos, Donald y Tony, fuera, observ谩ndonos. No les prest茅 mucha atenci贸n; ten铆a confianza en que podr铆a proteger a mi familia. Mientras mi esposa e hija sub铆an a la habitaci贸n, me qued茅 para hacer el registro. Pero de repente, escuch茅 gritos.


"¡Erika! ¡Linsy!" grit茅 mientras corr铆a hacia la habitaci贸n, seguido por algunos empleados del hotel.


Al abrir la puerta, vi a Erika y Linsy tiradas en el suelo, inconscientes. Los dos vagos estaban cerca, pero al vernos, intentaron alejarse.


"¡¿Qu茅 ha pasado?!", les pregunt茅 a los empleados del hotel, que ya estaban intentando reanimar a mi familia.


"Ellos… intentaron… abusar de ellas", dijo Erika, a煤n temblando de miedo. "Esos dos…"


Mi rabia estall贸. "¡Ll茅venlos a la c谩rcel! ¡Ya!" orden茅 con furia.


Mientras los arrestaban, Erika y Linsy fueron llevadas a su habitaci贸n para descansar. Decid铆 que a pesar de lo ocurrido, seguir铆amos con las vacaciones. Pero las cosas no fueron las mismas.


Durante los d铆as siguientes, empec茅 a notar algo extra帽o en el comportamiento de mi esposa e hija. Se comportaban de forma rara, como si intentaran ser m谩s femeninas, pero forzadas, casi como si estuvieran aprendiendo c贸mo actuar.


Una ma帽ana, cuando me despert茅, vi a Erika frente al espejo, arregl谩ndose el cabello, pero sus movimientos eran inc贸modos.


"¿Todo bien, cari帽o?" le pregunt茅, notando su nerviosismo.


"S铆, todo bien, amor", respondi贸, forzando una sonrisa. Pero hab铆a algo extra帽o en su tono. Era como si estuviera tratando de parecer… diferente.


Luego, Linsy tambi茅n comenz贸 a comportarse de una manera extra帽a. Cuando nos sentamos a desayunar, me mir贸 con una sonrisa que no le conoc铆a. "Pap谩, ¿podemos ir a la piscina hoy?"


"Claro, princesa. Pero, ¿est谩s segura de que te sientes bien?" le pregunt茅, notando que sus ojos parec铆an vagos, como si estuviera perdida.


"S铆, pap谩. Solo quiero que pasemos m谩s tiempo juntos", dijo, y aunque me sonri贸, sent铆 una incomodidad creciente.


Esa misma tarde, mi tel茅fono comenz贸 a sonar. Un n煤mero desconocido aparec铆a en la pantalla, y aunque al principio lo ignor茅, empec茅 a recibir varias llamadas seguidas. Me pareci贸 raro, pero no le di mucha importancia.


"¿Qui茅n ser谩?", me pregunt贸 Erika mientras ve铆a que miraba mi tel茅fono.


"No lo s茅, amor", respond铆. "Es un n煤mero desconocido."


Pero algo en el aire se sent铆a tenso. Mis sospechas crec铆an.


M谩s tarde, mientras me duchaba, escuch茅 un murmullo. Cuando sal铆 del ba帽o, vi a Erika y Linsy conversando mientras se pasaban mi celular entre ellas. Tan pronto como me vieron, ambas colgaron r谩pidamente.


"¿Qu茅 pasa? ¿Por qu茅 colgaron?", les pregunt茅, frunciendo el ce帽o.


"Todo est谩 bien", respondi贸 Erika, con una sonrisa extra帽a en su rostro. "No te preocupes, querido. Todo estar谩 muy bien ahora."


Linsy tambi茅n se acerc贸 a abrazarme, pero su abrazo fue raro, como si estuviera escondiendo algo.


"Te quiero mucho, papito", dijo con una voz que sonaba m谩s vac铆a de lo normal.


Un escalofr铆o recorri贸 mi cuerpo. "¿Est谩n seguras de que todo est谩 bien?"


"S铆, pap谩", dijo Linsy. "Solo queremos estar contigo. Vamos a regresar a casa. Todo est谩 bien."


Decid铆 que ya era hora de regresar. Cuando llegamos a la casa, not茅 que Erika y Linsy parec铆an asombradas. Miraban todo como si fuera la primera vez que ve铆an la casa.


"¿Qu茅 pasa?", pregunt茅 confundido. "¿Es algo nuevo para ustedes?"


"No, no… es solo que, no record谩bamos todo esto tan claro", dijo Erika, mirando alrededor, como si le faltara algo de familiaridad en los detalles.


Yo no le di mucha importancia. Pens茅 que tal vez estaban agotadas por el viaje, pero el comportamiento de las dos segu铆a siendo extra帽o. No era solo un peque帽o cambio; algo m谩s profundo hab铆a sucedido.


D铆as despu茅s, mientras intentaba retomar la rutina, comenc茅 a notar m谩s diferencias. Las conversaciones de Erika y Linsy parec铆an forzadas. Mi hija me abrazaba con m谩s intensidad de lo normal, y mi esposa me miraba con una sonrisa que no parec铆a sincera. Algo no encajaba.


"Erika, ¿est谩s segura de que todo est谩 bien?", le pregunt茅 una noche.


"S铆, amor, claro que s铆", me respondi贸, pero sus ojos brillaban con algo oscuro que no pod铆a identificar.


Esa noche, me qued茅 pensativo. Decid铆 revisar las llamadas en mi tel茅fono, y fue entonces cuando me di cuenta: varias de las llamadas de ese n煤mero desconocido eran de la c谩rcel. Estaba a punto de marcar el n煤mero cuando, de repente, una sensaci贸n extra帽a me invadi贸.


En ese momento, algo se rompi贸 dentro de m铆. Las piezas empezaron a encajar. Mi familia ya no era mi familia. Lo que no sab铆a era que Donald y Tony, los vagos que nos hab铆an atacado en el hotel, hab铆an usado un conjuro oscuro para intercambiar sus cuerpos con los de Erika y Linsy. Las verdaderas mujeres que amaba estaban atrapadas, mientras ellos disfrutaban de la vida que siempre quisieron, aprovech谩ndose de mi amor y confianza.




Mi esposa e hija, ahora en los cuerpos de esos hombres, me manten铆an bajo su control, manipulando cada uno de mis movimientos y emociones. Mi vida perfecta era una mentira, y yo no ten铆a ni idea de lo que realmente estaba sucediendo.


"Todo est谩 bien, papito", susurraron, como si no supieran que ya estaba empezando a descubrir la verdad.

Pero era demasiado tarde. Ellos ya estaban ganando.


domingo, 17 de noviembre de 2024

La decisi贸n de mi amigo – Vol.1



Mi mejor amigo, Alex, y yo hab铆amos descubierto un hechizo que nos permit铆a poseer cuerpos ajenos. Al principio, todo era diversi贸n: peque帽as travesuras, bromas, e incluso venganzas. Us谩bamos el hechizo para experimentar cosas que normalmente no podr铆amos, como tomar el control de alg煤n compa帽ero popular o meternos en cuerpos de chicas que admir谩bamos. El l铆mite parec铆a ser nuestra imaginaci贸n… hasta que Alex desapareci贸.


Pasaron semanas sin saber de 茅l. No respond铆a mis mensajes ni iba a clases. Empec茅 a preocuparme. Intent茅 buscarlo en su casa, pero sus padres tampoco sab铆an nada. Su ausencia se sent铆a extra帽a, casi como si algo en el universo hubiera cambiado. Justo cuando el miedo y la desesperaci贸n me dominaban, recib铆 un mensaje desde un n煤mero desconocido.


"Hola, Robert. Seguro te estar谩s preguntando d贸nde estoy. Es complicado de explicar, pero ahora vivo en el cuerpo de la se帽ora Olivia. S铆, la sexy ama de casa de la calle 脕lamos. Siempre admir茅 lo bien conservada que estaba para su edad, con su marido que la adora y sus dos hijas perfectas. Hice el hechizo permanente… y, ¿sabes qu茅? No me arrepiento."


Le铆 las palabras una y otra vez, sin poder procesarlas del todo. La se帽ora Olivia… ¿Alex hab铆a decidido quedarse en su cuerpo? Sab铆a que siempre hab铆a tenido una fascinaci贸n por ella, pero esto iba mucho m谩s all谩 de lo que pod铆a imaginar.

Para probar lo que dec铆a, me envi贸 un video corto. En 茅l, se ve铆a a Olivia sentada en la cama de su habitaci贸n, con la c谩mara enfocada en ella. Pod铆a ver c贸mo se mov铆a con una suavidad que antes no ten铆a, una postura segura y relajada, como si fuera realmente ella. Olivia, ahora ocupada por Alex, hablaba a la c谩mara con una sonrisa juguetona.



"Mi marido acaba de salir y, bueno, amigo, he decidido quedarme aqu铆, en el cuerpo de la se帽ora Olivia. Me encanta esta vida. Las ropas, la ropa interior de encaje, el perfume… todo es tan real. Me siento c贸moda en este cuerpo, m谩s de lo que imagin茅. Ya no quiero regresar. Esta mujer tiene todo: una familia perfecta, un cuerpo que me hace sentir poderosa, y una vida tranquila, pero llena de placer."


Un mensaje de texto  llego:


"Me he entregado por completo a este rol femenino. Los vestidos, el maquillaje, la sensaci贸n de tener senos, la suavidad de mi piel... Es como si hubiera nacido para esto. Y, honestamente, no extra帽o en absoluto mi pene. El sexo como mujer es una experiencia completamente diferente, mucho m谩s intensa y placentera. Sobre todo con un semental como el marido de Olivia. Su fuerza, su virilidad, su presencia... Cada vez que me toca, es como si el mundo se detuviera. Es algo que no puedes comprender hasta que lo vives, y cr茅eme, no hay vuelta atr谩s."


Adjunto una foto con la leyenda:



"Anoche, algo nuevo , mi culo se abri贸 Cuando 茅l me penetraba, pod铆a sentir cada cent铆metro de su virilidad, yo ten铆a la respiraci贸n entrecortada ya casi no pod铆a hablary mi piel se erizaba de placer. Yo apretaba las s谩banas, mord铆a la los dientes y el segu铆a entrando; autom谩ticamente mis piernas comenzaron a temblar y el dolor era intenso; sent铆a que me partia en 2 Mi rostro lo dice todo, no pude esconderlo. Fue tan intenso que ni siquiera sab铆a c贸mo reaccionar, jajaja."

Un mensaje  mas llego

Deber铆as intentarlo, Robert. La 煤ltima vez que hablamos, mencionaste que te atra铆a la se帽ora debbie, ¿no? ¿Por qu茅 no pruebas? Imagina la vida que podr铆amos tener, las amigas que podr铆amos ser. Esta es la felicidad que siempre quise. Espero que te atrevas."


Las palabra estaba cargada de una extra帽a mezcla de emoci贸n y sensualidad. 

Cerr茅 los ojos por un momento, tratando de apartar esas im谩genes, pero no pude evitar visualizarla… a 茅l, o mejor dicho, a ella. Olivia era conocida por ser una de las mujeres m谩s atractivas del vecindario: curvas perfectas, piernas interminables, y una elegancia natural que parec铆a inalcanzable. La idea de Alex en ese cuerpo, disfrutando de esa vida, me dej贸 un nudo en el est贸mago.


No pod铆a evitar recordar las veces que Alex y yo hab铆amos hablado de nuestras "opciones". Para 茅l sinpre fue Olivia era el ideal: una mujer madura, elegante y sensual. Para m铆, siempre fue la se帽ora debbie. Su cabello oscuro ca铆a en cascadas perfectas, y su risa era un sonido que hac铆a que el mundo se detuviera. Cada vez pensaba eso, sent铆a una mezcla de respeto y deseo, algo que no pod铆a explicar completamente.


Al principio, sent铆 rechazo. Era absurdo pensar en abandonar todo por una fantas铆a. Pero mientras los d铆as pasaban, las palabras de Alex se repet铆an en mi cabeza. ¿Qu茅 se sentir铆a tener el control absoluto de un cuerpo as铆? ¿Qu茅 se sentir铆a ser admirado, deseado, y llevar una vida donde cada movimiento estuviera cargado de poder femenino?


Sin darme cuenta, la idea de la se帽ora Mar铆as comenz贸 a invadir mis pensamientos. La imaginaba frente al espejo, pint谩ndose los labios con precisi贸n, ajust谩ndose el escote de su vestido, o simplemente caminando por la casa, con ese aire de confianza que parec铆a inquebrantable.


Esa noche, revis茅 el hechizo una vez m谩s, solo para asegurarme de que segu铆a ah铆. Aunque no estaba listo para tomar una decisi贸n, no pod铆a negar que las palabras de Alex hab铆an plantado una semilla en m铆. Una semilla que, poco a poco, comenzaba a florecer.



Un nuevo comienzo *petici贸n adsd*



Siempre supe que algo en m铆 era diferente. A mis 16 a帽os, mientras mis amigos hablaban de chicas y fiestas, yo guardaba un secreto que no me atrev铆a a confesar: me atra铆an los hombres mayores. Hab铆a algo en su seguridad, su experiencia, que me parec铆a irresistible. Pero en mi mundo, con mi cuerpo adolescente y t铆mido, nunca tendr铆a una oportunidad de vivir esas fantas铆as.

Hasta que pens茅 en ella.

Dinora, la mejor amiga de mi madre, era una mujer deslumbrante. Ten铆a el cuerpo de una modelo, con curvas que desafiaban la gravedad, una piel impecable y un cabello que parec铆a brillar bajo cualquier luz. Su forma de caminar, de moverse, hac铆a que todos los hombres la desearan y que las mujeres la envidiaran. Pero detr谩s de toda esa perfecci贸n, su personalidad dejaba mucho que desear. Era amarga, arrogante y constantemente se quejaba de su vida, como si ser deseada por todos fuera una maldici贸n.




Yo, en cambio, lo ve铆a como una oportunidad.

Una noche, mientras navegaba por internet, encontr茅 un hechizo que promet铆a lo imposible: la capacidad de intercambiar cuerpos con alguien m谩s. Sab铆a que estaba jugando con fuego, pero la tentaci贸n era demasiado fuerte. No pod铆a seguir viviendo mi vida so帽ando con algo que nunca tendr铆a.

Esa misma noche, me col茅 en la casa de Dinora mientras dorm铆a. Con las instrucciones del hechizo memorizadas, me coloqu茅 a su lado y recit茅 las palabras. Sent铆 un tir贸n, como si mi alma se desgarrara, y luego todo se oscureci贸.

Cuando despert茅, lo supe al instante. Mi visi贸n estaba m谩s alta, mis manos eran delicadas y femeninas, y mi cuerpo… era perfecto. Camin茅 tambale谩ndome hasta el espejo y all铆 estaba ella. O mejor dicho, all铆 estaba yo, en el cuerpo de Dinora.

—Esto es real… —susurr茅, tocando mi reflejo. Mis manos exploraron mi nueva figura, desde mis pechos hasta mis caderas. Era un sue帽o hecho realidad.

Dinora, ahora atrapada en mi antiguo cuerpo, segu铆a durmiendo. Sab铆a que deb铆a actuar r谩pido para evitar que descubriera la verdad. Busqu茅 entre su armario y encontr茅 un vestido ajustado, rojo con un escote pronunciado, que resaltaba cada curva. Me maquill茅 lo mejor que pude, inspir谩ndome en lo que hab铆a aprendido viendo a mi madre y sus amigas, y sal铆 a disfrutar mi nueva vida.

Cuando regres茅, Dinora ya estaba despierta, mirando alrededor confundida. Sus ojos, ahora los m铆os, se llenaron de p谩nico cuando me vio entrar.

—¿Qu茅 demonios est谩 pasando? —grit贸 con mi voz.

Fing铆 confusi贸n. —No lo s茅. Me despert茅 as铆. Es… extra帽o.

—¡Esto no puede estar pasando! —grit贸, mirando sus manos, su cuerpo, el reflejo en el espejo.

Sab铆a que deb铆a mantener la mentira. —Tal vez sea algo temporal. Hasta que descubramos c贸mo solucionarlo, deber铆amos pretender ser el otro. Nadie puede saber lo que est谩 pasando.

Ella me mir贸 con furia, pero no ten铆a otra opci贸n. Finalmente, suspir贸 y asinti贸. —M谩s te vale no arruinar mi vida.

Yo sonre铆 para mis adentros. Arruinar su vida no estaba en mis planes. Disfrutarla, s铆.

Esa primera noche en su cuerpo fue una experiencia inolvidable. Me desvest铆 lentamente frente al espejo, dejando caer el vestido al suelo. Mi reflejo era Dinora, desnuda, perfecta. Mis manos acariciaron mi nueva piel, mis pechos, mis caderas. Era como si estuviera so帽ando. Me puse un camis贸n de seda que apenas cubr铆a mi figura y me met铆 en su cama, disfrutando del lujo de ser ella.

A la ma帽ana siguiente, me despert茅 con una sonrisa. Revis茅 su armario y eleg铆 un conjunto que resaltara mi nueva energ铆a: unos leggings ajustados, una blusa colorida y unos tacones que me hac铆an sentir poderosa. Cuando mi madre me vio, qued贸 sorprendida.



—Dinora, te ves diferente. ¿Te hiciste algo? —me pregunt贸, inclinando la cabeza.

—Nada en especial. Solo decid铆 probar algo nuevo: ser feliz —respond铆 con una sonrisa.

Mi madre parec铆a encantada con esta nueva versi贸n de su amiga. Durante los d铆as siguientes, trabaj茅 en cambiar completamente la vida de Dinora. Empec茅 a hacer ejercicio, a comer saludable, y a rodearme de personas positivas. Su grupo de amigas estaba asombrado por "su" transformaci贸n.

Dias mas tarde ya todas se habia acostumbrado a esta nueva  versi贸n  de dinora, lugo una invitaci贸n que no queria dejar escapar, ir a la playa, la dinora original  ni de chiste  hubiera aceptado.

el dia en la playa, llev茅 mi nueva confianza al extremo. Eleg铆 un bikini rosa brillante que abrazaba cada curva de mi cuerpo y camin茅 por la arena con. Las amigas de Dinora me miraban con asombro.

—Dinora, nunca te hab铆amos visto as铆 de… extrovertida —dijo una de ellas, riendo.

—Siempre hay una primera vez para todo —respond铆, disfrutando de las miradas que atra铆a.




Fue entonces cuando lo vi. Un hombre alto, con cabello entrecano y una sonrisa que hac铆a que mi coraz贸n se acelerara, se acerc贸 a m铆.

—Disculpa, pero no pude evitar fijarme en ti. ¿Siempre eres as铆 de encantadora?

Sent铆 un cosquilleo recorrer todo mi cuerpo. —Solo cuando alguien interesante aparece —respond铆, sonriendo.

Conversamos durante un rato, y al final me invit贸 a salir. Por primera vez en mi vida, sent铆 que estaba viviendo mis fantas铆as.

Mientras tanto, Dinora, atrapada en mi antiguo cuerpo, luchaba por adaptarse. Los hombres que antes la adoraban ahora la ignoraban, y las mujeres que antes la admiraban apenas le dirig铆an la palabra.

Pero para m铆, la vida era perfecta. Hab铆a robado su cuerpo, su vida, y la hab铆a convertido en algo mucho mejor. Cada d铆a en el cuerpo de Dinora era como explorar un nuevo mundo, lleno de emociones y sensaciones que nunca hab铆a imaginado. La suavidad de su piel, la manera en que sus caderas se mov铆an con cada paso, c贸mo los tacones realzaban sus piernas... todo me hac铆a sentir poderoso y vulnerable al mismo tiempo. Ya no era un chico inseguro que ocultaba su verdadera orientaci贸n; ahora era una mujer que deslumbraba y atra铆a miradas.

La segunda cita: una noche inolvidable

Despu茅s de aquel primer encuentro en la playa, Arturo no perdi贸 tiempo en invitarme a salir de nuevo. Esta vez, eleg铆 un vestido negro ajustado que abrazaba mis curvas y tacones altos que me hac铆an sentir como una reina. Mientras me arreglaba, experiment茅 con un maquillaje m谩s audaz: labios rojos, sombra ahumada, y un toque de iluminador que realzaba mis p贸mulos.

Cuando llegu茅 al restaurante, Arturo me esperaba con una sonrisa.

—Est谩s m谩s hermosa que nunca, Dinora —dijo, ofreci茅ndome su brazo.

Durante la cena, not茅 c贸mo mi voz suave y mis gestos femeninos lo manten铆an fascinado. Hab铆a algo incre铆blemente satisfactorio en saber que pod铆a manipular su atenci贸n solo con mi presencia.

Al final de la velada, me acompa帽贸 hasta su auto.

—No quiero que esta noche termine —murmur贸 mientras se acercaba.

—Entonces no tiene que terminar —respond铆 con una sonrisa coqueta.

En ese estacionamiento, las cosas se intensificaron. Era la primera vez que sentia esta femenidad en un contexto 铆ntimo, y descubr铆 que cada caricia, cada beso, me hac铆a sentir viva de una manera completamente nueva. Cuando me arrodill茅 frente a 茅l y le di sexo oral, me sent铆 en control, poderosa. Pod铆a sentir c贸mo se rend铆a a m铆, y eso me hac铆a querer m谩s.

La tercera cita:

La qu铆mica entre Arturo y yo creci贸 r谩pidamente. Para nuestra tercera cita, no hubo pre谩mbulos; me llev贸 directamente a su casa. Mientras me desvest铆a frente a 茅l, sent铆 una mezcla de nervios y emoci贸n. Mis enormes senos, mis caderas anchas, todo en mi cuerpo parec铆a hecho para el placer.

—Eres perfecta, Dinora —susurr贸 Arturo mientras sus manos recorr铆an mi figura.

Esa noche, tuve mi primera experiencia sexual completa como mujer. Fue algo abrumador al principio, pero pronto descubr铆 que pod铆a disfrutarlo tanto como 茅l. Cuando terminamos, me qued茅 mir谩ndolo, sinti茅ndome completamente realizada. Ahora s铆 sab铆a lo que significaba ser mujer, y no quer铆a que nadie me quitara esto.




Una salida con las amigas

Hab铆amos organizado una noche de chicas en un bar elegante. Las luces suaves, la m煤sica envolvente y los c贸cteles en la mesa creaban el ambiente perfecto para dejar atr谩s las preocupaciones. Todas parec铆an sorprendidas con mi nueva actitud, como si no esperaran verme tan segura y radiante.

—Dinora, est谩s m谩s espectacular que nunca —coment贸 Mariana, su tono mezclando curiosidad y admiraci贸n.

Sonre铆, disfrutando de la atenci贸n. —Gracias, chicas. Creo que necesitaba un cambio de perspectiva —respond铆 con un toque juguet贸n, mientras brindaba con ellas.

Entre risas y copas, la conversaci贸n pronto se torn贸 m谩s personal.

—A ver, cu茅ntanos... ¿y los hombres? —pregunt贸 Ver贸nica con una ceja alzada y una sonrisa c贸mplice.

Mir茅 hacia la barra, donde un moreno fornido, vestido impecablemente, se destacaba entre la multitud. —Bueno, si tengo que ser honesta, ese de all谩 ha captado toda mi atenci贸n —dije se帽al谩ndolo sutilmente con la mirada.

Mariana se ech贸 a re铆r. —¡Pero si est谩s saliendo con Arturo! —me recrimin贸 en tono de broma, como si hubiera descubierto un gran secreto.

Levant茅 los hombros con indiferencia y una sonrisa traviesa. —Arturo es un hombre ocupado, siempre viajando por negocios. Hemos tenido sexo un par de veces, s铆, pero no hemos formalizado nada. Digamos que soy una mujer libre... explorando nuevas experiencias.

Mis palabras parecieron encender la imaginaci贸n de mis amigas. Sus risas y comentarios p铆caros llenaron la mesa, mientras yo me permit铆a disfrutar del momento, saboreando la libertad de ser quien realmente quer铆a ser. Por primera vez en mucho tiempo, me sent铆a el centro de atenci贸n, segura, atrevida, y lista para lo que viniera.


Despu茅s de Arturo, decid铆 no ponerme m谩s l铆mites. Me cans茅 de los compromisos a medias y de esperar que alguien encajara en lo que yo quer铆a. La vida es demasiado corta para no explorar todas las posibilidades que me ofrece.

Fue en el gimnasio donde conoc铆 a H茅ctor, un entrenador atractivo con una sonrisa que me derret铆a. No pas贸 mucho tiempo antes de que me invitara a salir, y nuestra primera cita fue una caminata al aire libre. H茅ctor qued贸 cautivado por mi energ铆a y mi entusiasmo por mantenerme activa. Me hac铆a sentir deseada, pero tambi茅n a gusto, como si no tuviera que esconderme para ser yo misma.

Con 茅l, descubr铆 un mundo m谩s elegante y privado con H茅ctor que, en una noche especialmente 铆ntima, me anim茅 a explorar algo m谩s atrevido, algo que nunca hab铆a imaginado que disfrutar铆a: mi primera experiencia anal.

Ahora, no me pongo barreras. No s茅 qu茅 me deparar谩 el pr贸ximo hombre con el que salga, ni lo que suceder谩, pero estoy abierta a descubrir nuevas formas de disfrutar, de sentir, sin l铆mites ni expectativas fijas. Solo quiero disfrutar el momento, sin pensar demasiado en lo que vendr谩.


pos su parte Dinora no estaba conforme con su nueva vida en su cuepo, se sent铆a fuera de lugar. Los impulsos hormonales la confund铆an y le resultaba dif铆cil lidiar con el deseo constante, lo que la hac铆a sentir inc贸moda y atrapada. Aunque al principio pens贸 que podrias y al no busvar una soluci贸nde como volver a ser ella, callo en cierto grado de locura pronto se dio cuenta de que no era tan f谩cil. Su mente y emociones no lograban adaptarse, y se sent铆a perdida, atrapada entre lo que fue y lo que ahora era. La sensaci贸n de no encajar la manten铆a en un constante desconcierto.










No es exactamente lo que me pidio pero bueno ese fue el resultado 

s谩bado, 16 de noviembre de 2024

Ser una esposa (dawn)





Despu茅s de casi un a帽o viviendo en el cuerpo de mi madre, ya casi me hab铆a acostumbrado a mi vida como una mujer adulta. Sin embargo, todav铆a hab铆a momentos en los que extra帽aba profundamente mi vida anterior. Recordaba mi cuerpo, m谩s joven, con la piel suave y el cuerpo firme de un hombre de 20 a帽os. No ten铆a las caderas anchas, ni los pechos voluminosos que ahora parec铆an tan naturales en m铆, pero al mismo tiempo tan inc贸modos. Ya no era el joven libre de responsabilidades. Esa libertad que sol铆a disfrutar hab铆a desaparecido, y lo peor de todo es que no parec铆a haber forma de regresar.


El proceso de adaptaci贸n a mi nueva identidad femenina fue largo y doloroso. Hab铆a d铆as en los que despertaba con la sensaci贸n de estar atrapado en un sue帽o, como si mi cuerpo ya no fuera m铆o. Mis grandes senos, siempre pesados y dif铆ciles de acomodar, me recordaban constantemente lo que ya no pod铆a cambiar. Mis caderas, m谩s anchas y sensuales, se mov铆an de una manera tan diferente a la que estaba acostumbrado. Sentir la suave tela de las prendas femeninas en mi piel, especialmente los sostenes y las fajas, era una incomodidad constante. Pero era la vida que ahora ten铆a que aceptar.


"Bueno, ¿c贸mo te va con la vida dom茅stica?", me pregunt贸 mi madre la cual ahora estaba en mi cuepo

 mientras me sentaba con ella en la cocina. Las primeras semanas hab铆an sido un caos, pero al menos ya dominaba algunas tareas. Sin embargo, no pod铆a evitar sentirme atrapado en esta nueva rutina.



—"No es lo que yo habr铆a elegido, eso es seguro," respond铆, dejando escapar una risa forzada.


Ella sonri贸. "Te lo advert铆. Ser mujer no es solo lo que ves desde afuera. Es mucho m谩s complicado de lo que cre铆as, ¿verdad?"


Cada d铆a me daba cuenta de lo acertada que estaba. No solo se trataba de la apariencia. Vivir como mujer tambi茅n significaba lidiar con los cambios hormonales, los ciclos menstruales, y una identidad completamente diferente. Mi rol hab铆a cambiado radicalmente: ahora era esposa de mi propio padre y madre de mi propia madre, cuidando de la casa, organizando todo para que la familia pudiera seguir su curso.


Las primeras semanas fueron los m谩s dif铆ciles. Mi madre insisti贸 en que tomara su lugar en el hogar. Me ense帽贸 a cocinar, a limpiar, y a hacer todo lo que ella sol铆a hacer mientras mi padre estaba fuera. 

Al principio, pensaba que todo eso era solo una fase, que alg煤n d铆a encontrar铆amos una forma de revertir lo que hab铆a ocurrido, pero los d铆as se convirtieron en meses, y mi esperanza comenz贸 a desvanecerse.


Pronto, mi padre inconsiente del cambio me trataba como si fuera su esposa. Dorm铆amos en la misma cama, y aunque yo manten铆a una distancia inc贸moda, las cosas fueron volvi茅ndose m谩s 铆ntimas. Cada noche, sent铆a sus brazos rode谩ndome, su respiraci贸n c谩lida en mi cuello, su cuerpo pegado al m铆o. Aunque intentaba bloquear esos momentos, mi cuerpo femenino comenzaba a responder  asus est铆mulos

Una noche, mientras me alejaba de 茅l, not贸 mi distancia y me pregunt贸:

—"¿Qu茅 te pasa? Est谩s distante 煤ltimamente… ¿He hecho algo mal?"

Sent铆 un nudo en la garganta, pero respond铆, intentando sonar tranquila: "No, no es eso… es solo que estoy… agotada."

Me mir贸, con una expresi贸n de preocupaci贸n. "Sabes que siempre estoy aqu铆 para ti. Si necesitas algo, solo d铆melo."

Algo en su voz, esa vulnerabilidad, me desarm贸. Hubo una parte de m铆 que quer铆a rechazarlo, pero otra parte —m谩s profunda— sent铆a un deseo de acercarme, de dejarme llevar por su cari帽o, y de aceptar que, en esta nueva vida, 茅l era realmente mi esposo.

A medida que pasaron los meses, esa relaci贸n se fue haciendo m谩s cercana, m谩s real. Mis pensamientos y mis sentimientos hacia 茅l cambiaban a diario, y por primera vez, comenc茅 a aceptar este papel, a disfrutar de la atenci贸n que me brindaba. Mi madre no dejaba de insistir en que deb铆a aceptar mi nueva identidad, y aprender a disfrutar de mi cuerpo y de mi papel como esposa.

"Tu cuerpo ahora es el de una mujer, y tienes que vivir como una," me dec铆a con firmeza. "Eso significa que tambi茅n debes aprender a disfrutarlo. No tiene sentido que sigas resisti茅ndote."

"¿C贸mo esperas que disfrute algo as铆? ¡Es mi padre!" le respond铆, incr茅dulo.

Mi madre suspir贸, como si pensara que estaba siendo tonto. "No pienses en 茅l como tu padre. Ahora es tu esposo. Adem谩s, sabemos que 茅l te ama m谩s que nunca."

Pasarown varios d铆as despu茅s de esa conversaci贸n, y las palabras de mi madre no dejaban de resonar en mi mente: "Tu cuerpo ahora es el de una mujer, y tienes que vivir como una. Eso significa que tambi茅n debes aprender a disfrutarlo."


Al principio, esa idea me parec铆a extra帽a, como si me estuviera forzando a aceptar algo que no quer铆a. Pero mientras pasaban los d铆as, decid铆 escucharla. Comenc茅 a abrirme realmente a mi vida como mujer, aunque de alguna forma ya lo hab铆a estado haciendo. Pero algo en esas palabras me hizo sentir m谩s decidida a abrazar mi rol.



Me convert铆 completamente en una ama de casa. Ya no solo limpiaba y cocinaba, sino que sent铆a que este cuerpo femenino era m铆o, que mi lugar era ese hogar. Aceptaba los detalles que antes me parec铆an triviales, y me preocupaba por cada aspecto de la casa. Mis d铆as giraban en torno a esas tareas, mientras que la relaci贸n con mi esposo se volv铆a m谩s intensa. Los momentos 铆ntimos eran cada vez m谩s frecuentes, y mi cuerpo respond铆a de manera autom谩tica, como si finalmente estuviera aceptando lo inevitable.


Retome la amistad con las vecinas, quienes me trataban como una de las suyas. Nos reun铆amos a tomar caf茅, habl谩bamos sobre la vida marital y la maternidad. Aunque al principio solo escuchaba, pronto me sent铆 m谩s conectada con ellas, entendiendo sus conversaciones y, para mi sorpresa, empezando a disfrutar de esas charlas sobre "cosas de mujeres".

Recuerdo una conversaci贸n en particular en casa de mi vecina Patricia. Est谩bamos sentadas en su acogedora sala, con una taza de caf茅 caliente entre las manos. Patricia siempre ten铆a una forma de hablar que te hac铆a sentir c贸moda, aunque a veces sus comentarios pod铆an ser directos.

De repente, me lanz贸 una pregunta que me tom贸 desprevenida:

—"¿Y t煤, querida? ¿C贸mo te va con tu esposo?"

Mi rostro se encendi贸 al instante. Hablar de mi vida marital a煤n me resultaba extra帽o, pero trat茅 de responder con naturalidad:

—"Nos va bien. Me cuida mucho, y cada d铆a siento que estamos m谩s cerca."

Patricia me mir贸 fijamente con una mezcla de complicidad y curiosidad.

—"¿M谩s cerca, dices? ¿Y qu茅 tal en la intimidad? Porque, cari帽o, eso es crucial en un matrimonio."

Mi rubor aument贸, y desvi茅 la mirada hacia la ventana.

—"Ah... bueno, dir铆a que nos llevamos bien en ese aspecto," respond铆, aunque mi voz no son贸 del todo convincente.

Patricia solt贸 una risa suave y me tom贸 de la mano, como si quisiera tranquilizarme.

—"No te pongas t铆mida conmigo, querida. Mira, d茅jame darte un consejo que nunca falla: nunca tengas miedo de explorar. El sexo es mucho m谩s que rutina; es el lugar donde puedes redescubrir a tu pareja y tambi茅n a ti misma."

La mir茅 con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Patricia continu贸 con su tono suave pero firme:

—"¿Has probado cosas nuevas? A veces los peque帽os cambios pueden reavivar la chispa. Por ejemplo, algunos hombres encuentran muy excitante cuando sus esposas toman la iniciativa o incluso cuando les sorprenden con algo inesperado."

—"¿Algo inesperado?" pregunt茅 con nerviosismo, aunque sab铆a que no me dejar铆a escapar f谩cilmente.

—"Claro. Algo tan simple como cambiar el ritmo... o probar cosas como el sexo anal. Y no me mires as铆, querida, a muchos les encanta cuando su esposa muestra esa confianza. Tambi茅n est谩 el peque帽o detalle de no desperdiciar nada. Cr茅eme, algunos hombres lo encuentran incre铆blemente 铆ntimo."

Mi coraz贸n lat铆a con fuerza. Nunca hab铆a considerado algo as铆, y aunque sus palabras eran sutiles, me dejaban claro a qu茅 se refer铆a.

—"Esas cosas," continu贸 Patricia con una sonrisa c贸mplice, "no son solo para 茅l, tambi茅n son para ti. Descubrir谩s que abrirte a esas experiencias te hace sentir m谩s conectada y deseada."

Me qued茅 en silencio, procesando sus palabras. Hab铆a algo en lo que dec铆a que resonaba profundamente conmigo. 

-"Dime algo, ¿te sientes deseada por 茅l?"

El calor en mi rostro fue reemplazado por un nudo en mi garganta. La verdad era que s铆, lo hac铆a. Sus caricias, sus besos, incluso la forma en que me miraba por las ma帽anas, todo ello hablaba de un deseo genuino que nunca me hab铆a permitido aceptar completamente..

-"Si," murmur茅 al fin.

Patricia asinti贸 con aprobaci贸n y a帽adi贸 con un tono m谩s serio:

-"Entonces no lo dudes. D茅jate llevar. No hay nada m谩s hermoso que una mujer que acepta su lugar en los brazos de su esposo. Cr茅eme, te har谩 sentir viva de una manera que ni te imaginas."

Me qued茅 pensativa mientras sus palabras resonaban en mi mente. Patricia ten铆a raz贸n. Hab铆a algo profundamente intimo en esa conexi贸n que hab铆a estado tratando de evitar. Quiz谩s ten铆a raz贸n; tal vez era momento de dejar atr谩s mis inhibiciones y explorar esa parte de mi nueva vida marital con total libertad.

Esa noche, cuando volv铆 a casa, encontr茅 a mi esposo esper谩ndome en la sala. Me recibi贸 con una sonrisa que me hizo sentir segura, como si nada en el mundo pudiera salir mal mientras 茅l estuviera conmigo. Nos sentamos juntos en el sof谩, y 茅l coloc贸 una mano en la m铆a, un gesto simple pero cargado de significado.

—¿Todo bien con Patricia? —me pregunt贸, rompiendo el silencio.

Asent铆, pero antes de que pudiera responder, sent铆 sus dedos acariciando suavemente mi mejilla, trazando el contorno de mi rostro. Mi coraz贸n comenz贸 a latir m谩s r谩pido. Hab铆a algo en su mirada esa noche, algo m谩s intenso, m谩s profundo. Sin pensarlo, me inclin茅 hacia 茅l, dejando que nuestros labios se encontraran en un beso lento y apasionado.


Fue como si todo lo que hab铆a estado reprimiendo se desbordara en ese momento. Sus manos, c谩lidas y firmes, recorrieron mi espalda, acerc谩ndome m谩s a 茅l. Sent铆 su cuerpo contra el m铆o, y por primera vez no me resist铆. Mi mente dej贸 de luchar contra la idea de ser su esposa, y mi cuerpo reaccion贸 de manera instintiva, abrazando mi feminidad en cada caricia, en cada susurro.


Sin darnos cuenta, llegamos a la habitaci贸n. La luz tenue que se filtraba por las cortinas hac铆a que el ambiente se sintiera a煤n m谩s 铆ntimo. Sus labios descendieron lentamente por mi cuello, enviando un escalofr铆o por mi espalda. Cuando sus manos comenzaron a explorar mi cuerpo, un repentino sonido interrumpi贸 el momento: su tel茅fono m贸vil vibraba sobre la mesita de noche.

—Espera... —susurr贸, su respiraci贸n a煤n agitada mientras se alejaba para mirar la pantalla.

Frunci贸 el ce帽o al leer el mensaje y, con un suspiro, se incorpor贸.

—Es del trabajo, parece urgente. Lo siento, amor.

Lo observ茅 mientras se vest铆a apresuradamente, luchando contra la frustraci贸n de haber sido interrumpidos en un momento tan crucial. Sin embargo, no dije nada. En cambio, me levant茅 y lo ayud茅 a acomodar su corbata antes de que se marchara.

—Te espero despierta —le dije, intentando ocultar la decepci贸n en mi voz.

—Volver茅 lo antes posible, lo prometo —respondi贸, bes谩ndome con ternura antes de salir por la puerta.

Cuando me qued茅 sola, regres茅 a la cama, sintiendo a煤n el calor de su cuerpo en las s谩banas. Cerr茅 los ojos, dejando que el recuerdo de sus caricias me envolviera. Esa noche no terminamos lo que hab铆amos comenzado, pero en mi interior algo hab铆a cambiado. Hab铆a aceptado que, aunque mi nueva vida era diferente, no era menos real ni menos intensa.


A la ma帽ana siguiente, mientras preparaba el desayuno, me encontr茅 pensando en la noche anterior. Record茅 las palabras de Patricia: "Tienes esa mirada especial." Mir茅 mi reflejo en la ventana de la cocina y vi algo que no hab铆a visto antes: una mujer que, aunque enfrentaba desaf铆os, hab铆a comenzado a aceptar su lugar, su vida, y el amor de su esposo como parte fundamental de su realidad.

Ese d铆a, particularmente memorable, decid铆 tomar la iniciativa. Sab铆a que 茅l llegar铆a del trabajo en unas horas, as铆 que me prepar茅 con cuidado. Me di una ducha r谩pida y, envuelta en una toalla que apenas cubr铆a lo esencial, me acomod茅 en nuestra habitaci贸n, esper谩ndolo con ansias.


Cuando entr贸, nuestros ojos se encontraron inmediatamente, y pude ver el deseo reflejado en su mirada. Camin茅 hacia 茅l con seguridad, sintiendo la conexi贸n entre nosotros m谩s fuerte que nunca. Lentamente dej茅 que la toalla cayera, revelando mi cuerpo transformado, mis senos y mi figura completamente expuesta, lista para este momento que hab铆a estado anticipando.


—¿Qu茅 est谩s tramando, cari帽o? —pregunt贸, cerrando la puerta detr谩s de 茅l.

—Quiero devolverte todo lo que me has dado...

No hizo falta decir nada m谩s; nuestros cuerpos se buscaron de inmediato. Nos besamos apasionadamente, y esta vez dej茅 que todo sucediera sin reservas. Cada caricia y cada beso fueron cargados de una conexi贸n que nunca antes hab铆a sentido. Cuando lleg贸 el momento, 茅l se detuvo un instante para susurrarme:

—Cari帽o, voy a ponerme un cond贸n...

Tom茅 su mano y lo mir茅 a los ojos, con una mezcla de nervios y determinaci贸n.

—No, amor... quiero que sea al natural.

Su rostro mostr贸 sorpresa, pero tambi茅n un destello de preocupaci贸n.

—Pero, mi amor, podr铆as quedar embarazada...

—Lo s茅, y lo quiero. Este es mi regalo para ti, para nosotros. Deseo sentirte completamente, sin barreras, y s铆, tambi茅n quiero llevar en mi vientre a nuestro hijo.

—¿De verdad? —pregunt贸, incr茅dulo pero emocionado.

—Nada me har铆a m谩s feliz que dar vida al fruto de nuestro amor.

Su mirada se suaviz贸, llena de amor y devoci贸n.

—Te amo tanto... Este fin de semana ser谩 el inicio de algo hermoso, mi amor.

Nos besamos profundamente, y lo que sigui贸 fue una mezcla de pasi贸n y ternura. Mientras me entregaba a 茅l, sent铆 c贸mo mi cuerpo respond铆a con una intensidad desconocida. Cada movimiento era una afirmaci贸n de mi decisi贸n, de mi nueva identidad, de nuestro amor.


En un momento, mientras me abrazaba con fuerza, susurr贸 con urgencia:

—Mi amor, me voy a venir... ¿est谩s segura que lo quieres dentro?

Sin dudarlo, respond铆:

—S铆, por favor. Ll茅name, quiero que tu semilla quede en m铆.

Fue un momento indescriptible. Sent铆 c贸mo me llenaba, c贸mo su amor se derramaba dentro de m铆 mientras nuestros cuerpos permanec铆an unidos. Sus labios buscaron los m铆os, sellando el momento con un beso cargado de emoci贸n.


Despu茅s de esa noche mi vida se transform贸 por completo. Me sent铆a m谩s conectada a 茅l, m谩s segura de mi lugar a su lado. Los d铆as pasaron, y poco a poco me fui integrando a煤n m谩s en mi nueva vida. Las vecinas me acogieron como una de ellas, y nuestras reuniones para tomar t茅 o caf茅 se convirtieron en mi momento favorito del d铆a. Habl谩bamos de la familia, de los hijos, de la vida de casadas, y aunque al principio esas conversaciones me resultaban extra帽as, ahora eran una parte esencial de mi d铆a a d铆a.


Cada d铆a que pasaba me sent铆a m谩s c贸moda, m谩s completa, y m谩s enamorada de mi esposo. Hab铆a encontrado mi lugar, y no pod铆a imaginar una vida diferente.

El sexo se volvi贸 algo habitual, una parte esencial de nuestra relaci贸n que ahora genuinamente disfrutaba. No era solo un acto f铆sico; era una forma de conexi贸n profunda entre mi esposo y yo, un lenguaje que hab铆amos aprendido a hablar sin palabras. Cada noche, cuando me abrazaba o me besaba, sent铆a c贸mo nuestro v铆nculo se fortalec铆a.

Pero no solo eran esos momentos de pasi贸n lo que defin铆an nuestra vida juntos. Las cenas rom谩nticas que organizaba se convirtieron en algo que esperaba con ansias. A veces, preparaba sus platillos favoritos, decoraba la mesa con velas y flores, y me pon铆a el vestido m谩s bonito que ten铆a. 脡l siempre notaba los detalles, el esfuerzo, y me recompensaba con una sonrisa que derret铆a cualquier inseguridad que pudiera tener.


Durante esas cenas, sus besos eran intensos, apasionados. Pod铆a sentir c贸mo sus labios recorr铆an mi cuello o sus manos encontraban mi cintura mientras me susurraba lo hermosa que estaba. Cada gesto suyo me hac铆a sentir especial, deseada, y profundamente amada.




Los d铆as pasaron y, como si fuera una evoluci贸n natural, me sent铆a m谩s conectada a este cuerpo, a este rol de esposa y futura madre. Hab铆a aprendido a disfrutar de los peque帽os momentos de la vida dom茅stica, pero a煤n hab铆a algo m谩s profundo que comenzaba a tomar forma. Los cambios en mi cuerpo, los antojos extra帽os, y una creciente sensaci贸n de cansancio, me hicieron pensar que algo m谩s estaba ocurriendo.


Un d铆a, mi madre, con su mirada astuta, me dijo entre risas: "Creo que podr铆as estar embarazada."


Mi coraz贸n se detuvo por un momento. ¿Embarazada? La idea me parec铆a un sue帽o, pero al mismo tiempo sent铆 una chispa de emoci贸n. Hice una prueba y, para mi sorpresa, el resultado fue positivo. En lugar de miedo, sent铆 una alegr铆a inmensa al saber que tendr铆a un hijo, una nueva vida crec铆a dentro de m铆.


Mi esposo, siempre tan atento, me cuidaba a煤n m谩s, especialmente ahora que mi cuerpo ya no era el mismo. Su apoyo y cari帽o me hac铆an sentir que finalmente hab铆a encontrado mi lugar en este nuevo cuerpo, en esta nueva vida. Cada vez que acariciaba mi vientre, me sent铆a m谩s conectada con 茅l y con el futuro que me esperaba como madre. La transformaci贸n me hab铆a cambiado por completo, y aunque hab铆a momentos de inseguridad, 茅l estaba ah铆, reafirmando todo lo que hab铆amos logrado juntos.


"Estoy tan orgulloso de ti," me dijo una noche, mientras acariciaba mi barriga.


—"¿De verdad lo crees?" le respond铆, con l谩grimas en los ojos.


脡l sonri贸, y sus palabras me llenaron de felicidad. No solo me hab铆a transformado f铆sica y emocionalmente, sino que tambi茅n hab铆a aprendido a abrazar esta nueva identidad que, de alguna forma, se sent铆a como la verdadera.


Con mucha ilusi贸n, sab铆amos que nuestro amor nos hab铆a regalado un hijo. Mi cuerpo, que antes era tan ajeno a m铆, ahora se sent铆a completamente diferente. Mis pechos, mis caderas, incluso la forma en que mi cuerpo reaccionaba a sus caricias; todo era nuevo. Mi deseo de ser madre creci贸 a medida que mi embarazo avanzaba. Cada vez que ten铆amos sexo, se volv铆a m谩s excitante pensar que est谩bamos trayendo al mundo a un ni帽o fruto de nuestro amor. La sensaci贸n de estar completando nuestra uni贸n con la vida me envolv铆a.


Sin embargo, el deseo no disminuy贸. Al contrario, se intensific贸. Ver c贸mo mi barriga crec铆a junto a mis senos y pezones me hac铆a sentir m谩s mujer que nunca. Sent铆a un deseo insaciable, como si mi transformaci贸n hubiera despertado una necesidad m谩s profunda dentro de m铆. A medida que avanzaba mi estado de gestaci贸n, mis ganas de sexo aumentaban. Era una mezcla de emociones, de querer estar m谩s cerca de 茅l, de querer disfrutar de lo que mi cuerpo se estaba convirtiendo. Y aunque, por precauci贸n, dejamos de practicar penetraci贸n vaginal cerca de los 8 meses y medio, nuestra vida sexual no disminuy贸 en lo m谩s m铆nimo. Nos entregamos al sexo oral, y en momentos m谩s 铆ntimos, al sexo anal.


Pronto, ser铆a madre. Y por primera vez, sent铆 que la transformaci贸n hab铆a sido una bendici贸n, una oportunidad para redescubrirme como mujer, esposa y madre. Todo lo que hab铆a experimentado desde el principio, desde la confusi贸n y la incomodidad de mi cambio hasta la aceptaci贸n total de mi nueva identidad, me hab铆a llevado a este momento. Finalmente, me sent铆a completa.



viernes, 15 de noviembre de 2024

Monica

 Tomar la decisi贸n de someterme a esa operaci贸n fue s煤per dif铆cil, de verdad. Todav铆a hay d铆as en los que me siento rara, como si fuera una persona diferente, pero al final siento que fue lo mejor que pude hacer por m铆. No s茅 si lo pensaba antes, pero hoy, mirando al espejo, estoy feliz con lo que veo.


Cuando pienso que hace solo unos meses era un chico de 19 a帽os, me parece raro, como si hablara de otra vida. Mi cara, antes m谩s joven, ahora tiene arrugas que me hacen ver m谩s madura. Y esas arrugas me gustan, porque me recuerdan todo lo que he vivido, todo lo que he superado. Mi cuerpo tambi茅n cambi贸, mucho m谩s de lo que pensaba. Cuando era hombre, siempre estaba obsesionado con el gimnasio, pero ahora, cuando me miro, me siento m谩s feliz con mis curvas. Mis piernas, mis nalgas, mis caderas… todo es m谩s grande y redondeado, pero de una forma que me hace sentir bien. Antes me preocupaba demasiado por tener un cuerpo delgado, con los m煤sculos marcados, pero ahora, de alguna manera, me gusta m谩s lo que tengo.



Mis pechos, por ejemplo, al principio me parec铆an extra帽os, pero ahora los siento tan naturales, como si siempre hubieran sido parte de m铆. Me encanta c贸mo se sienten, c贸mo me veo con ellos. Y la vagina… al principio fue raro, la verdad. Pero ahora, cada vez que pienso en lo que tengo entre las piernas, me siento como una mujer de verdad. No solo por el cambio f铆sico, sino por todo lo que eso representa.



Nunca pens茅 que dir铆a esto, pero estoy contenta de no haber optado por tener el cuerpo de una mujer joven, con la piel tersa y el cuerpo delgado. A veces s铆 miro a esas chicas y siento envidia, pero luego miro mi reflejo y pienso, "Esto es lo que soy, esto es lo que siempre quise ser". Mi cuerpo est谩 lleno de historia, de vivencias, y eso me encanta. Ya no me importa si soy joven o vieja, delgada o curvy. Lo que me importa es que ahora soy yo, de verdad.


Y todo eso lo puedo compartir con 茅l. Mi jefe, bueno, ahora mi esposo, me ha mostrado una forma de ser mujer que nunca imagin茅. 脡l me apoya de una manera que ni en mis mejores sue帽os cre铆 que ser铆a posible. No solo me ha ayudado a adaptarme a este cambio f铆sico, sino que tambi茅n me ha mostrado lo que significa el amor verdadero. Me ama tal como soy, sin pedirme nada m谩s. Y por eso, yo le doy todo lo que soy.


Soy la esposa que 茅l quer铆a, la que siempre so帽茅 ser: cari帽osa, atenta, disponible para 茅l. Me esfuerzo por ser la mejor mujer que puedo ser, no solo para m铆, sino para 茅l. 脡l me hace sentir valiosa, y me da una seguridad que antes nunca pens茅 que podr铆a tener. No solo por lo que soy f铆sicamente, sino por lo que somos juntos.



As铆 que s铆, hoy soy feliz. Mi vida no es perfecta, ni como la imaginaba cuando era joven, pero es la vida que siempre quise. Tengo todo lo que necesito: amor, paz, y la certeza de que tom茅 la decisi贸n correcta. Y no cambiar铆a ni un solo segundo de todo este proceso, porque me hizo ser quien soy hoy.