Alex odiaba la Navidad con toda su alma. Las luces, los villancicos y la falsa alegr铆a le parec铆an un espect谩culo rid铆culo. Ese a帽o, como de costumbre, decidi贸 pasar la noche encerrado en su casa, alejado de cualquier rastro de celebraci贸n. Mientras el reloj marcaba la medianoche, el silencio de su sala se rompi贸 con un sonido inesperado: un fuerte estruendo, como si algo pesado hubiera aterrizado sobre su techo.
Al bajar las escaleras, Alex encontr贸 a un hombre corpulento con traje rojo y una barba blanca tan brillante como la nieve. No pod铆a creerlo: era Santa Claus en persona. "Tienes un esp铆ritu navide帽o m谩s fr铆o que el Polo Norte," dijo Santa con una sonrisa c谩lida. "Eso tiene que cambiar, y tengo justo lo que necesitas."
Antes de que Alex pudiera reaccionar, Santa levant贸 su bast贸n y lo golpe贸 contra el suelo. Una luz cegadora lo envolvi贸, y Alex sinti贸 c贸mo su cuerpo comenzaba a transformarse. Sus m煤sculos se relajaron mientras su figura se contorsionaba, sus hombros se estrechaban y su cintura se ajustaba como si un cors茅 invisible lo comprimiera. Su pecho se hinch贸 con un peso nuevo, redondo y c谩lido, mientras sus caderas se ensanchaban, creando una figura madura y voluptuosa.
La piel de Alex se volvi贸 suave y tersa, y su cabello creci贸 largo y risado, transform谩ndose en una cascada blanca como el algod贸n. Cuando la luz se desvaneci贸, Alex ya no era un hombre joven y amargado. Frente a 茅l, en el reflejo de una esfera navide帽a colgada en el 谩rbol, vio a una mujer mayor, hermosa y elegante.
"Bienvenida, Sra. Claus," dijo Santa con una sonrisa amplia. "Es hora de que aprendas a amar la Navidad. Como mi nueva compa帽era, el esp铆ritu navide帽o depender谩 de ti."
Alex intent贸 hablar, pero las palabras no salieron. Una parte de 茅l quer铆a gritar y exigir que lo devolvieran a su antiguo cuerpo. Sin embargo, algo en su interior se sent铆a extra帽amente correcto. Era como si una calidez desconocida empezara a llenar el vac铆o que hab铆a sentido durante tanto tiempo.
Santa le ofreci贸 su brazo. "El Polo Norte nos espera, querida. Tenemos mucho trabajo por hacer antes de la pr贸xima Navidad."
Aunque todav铆a tambaleante por el peso de sus nuevas caderas y la sensaci贸n de sus senos, Alex tom贸 el brazo de Santa. Por primera vez en su vida, sinti贸 que la Navidad ten铆a un prop贸sito, y con cada paso hacia el trineo, su amargura comenzaba a desvanecerse como la nieve al sol.
¡¡¡ Feliz navidad !!! a todos los lectores de este blog 馃巹馃巵
ResponderEliminarRin y Dawn les desean lo mejor