No puedo apartar la mirada del espejo, atrapada en el reflejo de este cuerpo incre铆ble que he llegado a poseer. Mis manos exploran lentamente cada curva, empezando por la estrecha cintura que se destaca de manera casi imposible, como si alguien hubiera moldeado mi figura para lograr ese perfecto contraste entre lo delgado de mi torso y las generosas curvas que se expanden hacia abajo.
Muevo las manos hacia mis caderas, anchas y redondeadas, perfectas en cada 谩ngulo, amplias y firmes, invitando cada mirada a posarse en m铆. Mis dedos siguen la curva suave que da forma a mi trasero: grande, elevado, tan redondo que parece esculpido por un artista. Siento c贸mo cada cent铆metro de mi piel es suave, tersa, como si estuviera dise帽ada para captar cada rayo de luz, resaltando cada detalle.
Mi atenci贸n se centra en mis muslos, gruesos y poderosos, que se tocan ligeramente cuando estoy de pie. Son s贸lidos pero con una suavidad que casi no parece real. La forma en que se mueven al caminar hace que cada paso se vuelva una especie de danza, dejando una impresi贸n donde quiera que vaya. Es como si estos muslos estuvieran dise帽ados para seducir, para mostrarme con orgullo.
Luego, mis ojos suben hacia mis senos. No puedo evitar maravillarme al ver c贸mo sobresalen, redondos y enormes, como dos globos perfectos, tan grandes que parecen desbordarse con cada peque帽o movimiento. La lencer铆a apenas logra contenerlos, pero m谩s que suficiente para resaltar su tama帽o y su redondez, acentuando su volumen y haci茅ndome sentir como la verdadera diosa en la que me he convertido. Cuando los toco, siento su firmeza combinada con una suavidad sedosa, y cada roce me hace sentir a煤n m谩s viva, a煤n m谩s real en este cuerpo perfecto.
Bajo la mirada hasta mi entrepierna, al centro de mi feminidad. Entre mis muslos se encuentra el 煤ltimo toque, el perfecto co帽o que completa esta transformaci贸n, tan natural y tan ideal para este cuerpo. Todo en m铆 parece dise帽ado para seducir, para atraer miradas y dejar una marca en cada lugar al que voy. Ahora soy un im谩n de deseo, una fantas铆a viviente, una mujer dise帽ada para el placer y la adoraci贸n.
Mi destino siempre fue ser as铆, una bimbo, una diosa. Al fin lo entiendo y me acepto por completo. Este es mi verdadero yo, y no cambiar铆a nada de este cuerpo esculpido y perfecto.
Todo en mi vida cambi贸 en el momento en que acept茅 aquellos d贸lares para probar algo llamado compuesto V... o, como me dijeron despu茅s, “Venus”. Al principio, pens茅 que ser铆a algo temporal, una peque帽a mejora para ganar algo de dinero f谩cil. Pero desde la primera inyecci贸n, sent铆 que algo en m铆 se transformaba profundamente. Poco a poco, me convert铆 en lo que veo hoy en el espejo: la fantas铆a bimbo que, en el fondo, siempre fui destinada a ser.
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