Jake y yo éramos inseparables desde pequeños. Mi mejor amigo, casi un hermano. Pero había algo que nos diferenciaba mucho: él siempre fue más… visual. Sobre todo cuando se trataba de mujeres maduras. Desde los 13 años, no había día que no mencionara a la señora Liv con esa mezcla de deseo y culpa.
— Bro, ¿viste cómo se le marcaban los leggings? No puede ser real…
Y lo decía justo después de que ella salía de la casa, tras dejarme la cena o cuidarme cuando mi madre trabajaba de noche.
Liv siempre fue parte de mi vida. Nuestra vecina, amiga íntima de mamá. Era esa mujer que todos miraban en silencio, pero nadie se atrevía a decir lo que pensaba. Caderas amplias, una cinturita de avispa, labios carnosos y ojos claros que parecían ver a través de ti. Hacía yoga con mi madre todos los miércoles, y cuando salían con esas mallas apretadas, podía ver cómo Jake contenía la respiración.
Pero lo que él no sabía… era que yo también la deseaba. Aunque para mí era más complicado. Era como desear a tu tía favorita, la que te abrazaba apretado, la que te miraba con ternura. Lo peor es que ella parecía saberlo. A veces, cuando me acariciaba el cabello, o cuando se quedaba un poco más de la cuenta sentada a mi lado en el sofá, sus manos reposaban sobre mi muslo con una naturalidad inquietante. Como si jugara conmigo, como si disfrutara esa tensión que ni siquiera yo entendía del todo.
Con el tiempo descubrí algo en internet. Un foro oculto. Un hechizo de posesión temporal. Era riesgoso, limitado… pero real. Lo probé con un gato callejero primero, luego con un compañero de clase. Y cuando confirmé que funcionaba, supe exactamente para qué lo usaría.
Hoy, Jake cumple 18. Y decidí regalarle su mayor fantasía.
Mi madre salió de viaje por trabajo. Como siempre, dejó instrucciones claras: “Liv, ¿podrías llevarle el almuerzo a mi hijo? Estoy segura de que ni se peinará si no estás tú cerca”. Ella aceptó encantada. A las 11:00 en punto, como era su costumbre, llegó a casa. Yo la esperaba escondido. Y cuando cruzó el umbral… activé el hechizo.
Fue como caer en un abismo cálido. Un torbellino de sensaciones me envolvió: un calor suave entre las piernas, un peso nuevo sobre el pecho, una sensación envolvente en cada curva. Me vi a mí mismo desplomarme en el sillón, inerte. Luego bajé la vista… y vi mis nuevas manos, delicadas, con uñas largas y pulidas. Toqué mi cintura, subí hasta mis senos. Eran grandes, redondos, sensibles. Mi respiración se volvió jadeante sin querer.
Subí a la habitación, me duché lentamente. El agua caliente recorriendo ese cuerpo perfecto era una experiencia en sí misma. Sentí cómo los pezones se endurecían bajo el chorro. Me miré al espejo durante minutos. Esa mujer increíble… era yo. Por 24 horas.
Me vestí para la ocasión: no demasiado obvio, pero tampoco recatada. Sin brasier, solo un top ajustado que realzaba mis curvas. Un shorts rosas que delineaban a la perfección el contorno de mis caderas y ese trasero que tanto Jake había deseado en secreto. Me perfumé, me pinté los labios con un tono suave. Y le mandé un mensaje:
“No traigas a nadie. Tengo una sorpresa para ti.”
A las 12:10, escuché la puerta abrirse. Bajé lentamente las escaleras, moviendo las caderas con naturalidad. Jake estaba de pie, con una caja de regalo en la mano. Me miró confundido.
— ¿Señora Liv? —dijo, nervioso.
Le sonreí con dulzura.
— Hoy no soy la señora Liv… —me acerqué, dejando que mis pechos rozaran su brazo— …hoy soy tu regalo, Jake. Solo para ti. Feliz cumpleaños.
Él tragó saliva, sus ojos recorriéndome de arriba abajo sin disimulo. Se quedó sin palabras. Lo tomé de la mano y lo llevé al sofá. Me senté a su lado, cruzando las piernas con elegancia.
— ¿Recuerdas todas esas veces que me mirabas cuando creías que no te veía? Todas esas noches soñando conmigo… ahora puedes vivirlo. Todo lo que imagines, todo lo que desees… es tuyo. Solo por hoy.
Sus mejillas ardían.
— ¿Esto es un sueño…?
Tomé su mano y la puse sobre mi muslo.
— No, Jake. Es un regalo. ¿Vas a desaprovecharlo?
Y entonces vi en sus ojos el cambio. El deseo venciendo al miedo. El chico se transformó en hombre.
Lo besé primero, suave. Luego, más profundo. Sus manos exploraban mi nuevo cuerpo con torpeza, con ansiedad. Y yo lo guiaba, gemía, lo provocaba… disfrutando cada segundo en esa piel prohibida.
Aún faltaban muchas horas para que el hechizo se rompiera… y tenía muchos planes para ese cuerpo.
Pd: mañana es mi cumple jejeje
Muchas gracias por la historia y feliz cumpleaños ☺️🎂🩷🙆🏻♀️
ResponderEliminarGracias!!!
EliminarFeliz cumpleaños
ResponderEliminarGracias!!!
EliminarFeliz cumpleaños 🥳
ResponderEliminarQuisiera compartirte mis historias.
https://bodyswapstorys.blogspot.com/?m=1
Gracias!!!
EliminarY las imágenes?
ResponderEliminarDespues se las agrego, estamos en semana santa jejej
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