Sam había aprendido a disfrutar cada rincón de su nueva realidad, desde su segunda pubertad le dio rienda suelta a su nueva vida. Su transformación, un cambio que había reconfigurado todo su ser, le había otorgado una feminidad que ahora exhibía con orgullo. Sus paseos por el vecindario se había convertido en su pasarela personal, una oportunidad para presumir las curvas que tanto amaba.
Hoy, mientras sujetaba la correa de su pequeña mascota, eligió un atuendo especialmente provocador: unas leggings que parecían pintadas sobre su piel, abrazando con descaro su trasero redondo y descomunal. Sus paso hacía que aquel monumento a las curvas se moviera de forma hipnótica, complementado por sus muslos gruesos que rozaban entre sí con cada movimiento. Encima, un crop top ajustado dejaba su cintura pequeña al descubierto y destacaba sus senos suaves y firmes, perfectamente redondeados.
Las miradas en el vecindario eran inevitables. Hombres y mujeres volteaban la cabeza, algunos fingiendo disimulo, otros simplemente incapaces de apartar los ojos de aquel espectáculo. A Sam le encantaba el poder que sentía en esos momentos. Su rostro, ahora delicado y fino, enmarcado por un cabello sedoso que caía sobre sus hombros, irradiaba una confianza que antes jamás habría imaginado.
Decidió detenerse en un parque cercano para tomarse un respiro y, por supuesto, una selfie. Sostuvo su teléfono en alto y posó, haciendo que sus caderas se vieran aún más pronunciadas y su trasero destacara contra el fondo del parque. Publicó la foto en su Instagram con una provocadora descripción: "No es culpa mía que mis curvas decidan robarse el show 😘." En cuestión de minutos, los comentarios comenzaron a llegar: halagos, propuestas atrevidas y preguntas curiosas sobre su "rutina de ejercicios." Sam sabía que el secreto no estaba en el gimnasio, sino en aquella transformación que lo había bendecido con un cuerpo diseñado para el deseo.
De vuelta en casa, la ropa ajustada quedó abandonada en el suelo mientras caminaba hacia el espejo en ropa interior. La lencería, un conjunto rojo que realzaba sus senos y enmarcaba perfectamente su trasero voluminoso, era su arma secreta para fotos más íntimas. Posó de espaldas, haciendo énfasis en las curvas exageradas de sus caderas y el contorno de sus muslos, que parecían tallados para desatar fantasías.
"Estos son para un público más... exclusivo," murmuró para sí mismo mientras seleccionaba las mejores imágenes y las enviaba a algunos de sus viejos amigos. Aunque disfrutaba la atención en las redes sociales, había algo especial en las reacciones privadas: los mensajes llenos de deseo, los suspiros contenidos en audios nerviosos y las confesiones que le recordaban cuánto poder tenía en su nueva forma.
Sam sonrió mientras se acomodaba en su cama. Aquel cuerpo, con su enorme y llamativo trasero, muslos gruesos y una feminidad que desbordaba sensualidad, era su nueva herramienta. Y sabía perfectamente cómo usarlo.
Hola haces peticiones
ResponderEliminarSi
Eliminarhttps://chat.whatsapp.com/Jqdnl7rG5st1f9HW6gLX7d
ResponderEliminarEs un grupo tg
Eliminar