🗯RECUERDEN QUE SUBIMOS DE 3 A 4 CAP, CADA FIN DE SEMANA 🗯

domingo, 8 de septiembre de 2024


 Desde el instante en que tomé el cuerpo de la señora Melissa, todo cambió. Al principio, sentía que no encajaba del todo; había momentos en que mi mente aún recordaba quién era realmente, y la culpa por lo que había hecho me pesaba. Pero, con el tiempo, fui perfeccionando mi actuación. Aprendí a caminar como ella, a usar sus gestos delicados y la forma en que movía su cuerpo. Las rutinas diarias, como cocinar para su esposo o atender la casa, se convirtieron en una segunda naturaleza para mí. Incluso empecé a disfrutar el sonido de sus tacones en el suelo de la cocina mientras preparaba la cena.



Por la noche, cuando él regresaba a casa del trabajo, me aseguraba de tener una cena deliciosa lista, algo que solía preparar con esmero. Las cenas eran tranquilas, como siempre lo habían sido para ellos, pero con un matiz nuevo. Después de la comida, cuando nos retirábamos al dormitorio, la transformación era aún más notoria. Me había vuelto experta en ser la esposa sumisa que él deseaba, complaciéndolo de una forma que parecía perfecta. Me sorprendía lo mucho que disfrutaba de mi nuevo rol en su cama. Había algo en el poder de controlar esta situación, en saber que lo tenía completamente bajo mi control, sin que él sospechara nada.


Las hijas de Melissa también empezaron a notar la diferencia. Me ocupaba más de ellas que su madre original lo hacía, y me esforzaba por entender sus problemas adolescentes, sus inseguridades. A veces me sentía culpable, sabiendo que su verdadera madre ya no estaba, pero también me daba cuenta de que tal vez estaba haciendo un mejor trabajo en algunos aspectos. Les daba consejos, las ayudaba con sus tareas, y hasta pasábamos tardes viendo películas juntas. Empezaron a confiar más en mí, y sus sonrisas me recordaban que, en cierto modo, yo también necesitaba el afecto que ellas me daban.


La relación con los vecinos fue otra pieza clave. Melissa siempre había sido amable, pero un tanto distante. Así que aproveché para fortalecer esos lazos, mostrándome más sociable y generosa con ellos. Organizaba pequeñas reuniones en casa, cocinaba pasteles y galletas para llevarles, y comenzaba a tejer esa red de amistades que Melissa había dejado a medias. Todos comentaban lo bien que me veía, lo radiante que parecía, y eso me hacía sentir una mezcla de orgullo y vergüenza. ¿Cómo podían alabarme, cuando ni siquiera era la verdadera Melissa?


Y luego estaba mi madre… cada vez que la veía, mi corazón se partía. La primera vez que me acerqué a ella como "Melissa", casi rompo en llanto al ver la tristeza en su rostro. Llevaba semanas buscando a su hijo, pegando carteles de "desaparecido" por el vecindario, y preguntando a todo el mundo si lo habían visto. Sabía que sufría, y aunque cada parte de mí quería correr hacia ella y decirle la verdad, no podía. No podía permitir que supiera que su hijo estaba atrapado en este cuerpo, viviendo esta vida. ¿Cómo podría explicárselo? ¿Cómo podría mirarla a los ojos y decirle que ahora era la esposa de otro hombre, madre de otras hijas, y que su hijo, en esencia, había desaparecido para siempre?


Así que me limitaba a consolarla desde la distancia, diciéndole que todo estaría bien, que tenía que mantener la esperanza. A veces me quedaba con ella más tiempo del que debería, ayudándola a organizar su casa o a cocinar, tal vez buscando una forma de seguir siendo parte de su vida, aunque fuera desde esta nueva identidad. Me desgarraba por dentro verla, pero cada vez que salía de su casa y volvía a la de Melissa, me convencía a mí misma de que estaba haciendo lo correcto.


Con el tiempo, comencé a sentir que esta vida no era tan mala. Me había acostumbrado a los vestidos que Melissa usaba, a sus rutinas, a su maquillaje y su perfume. Empecé a disfrutar de las mañanas tranquilas, cuando me sentaba en la mesa de la cocina con una taza de café, observando a los pájaros fuera de la ventana. Me encantaba el suave balanceo de mis caderas mientras caminaba por la casa, la sensación de tener el control de todo, de ser la figura central en esta familia.


En algún rincón de mi mente, sabía que lo que había hecho estaba mal. Sabía que había tomado una vida que no me pertenecia, y que mi madre seguía buscando a su hijo desaparecido. Pero, al mismo tiempo, no podía negar lo mucho que me gustaba ser Melissa. Esta vida me había ofrecido una segunda oportunidad, una oportunidad de ser querida, admirada y necesitada. Había llegado a un punto en el que ya no podía imaginar volver atrás.

sábado, 7 de septiembre de 2024

El ladron de cuerpos

 


Harry era un ladrón de cuerpos, un parásito sin conciencia que saltaba de vida en vida, dejando un rastro de caos y desesperación a su paso. Durante años, había perfeccionado su técnica, disfrutando de los placeres de cada nuevo cuerpo antes de abandonarlo como un juguete roto. pero tenia una pequeña  desventaja ya que solo podia saltar de cuerpo una vez cada 3 años...


 Su última elección, sin embargo, había sido un error. Había intercambiado con una mujer de unos 40 años, atraído por su apariencia de MILF madura. Al principio, la idea de experimentar la vida como una mujer experimentada lo emocionó, pero la realidad no tardó en golpearlo. Las dificultades de la edad y las expectativas sociales que pesaban sobre su nueva identidad comenzaron a aburrirlo rápidamente.



Habian pasado 3 años exactamente este dia y ahora

Desesperado por escapar, comenzó a buscar a su próxima víctima. Vagaba por las calles de la ciudad, sus ojos recorriendo cada rostro con un hambre voraz. Su mirada se fijó en una joven que caminaba hacia él, sus tacones resonando en la acera como una melodía seductora. Era impresionante, con una figura curvilínea que destacaba bajo su vestido ajustado, su largo cabello castaño ondeando suavemente al ritmo de su andar. Sus grandes pechos se movían ligeramente con cada paso, y su sonrisa era tan encantadora como peligrosa.

Cuando sus miradas se cruzaron, Harry supo que ella era la indicada. La joven le devolvió la mirada y, con una sonrisa coqueta, le habló.

“Hola, ¿cómo te llamas?”

“Isabella,” respondió ella con confianza, sin sospechar lo que estaba a punto de suceder.


En un instante, Harry desató su poder. El mundo a su alrededor se distorsionó y giró mientras su conciencia se deslizó fuera del cuerpo que ocupaba, tomando posesión del de Isabella. Sentir cómo la juventud, la vitalidad y la belleza inundaban sus sentidos fue un éxtasis que casi lo hizo reír. El peso suave de sus nuevos pechos, la curva perfecta de sus caderas, todo era maravilloso. No podía evitar deslizar una mano por su cintura, sintiendo el tejido del vestido acariciar su nueva piel.


Sin perder tiempo, giró sobre sus nuevos tacones y caminó con prisa hacia la esquina, donde un taxi estaba detenido. Abrió la puerta con gracia y se deslizó en el asiento trasero, dándole al conductor la dirección de un hotel cercano. Mientras el taxi se alejaba, Harry se relajó, disfrutando de cada sensación que el cuerpo de Isabella le ofrecía.

Entretanto, la verdadera Isabella se quedó en la acera, atónita. Su cuerpo ahora era más pesado, sus movimientos más torpes. Al ver su reflejo en la vitrina de una tienda, el horror se apoderó de ella. Los rasgos de una mujer de mediana edad, cansada y desgastada por los años, le devolvieron la mirada. De sus labios salió un grito desgarrador que resonó por toda la calle, atrayendo las miradas curiosas de los transeúntes. En el taxi, Harry escuchó el grito y sonrió con satisfacción. Esa siempre era la mejor parte: el instante en que la desesperación se apoderaba de su víctima.




viernes, 6 de septiembre de 2024





 "No puedo creer que ya llevo diez años viviendo como la esposa de este hombre..." Pensé mientras me miraba al espejo. 


La suave seda  acariciaba mis curvas, algo que solía detestar al principio. Ahora, era todo lo que conocía, mi realidad, mi papel. Brittany... ese es mi nombre ahora, y no podría imaginarme siendo otra persona.


Lo más curioso es que ahora, con más libertad que nunca, no pienso en huir. El simple hecho de abandonar esta vida me parece impensable. No conozco más que este rol femenino, este papel que ha definido cada aspecto de mi existencia por la última década.


Hace diez años, habría dado cualquier cosa por escapar, por gritarle al mundo que no era realmente esta mujer que todos veían. Pero con el tiempo, algo cambió. Acepté mi feminidad, mi cuerpo, mis deseos. Ahora... ahora adoro el sexo como mujer. Es un placer diferente, algo que no comprendí hasta que lo vivi.





Incluso comencé a disfrutar los vestidos, la delicadeza de cada prenda. Hace poco, me sometí a una cirugía para aumentar mis pechos, algo que él deseaba, pero que también yo anhelaba. Complacerlo... no, complacerme a mi misma, ha sido mi objetivo. Estos implantes me hacen sentir más completa, más mujer.


No siempre fue así, claro. Diez años atrás, fui secuestrado. Era un chico común, alguien que no tenía idea de lo que estaba por sucederme. Fui transformado, moldeado, obligado a convertirme en lo que soy hoy. Al principio, cada día era una pesadilla, pero con el tiempo... el papel que me forzaron a jugar se convirtió en mi realidad. Brittany no es solo un nombre, es quien soy.

domingo, 1 de septiembre de 2024

 Ethan solia ser el chico nerd al que todos ignoraban. Sus días estaban llenos de soledad y frustración, observando desde lejos a los populares. Pero todo cambió el día que encontró un antiguo grimorio en la biblioteca, uno que prometía poder más allá de lo imaginable.


🍃2 años antes


Dos años antes de ser la chica más popular de la escuela, Ethan era solo un chico invisible. Sentado al fondo del salón, siempre con su computadora y libros, se perdia en las materias que nadie más parecia disfrutar. Los grupos populares lo miraban de reojo, riéndose entre ellos mientras las chicas más bellas, como Emma, pasaban por su lado sin siquiera notar su existencia. Lo peor eran los recreos. Desde su rincón en la cafeteria, observaba cómo Emma y sus amigas dominaban el lugar. Sus risas llenaban el aire, y Ethan no podía evitar sentir una mezcla de envidia y fascinación. Todo en ellas era perfecto: su cabello, sus cuerpos, su confianza. A veces, cuando nadie lo veía, se atrevia a soñar con ser como ellas, tener esa seguridad y esa belleza que parecía abrir todas las puertas.


🍂Presente:

Emma reía con sus amigas en el aula, completamente consciente del impacto que tenía en los demás. Cada día era una oportunidad para explorar su feminidad, para disfrutar del placer que su cuerpo le ofrecía. Las salidas a fiestas se habían convertido en algo regular, y cada vez que alguien acariciaba su piel o jugaba con su cabello, un escalofrio de excitación recorría su cuerpo.

Le encantaba cómo los chicos la miraban, cómo se esforzaban por estar cerca de ella. Ethan nunca había sido el centro de atención, pero ahora, como Emma, el mundo giraba a su alrededor. La lujuria se había convertido en su nuevo motor.


🍃: Sin embargo, no todo fue fácil. Hubo momentos en los que la voz de Ethan intentaba hacerse escuchar desde el fondo de su mente. Recordaba una tarde, cuando estaba sola en su habitación, mirándose al espejo. Por un segundo, vio el reflejo de Ethan en lugar del de Emma. Una parte de él seguía ahí, atrapada, luchando por regresar. Pero Emma, o más bien la nueva versión de sí misma, ignoró esos sentimientos.



"Esto es lo que siempre quise", se dijo en voz alta mientras se admiraba, sus dedos recorriendo la curva de sus caderas. Apretó sus labios rojos en una sonrisa seductora. El viejo Ethan estaba desapareciendo cada vez más, y la nueva Emma lo sabía.


🍂: Ahora, Ethan era solo un recuerdo distante, una sombra del pasado. Como Emma, había abrazado su nueva vida, disfrutando de la popularidad, la belleza y el poder que venía con ser la chica más deseada de la escuela. Cada vez que salía a una fiesta, sentía cómo el cuerpo de Emma vibraba de emoción, sus instintos femeninos llevándola a buscar placer, a disfrutar de su sexualidad sinrestricciones.


Había encontrado la manera de vivir una vida que antes le parecía imposible. Y aunque de vez en cuando sentía una leve punzada de nostalgia por su antigua vida, la sensación pronto desaparecía con el siguiente beso, la siguiente caricia, el siguiente momento de pura euforia.




Había una tarde en particular que Ethan recordaba muy bien.

🍃: Estaba sentado en las gradas, leyendo un libro, cuando vio a Emma con sus amigas en el campo deportivo. Estaban todas en ropa a justada, riéndose y jugando mientras los chicos las miraban, babeando por ellas. Ethan, en silencio, las observaba de lejos, sintiendo una punzada en el pecho. "¿Por qué no puedo ser como ellas?", pensaba.


Cada vez que Emma se reía, Ethan sentia una extraña mezcla de deseo y frustración, Sabía que nunca sería como los chicos populares que podían hablar con ella, que podian tocar su cabello o recibir una de esas sonrisas perfectas. Pero lo que no sabia entonces era que el destino tenía un plan diferente para él.


🍂: Ahora, Ethan habia dejado esa frustración en el pasado, porque ya no era el chico invisible que soñaba con ser popular. Se había convertido en la misma Emma que tanto había admirado. Caminaba por los pasillos de la escuela, balanceando sus caderas, sintiendo el roce de su falda corta y el peso de sus pechos grandes, sabiendo que todos los chicos deseaban lo que antes él solo Podía mirar desde lejos.



🍃: Ethan se veía frente al espejo, apenas reconociéndose a si mismo. En lugar de su cuerpo delgado y desgarbado, ahora veía a Emma, la chica más popular y deseada de la escuela. Con su cabello rubio y


voluminoso cayendo en cascada por sus hombros y su piel perfecta, Emma era todo lo que él habia soñado. Tocó sus senos grandes, aún sorprendido por lo real que se sentia.


Había planeado cada paso. Durante semanas, había observado a Emma, estudiado sus movimientos, su voz, la forma en que sonreía para seducir sin esfuerzo. Cuando finalmente realizó el hechizo, su esencia fue arrastrada al cuerpo de ella, dejando al verdadero Ethan atrapado en un rincón oscuro de la mente de Emma, observando impotente mientras su cuerpo se convertia en la chica que tanto envidiaba.


🍂: Ahora, Emma, o más bien Ethan, caminaba  con una confianza. Sentía todas las miradas sobre ella, los chicos suspiraban a su paso. Le encantaba esa sensación de poder. Todas las mañana se arreglaba meticulosamente, disfrutando de la textura sedosa de su cabello rubio entre sus dedos, el peso de sus senos al a justarse el sujetador. El deseo y la excitación que sentía cada vez que veía su reflejo se habian vuelto su obsesión.



🍃: La primera noche en el cuerpo de Emma fue una experiencia que lo cambió para siempre. Salió a una fiesta, algo que en su vida pasada nunca habría imaginado. Se rodeó de chicos que lo adoraban, que querían complacer a la hermosa rubia en la que se había convertido. Al principio, Ethan sentia una mezcla de nervios y curiosidad, pero pronto placer y la euforia tomaron el control.


Bailó, coqueteó, y finalmente, en una habitación oscura, se entregó completamente a los impulsos que su nuevo cuerpo le exigia. Esa noche descubrió algo que nunca había conocido como Ethan: el poder de su sexualidad. Las sensaciones, los toques, todo lo que experimentaba ahora era nuevo y embriagador. En ese momento, se dio cuenta de que ya no solo deseaba ser popular; deseaba explorar cada rincón de lo que significaba ser Emma.





Presente: Ahora, Ethan era solo un recuerdo distante, una sombra del pasado. Como Emma, había abrazado su nueva vida, disfrutando de cada aspecto de la popularidad, la belleza y el poder que venía con ser la chica más deseada de la escuela. Cada vez que salía a una fiesta, sentía cómo el cuerpo de Emma vibraba de emoción, sus instintos femeninos llevándola a buscar placer, a disfrutar de su sexualidad sin restricciones.



Había encontrado la manera de vivir una vida que antes le parecía imposible. Y aunque de vez en cuando sentía una leve punzada de nostalgia por su antigua vida, la sensación pronto desaparecía con el siguiente beso, la siguiente caricia, el siguiente momento de pura euforia.