Era la víspera de Navidad, y Santa Claus estaba agotado tras una larga noche de trabajo. Decidió hacer una parada extra en la casa del Dr. Sánchez, un excéntrico científico conocido por sus extraños experimentos y curiosas creaciones. No era la primera vez que Santa visitaba su casa, pero algo en esta ocasión le parecía diferente, como si una fuerza invisible lo estuviera atrayendo hacia allí.
Cuando llegó, el Dr. Sánchez lo recibió con una sonrisa astuta. "¡Ah, Santa! Tengo algo muy especial para ti este año," dijo mientras lo invitaba a entrar. En el centro de la sala, sobre una mesa, había una caja llena de galletas decoradas con formas sensuales y brillantes. "Estas son las Galletas Venus," explicó el Dr. Sánchez. "Son un nuevo invento mío, una mezcla de magia y ciencia que transforma... lo que sea que las coma."
Santa, curioso pero también un poco cansado, no pensó mucho en las advertencias del científico. Se acercó a la mesa y, sin dudarlo, tomó una de las galletas decoradas con un glaseado dorado y la mordió. En el momento en que el sabor dulce y especiado invadió su boca, una ola de calor recorrió su cuerpo. Un cosquilleo comenzó a extenderse por su piel, y en segundos, su cuerpo comenzó a transformarse.
Su barriga se aplanó, su pecho se redondeó y sus caderas se ensancharon, creando una figura curvilínea que jamás había imaginado tener. Su rostro, antes serio y sabio, se suavizó, sus labios se hicieron más gruesos y sus ojos más grandes, reflejando una mirada desbordante de dulzura y sensualidad. Su piel adquirió un tono bronceado y suave como la seda, y su cabello, que antes era blanco y largo, se volvió rubio, brillante y perfectamente lacio, cayendo en ondas voluminosas sobre su espalda.
"¡¿Qué... qué me has hecho, Dr. Sánchez?!" Santa exclamó, mirando horrorizado su nuevo cuerpo. Pero al mismo tiempo, algo en su interior comenzó a sentir una extraña fascinación por su transformación. Su figura ya no era la de un hombre mayor y gordo, sino la de una mujer sensual, con un cuerpo lleno de curvas generosas y una energía juvenil que la hacía sentirse más viva que nunca.
El Dr. Sánchez sonrió, disfrutando de su obra maestra. "Las Galletas Venus tienen ese efecto. Te he transformado en la nueva Santa, pero no solo una Santa tradicional... sino una Santa... bimbo."
Santa, aún procesando el cambio, se vio a sí misma en un espejo cercano. Su cuerpo era ahora una obra de arte de feminidad, con una cintura estrecha, unos senos voluminosos que se desbordaban de su traje ajustado y una postura más provocativa. Su vestido rojo y blanco se adaptaba perfectamente a su nueva figura, y sus piernas, largas y delgadas, terminaban en unos zapatos de tacón alto que aumentaban aún más su presencia.
"¿Ahora qué hago?" Santa susurró para sí misma, sintiendo un inusual deseo de mostrar su cuerpo transformado, de caminar con más gracia y destreza que nunca. Aunque al principio se sintió desconcertada, algo dentro de ella le decía que esta nueva versión de Santa le daría una perspectiva completamente diferente de la Navidad.
"Lo que quieras," respondió el Dr. Sánchez con un guiño travieso. "La Navidad es para disfrutarla, ¿no? Y con tu nuevo cuerpo, estoy seguro de que te divertirás mucho más."
Santa, ahora completamente transformada, sonrió mientras sus caderas se balanceaban al caminar hacia la salida. "Supongo que tendré que hacer algunos cambios en la lista de buenos y malos," dijo con una risa suave, sintiendo una nueva confianza en su cuerpo, y tal vez, solo tal vez, comenzando a disfrutar de la Navidad más de lo que jamás había imaginado.
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