Las investigaciones en campo de genética avanzó enormemente desde que Sánchez lanzo esta nueva tecnología, lo que para muchos era una fantasía ahora era un realidad, desde mis primeros días de curiosidad. Experimentar la vida como mujer durante unos meses se había convertido en una nueva vida para mí.
Los primeros días, después de mi cambio, fueron una verdadera odisea. Me costó mucho adaptarme a tener senos y vivir sin mi pene, la ropa de marca femenina se convirtieron en elementos esenciales en mi rutina diaria, así como los cosméticos y productos de cuidado de la piel que realzaban mi belleza natural. Cada prenda se seleccionaba con minuciosidad, y mi armario estaba repleto de vestidos para cada ocasión, junto con abrigos y chaquetas elegantes para los días más fríos. Las faldas y los vestidos, al principio, me resultaban incómodos, como si todo el mundo me estuviera mirando, pero con el tiempo, aprendí a sentirme segura y elegante en ellos, especialmente cuando combinaba los conjuntos con joyería que acentuaba mi feminidad.
Los tacones, que al principio eran un desafío, se volvieron una parte inseparable de mi vida, y no salía de casa sin ellos. Caminar con gracia en ellos se convirtió en una habilidad que dominé, y ahora no podía imaginarme sin ellos, Además, formé parte de grupos de mujeres donde compartíamos experiencias, consejos de belleza y secretos sobre estilo, lo que fortaleció mi sensación de pertenencia a la comunidad femenina.
Lo cual contrastaba como con mis ideología, me consideraba un chico totalmente heterosexual y para nada afeminado, mi vida cambió por completo. Lo que originalmente se tarataba de una experiencia femenina de unos cuantos meses se tranformo eun mi nuevo estilo de vida, La lencería, los ligueros y las medias se volvieron una parte fundamental de mí, y cada vez me sentía más a gusto con la femenindad que iba desarrollado. Disfrutaba maquillarme y pintarme los labios, experimentando con diferentes estilos de maquillaje que me permitían realzar mis rasgos. Arreglarme las uñas e ir al salón de belleza se convirtió en una parada regular en mi rutina, y disfrutaba de cada momento de cuidado personal.Mi vida social también cambió. Desarrollé un círculo de amigas que compartían mis intereses , muchoas de ellas al igual que yo habia sido chicos en busaca de vivir esta experienciafemenina. Salir con ellas para tomar café, ir de compras o simplemente charlar se volvía esencial.
Es increíble mirar atrás y recordar que, en un momento de mi vida, tenía una novia y estábamos planeando iniciar una vida juntos. Hoy, soy una mujer casada, si soy la mujer de un hombre de 45 años que mantiene una apariencia impresionante para su edad. Bruno, mi amado esposo, me trata con un cariño y respeto que solo puedo describir como regio, cumpliendo todos mis caprichos y necesidades. A pesar de que al principio temía que vivir como la esposa de un hombre mucho mayor que yo.
Claro para llegar a esto tube que hacer varias sacrificio, el primero fue dejar definitivamente mi masculinidad, el segundo fue romper todas mis relaciones que me vinculaba a mi vida como chico, romper con mi ex novia fue algo de las cosas más difíciles, explicarle que prefería esta vida fue algo que ella no se lo tomó bien... trate de hacer la pases con ella incluso la invite a mi boda con bruno pero ella simplemente no aceptaba este hecho...
En estos años, Bruno no solo ha sido mi esposo, sino también mi guía en el descubrimiento de los placeres de ser una mujer. No solo me ayudó a abrazar mi nueva identidad, sino también a dejar atrás la nostalgia de mi antigua vida. En verdad, el chico de 23 años que solía ser ha desaparecido por completo, dando paso a una mujer que se siente feliz y plena. Estoy agradecida por ser la esposa de un hombre tan excepcional como
El romance con Bruno se profundizó con el tiempo. Juntos, exploramos nuevas formas de conectarnos como pareja. Cada día era una oportunidad para fortalecer nuestra complicidad y amor. Descubrimos que nuestra intimidad iba más allá de nuestras expectativas iniciales, y cada día era una aventura emocional.
Así, mi vida anterior centrada en la masculinidad se convirtió en una emocionante y apasionante experiencia como mujer. Cada detalle, desde mi aspecto hasta mis relaciones, me llenaba de satisfacción y felicidad.
Como todas las parejas, Bruno y yo disfrutábamos de una vida sexual activa. Con el tiempo, esta intimidad nos llevó a una nueva faceta de mi vida: la maternidad.Yo: (Sonriendo) Mi amor, tenemos grandes noticias. Estamos esperando un bebé.
El amor que compartíamos nos llevó a dar la bienvenida a nuestras hijas en nuestra vida. A sí es, No me embaracé una, ni dos veces, sino tres veces. Sí, yo era la madre biológica de las niñas, lo cual hizo que esta experiencia fuera aún más especial y significativa.
Cada uno de mis embarazos trajo consigo una serie de cambios tanto físicos como emocionales.
Yo: (Hablando con Bruno) Cada día me siento más emocionada por el bebé. ¡Ya puedo sentir sus movimientos!
Bruno: (Acariciando mi vientre) Eres increíble, cariño. Estoy tan emocionado por esta nueva aventura juntos.
Emocionalmente, cada embarazo fue un viaje único. La anticipación y el amor que sentía por cada una de mis hijas eran abrumadores. Hubo momentos de nerviosismo y preocupación, pero esos sentimientos se desvanecían ante la emoción de traer una nueva vida al mundo. Bruno fue un apoyo inquebrantable, siempre allí para alentarme y hacerme sentir segura.
Después de dar a luz a cada una de nuestras hijas, experimenté la dicha y la alegría de sostener a nuestros bebés en mis brazos por primera vez. Fue un momento mágico que no puedo describir con palabras.
La lactancia materna se convirtió en una parte fundamental de mi experiencia como madre. Aprendí a amamantar a nuestras hijas, y aunque hubo momentos molestos, la conexión que sentía mientras las alimentaba era incomparable.
En mi papel de madre, aprendí a equilibrar mi vida como mujer y esposa con las demandas de la maternidad. Cada día me enseñaba algo nuevo, y aunque había momentos de desafío, me llenaba de orgullo ver a las niñas crecer.
La maternidad se convirtió en una parte integral de mi vida, agregando aún más capas a mi identidad como mujer y esposa. A pesar de los cambios, mi amor por Bruno y nuestras hijas seguía creciendo, y mi vida como madre era un hermoso complemento a mi vida como mujer.
Como gran fanático del gender bender y el cambio de cuerpo a femenino me encantaría ser una mujer madura nalgona y de pechos enormes, pero mi mayor deseo es ser mamá creo que sería lo máximo vivir la sensación de embarazarme, sentir el crecimiento de mi enorme vientre, sentir como me crecen las tetas hasta llenarse de leche materna, sentir la sensación de orinar a cada rato mientras me masturbo, por supuesto que parir y amamantar a mi bebe algunos meses hasta que me aburra, todo esto únicamente por morbo y perversión, pero si por alguna razón me llegase a encariñar con “mi bebe” y con “mi esposo” tal vez me quede con este cuerpo permanentemente, todo depende de lo divertida o aburrida que se vuelva la vida como esposa y madre, sonará egoísta pero deseo experimentar la maternidad muchas veces y con el mayor número de cuerpos
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