En mi decimosexto y último intento, esta bitácora se alza como crónica de un experimento singular; uno en el que, como último recurso, me vi obligado a convertirme en mi propio sujeto de estudio. Después de una serie de intentos frustrados, finalmente he descubierto la precisa concentración en esta fórmula a base de estrógeno concentrado, logrando así la metamorfosis de mi cuerpo masculino en uno femenino de manera irrevocable.
La tasa de éxito ha ascendido a niveles sorprendentes, alcanzando una transformación celular completa que ha rendido un cuerpo 100% femenino. No obstante, los resultados de mi intento número 15, que en un principio me transformaron temporalmente, han servido como punto de partida para perfeccionar la fórmula según mis más altas expectativas.
A pesar de estos triunfos científicos, ciertos efectos secundarios imprevistos han emergido. La elevada concentración de estrógeno inyectada ha desencadenado un crecimiento exponencial en mi pecho y caderas, alterando drásticamente mi forma corporal. Este cambio extremo ha llevado a la necesidad de adaptarme a movimientos completamente nuevos, mientras que la ropa que solía vestir ya no me resulta utilizable.
Además, de manera intrigante, ha surgido un proceso de rejuvenecimiento, un fenómeno que aún me elude en su total comprensión. Tal como lo refleja detalladamente esta bitácora, el resultado de este experimento me ha vuelto prácticamente irreconocible para cualquier persona que tuviera conocimiento previo de mi apariencia. La incomodidad con la vestimenta antigua y los desafíos en la movilidad han desencadenado una adaptación física y emocional, mientras mi entorno y relaciones personales se ven profundamente afectados por esta transformación radical.
En un giro sorprendente, he pasado de ser un hombre de 44 años a tener la apariencia de una joven de 20 años, añadiendo una capa adicional de complejidad a este asombroso proceso de cambio.
Un último efecto secundario, que podría considerarse como el más significativo en mi experiencia, ha sido la transformación radical de mi estilo de vida. A medida que mi cuerpo ha experimentado cambios profundos, también han surgido impulsos y deseos reproductivos intensos que han remodelado por completo mi día a día.
Mi vagina parece pequeño y apredo y lo es, pero tiene propiedades únicas, una de esas propiedades es que es fácilmente estimilable y esta humedo casi el 78% del tiempo, basicicamente listo para ser penetrado en cualquier momento, otra peculiaridad que note últimamente, es que Puede ajustar su tamaño para soportar una doble o hasta una triple penetración, dilatando lo que se podría traducir a embarazos múltiple o también que se podía dilatar los suficiente para que el parto no sea tan doloroso y puede volver a su estado normal sin problemas.
Y se que esto pude sonar algo doloroso pero durante la pruevas los orgasmos alcanzado eran siempre exponenciales y compensaba el proceso.
Este fenómeno me ha llevado a reflexionar profundamente sobre el propósito y la función de estos cambios extremos en comparación con la versión anterior de mí misma. Mis senos, ahora más prominentes, parecen estar preparándose para la eventualidad de una producción ampliada de leche materna, sugiriendo una adaptación biológica para la crianza y alimentación de una nueva vida. Por otro lado, mis caderas más anchas insinúan una evolución fisiológica destinada a facilitar el proceso de parto, brindando una estructura más adecuada y espaciosa para el cresie to de un feto.
A pesar del aumento en mi deseo sexual, es importante destacar que no significa que desee tener relaciones sexuales con cualquier hombre que se cruce en mi camino. Más bien, este cambio en mi cuerpo ha despertado una atracción selectiva hacia aquellos individuos que percibo como más adecuados para la reproducción.
No se trata solo de una atracción física superficial, sino que también involucra una combinación de factores como el olor, las características físicas y ciertos rasgos de personalidad que, por alguna razón, me hacen sentir especialmente atraída hacia ellos.
Además de su olor y ciertos rasgos de personalidad, la característica física de estos individuos también capta mi atención. Ya sea su complexión atlética, su altura o ciertos rasgos faciales que denotan salud y vigor, estos aspectos físicos juegan un papel crucial en mi atracción hacia ellos. Esta combinación de elementos físicos y emocionales parece desencadenar una respuesta biológica que me impulsa hacia aquellos que representan un potencial reproductivo óptimo.
Ahora me encuentro con un espécimen que cumple con todos mis requisitos para poder reproducirse conmigo. Sin embargo, surgieron un par de dudas. Aunque este individuo parezca reunir todas las características físicas, emocionales y olfativas que considero atractivas y adecuadas para la reproducción, aún siento cierta incertidumbre. Con sus requisitos que tiene el para poder tener sexo conmigo
Me propuso tener "sexo anal", osea no tiendo se todo el ano no eata adaptación para el sexo, teóricamente sería doloroso, pero supoque tengo que complacerlo para que el me complacaca de vuelta.
Dan ganas de ser científico así...
ResponderEliminar