Cuando mi hijo compartió su deseo de asumir la identidad de una mujer mayor, me percaté de que su motivación principal se basaba en la incorrecta creencia de que la vida como mujer era excepcionalmente sencilla. Esta perspectiva chocaba directamente con mis razones para apoyar su transformación, ya que mi objetivo primordial era hacerle entender que ser mujer conlleva desafíos significativos.
A medida que mi hijo exploraba la posibilidad de transformarse en una mujer mayor, nos sumergimos en conversaciones profundas que revelaron sus expectativas y percepciones erróneas. Surgió en él la idea de que la feminidad estaba envuelta en una suerte de facilidad, un concepto que quería desentrañar para que comprendiera la complejidad y los desafíos inherentes a la experiencia de ser mujer. Mis esfuerzos se centraron en fomentar un entendimiento más realista de la diversidad de experiencias femeninas. Quería que comprendiera que la feminidad no se define por la simplicidad,
En nuestra búsqueda de orientación con el Dr Sánchez, se hizo evidente que afrontar esta transformación no solo requeriría una preparación técnica, sino también una comprensión profunda de las realidades y complejidades que acompañan la vida de una mujer. El Dr. Sánchez dijo que podía hacer algo pero necitaba algo de tiempo
Tiempo que podría usar para hacer entrar en razón a mi hijo...
Mientras esperábamos ansiosos la fecha para el inicio de su transformación, mi hijo mostraba una determinación increíble en su deseo de ser mujer. No podía contener la emoción, asi que le sugeri que empesara a familiarizarse con el nuevo estilo de vida que queria tener (asociadas con la ambiciosa tarea de emular la figura femenina.)
Despues de oir mis palabras, sin pensarlo demasiado, se deshizo de cada rastro de su antigua vida: videojuegos, ropa, ¡todo!. auque algunas cosas desidimos conservarlos, pero su cuarto quedó como un lienzo en blanco. Para su nuevo comienzo, iniciamos co las decoraciónes de su había, cambiamos todo, depues de eso parecia la habitación de una mujer, y luego seguíamos con la ropa y accesorios; le presté algunas de mis prendas que llevaban años olvidadas. Además, le proporcioné un kit completo de maquillaje, zapatos de todos los estilos, algunos sostenes y hasta unos globos llenos de gel para almenos emular la carga de senos en su cuerpo.
La sorpresa vino cuando no hubo resistencia alguna de su parte, y así, gradualmente, me fui acostumbrando a tener a otra mujer en casa en lugar de a mi hijo. Se nombro así misma como Fatima, asumió su nueva identidad de manera tan natural que decidió dejar la escuela y en focarse en su futurofemenino. Mientras yo cumplía con mis responsabilidades laborales, Fatima se volvió la reina del hogar, manejando las tareas domésticas y hasta sorprendiéndome con sus habilidades culinarias. No había ropa desordenada ni platos sucios, y hasta las sábanas parecían estar dobladas con un toque de perfección.
No solo adoptó con gracia el arte de caminar en tacones, sino que también se convirtió en una experta en el mundo del maquillaje, gracias a horas de tutoriales en YouTube. Vivir con ella se volvió una experiencia más serena que enfrentar las típicas problemas de mi hijo adolescente. Llamarla Fatima se volvió tan natural como respirar.
Aunque extrañaba a mi hijo, descubrí que disfrutaba de verdad el tiempo compartido con Fatima. Nuestras noches se llenaban de risas con películas románticas y conversaciones apasionadas sobre las últimas tendencias de moda. Lo que al principio fue una adaptación inesperada se transformó en una conexión profunda; tener a Fatima en casa era como tener a una amiga constante. Nuestra complicidad creció, y el lazo entre nosotras se volvió más fuerte de lo que jamás habría imaginado.
Cuando el día de la metamorfosis llego, mi ansiedad estaba a flor de piel, aunque ya me había acostumbrado a la buenas vibras de Fátima, realmente queria a mi hijo de regreso, pense que recapasitaria al final acepté su decisión, cuando el proceso de metamorfosis Concluyó; cuando lo vi después del proceso, me quedé flipando con la habilidades del Dr. Sánchez.
Aunque en mi corazón extrañaba al hijo original, entendí que ahora compartía la vida con una versión mejorada de si mismo. La transformación fue tan completa que cada cambio marcó el inicio de una etapa nueva y alocada en nuestras vidas, donde la similitud física se mezclaba con el drama de las emociones. En cada mirada, descubría la mezcla de nostalgia y aceptación, ¡Una locura total, pero así es la vida, no? Ahora, los dos nos lanzamos a nuevas aventuras, ¡como si fuéramos los protagonistas de una novela surrealista!
Después de su recuperación, retomamos nuestras vidas normales. Yo continué con mi rutina laboral en la oficina de contabilidad, mientras que Fátima, ahora con su nueva apariencia, llevaba una vida que comenzaba temprano, justo a las 5 a. m.
La rutina matutina de Fátima comenzaba con una sesión de calistenia, aprovechando la tranquilidad de la mañana para ejercitar su cuerpo y mantenerse en forma. Posteriormente, se sumergía en un relajante baño caliente, estableciendo así un momento para cuidarse y empezar el día con energía positiva.
Antes de que yo despertara, Fátima ya había completado su rutina matutina, ilcluso ya tenianel desayuno listo. El resto del día variaba entre las tareas del hogar, donde ponía especial atención en detalles que añadían un toque personal y acogedor a nuestro espacio, y actividades sociales con las otras mujeres del vecindario. Su presencia se volvía cada vez más esencial.
Además, Fátima dedicaba parte de su tiempo como voluntaria en la cocina comunitaria del pueblo, ofreciendo su ayuda con entusiasmo y compartiendo sus habilidades culinarias. Este gesto no solo fortalecía nuestras relaciones en el vecindario, sino que también contribuía a la historia ficticia que habíamos tejido.
Ya en la tarde-noche cuando llegaba del trabajo Fatima tenia todo listo, después de cenar nos tomamos unos momentos para nosotros donde nos arreglabamos las uñas y veimoa una película...sobretodo película de temática romántica...
Dadas las circunstancias especiales que enfrentábamos, elegimos compartir con los demás que mi hijo había tomado la decisión de unirse al ejército, una elección motivada por su firme sentido de deber. Esta revelación, además de salvaguardar nuestra privacidad, nos permitió esquivar las incómodas preguntas que surgían a raíz de su ausencia. En medio de este escenario, también mencionamos que Fátima, mi hermana gemela recién divorciada, había decidido mudarse conmigo. Su llegada no solo coincidía con la partida de mi hijo, sino que también buscaba encontrar apoyo emocional mientras superaba los desafíos de su reciente divorcio.
Aunque lla fachada podía sonar algo inusual, la sorprendente empatía mostrada por quienes la escucharon contribuyó a que la aceptaran de buen grado. La gente no solo comprendió la decisión de mi hijo, sino que también demostró empatia por Fátima.
Fátima se hizo muy amiga de las señoras del lugar, compartiendo recetas y secretos culinarios. Las amistades de Fátima crecieron, y las reuniones con las vecinas se llenos de risas y chismes. La fachada que habíamos creado se volvía cada vez más elaborada, y la relación "hermana gemela" se consolidaba en la mente de todos.
Fátima se convirtió en una figura llamativa al salir de compras al mercado local todos los días. Sus atuendos coloridos y su confianza renovada llamaban la atención, y pronto se ganó la simpatía de las señoras del vecindario. Sus conversaciones matutinas con las tenderas se volvieron una rutina, y la noticia de nuestra peculiar situación se esparció por el vecindario como reguero de pólvora.
Y así cometamos una nuestras "nueva vida" los días Las semanas viviendo con fatima se volvieron meses incluso algunas veces yo olvidaba que alguna vez Fátima era mi hijo.
🍃Un par de meses después🍃
Una tarde al regresar del trabajo un día, me topé con Fátima en la entrada de la casa, y para mi sorpresa, estaba acompañada por Jorge, un vecino de la otra cuadra de mi misma edad que, en el pasado, me había pretendido, pero yo lo habia rechacé.
Después de un incómodo saludo, Jorge, con una expresión algo avergonzada, se disculpó por haber entrado a mi casa sin permiso. No le di mucha importancia y le aseguré que no importaba. Con una mezcla de nerviosismo y timidez, explicó que pasó porque Fátima le pidió ayuda. Durante su explicación, noté que Fátima miraba a otro lado, como si también sintiera cierta incomodidad.
Después de esa explicación, Jorge se despidió de manera torpe, pero sorprendentemente, Fátima se despidió dándole un beso en la mejilla, lo cual añadió un toque de confusión al momento. Una vez que Jorge se fue, le pregunté a Fátima por qué lo había dejado entrar, y ella me explicó que la lavadora se había descompuesto, y una vecina le recomendó pedirle ayuda a Jorge, ya que sabía cómo reparar muchas cosas. A pesar de entender la situación, decidí no darle más vueltas al asunto, aunque la situación había dejado una atmósfera algo peculiar en el aire.
A medida que los días avanzaban, la anécdota de Jorge se desvanecía en el trasfondo de nuestras vidas, y la casa recuperaba su ritmo habitual.
Sin embargo, no pude evitar notar ciertos cambios en la rutina de Fátima. De manera sutil, había espacios en su agenda que antes no existían, y sus salidas se volvían más frecuentes. Además, observé que se arreglaba más de lo usual, eligiendo atuendos que, en ocasiones, resultaban más reveladores.A pesar de estos indicios, opté por pensar que quizás era solo producto de mi paranoia y el estrés acumulado en el trabajo. Decidí no darle demasiada importancia, aferrándome a la idea de que todo era parte de la normalidad y la evolución natural de nuestras vidas. Sin embargo, la tensión persistente en el ambiente seguía sugiriendo que algo estaba a punto de cambiar.
Un día que descansé del trabajo, decidí ir al mercado a comprar los ingredientes para el almuerzo. Mientras hablaba con una de las vendedoras, ella me comentó algo que consideró importante y me preguntó: "¿Entonces, tu hermana ya superó su divorcio?" Me sorprendí y le pregunté muy asombrada. Ella simplemente respondió, "Su hermana ya superó su divorcio". Pensé que estaba bromeando, así que le dije que no sabía de qué me estaba hablando. Luego Supuse que la vendedora se basaba en la percepción de Fátima, quien en los últimos meses había disfrutado de la vida, mostrándose positiva y alegre.
Antes de que pudiera responder, la vendedora continuó, "No sabías, ¿verdad? Su hermana siempre está con un hombre ahora. He oído que fatima se a estado encargando de el como si fuera su mujer, dicen que Incluso los an vispo pasear por el parke juntos". Me quedé intrigada y pensé que la vendedora estaba mal informada.
Al llegar a casa, le conté a Fátima lo que la vendedora había dicho, y ella confirmó que todo era cierto. Sin embargo, al principio, Fátima trató de negarlo, minimizando la situación. Luego, con una mirada de resignación, admitió que había cambiado su perspectiva y que, de hecho, estaba enamorada de Jorge. Confesó que, a pesar de que no estaba en sus planes, el destino había tomado un giro inesperado que transformó por completo sus ideales de independencia y fortaleza.
La confesión de Fátima dejó un silencio incómodo en la habitación. Mi mente se esforzaba por procesar la información mientras intentaba comprender la complejidad de la situación.
Sin embargo, mi asombro se intensificó cuando Fátima reveló su decisión de mudarse con el hombre al que amaba, Jorge. A pesar de mis intentos por expresar preocupación, ella estaba decidida y confesó que ya habían compartido intimidades. Mi mente luchaba por asimilar la idea de que mi "hermana" estaba enamorada de Jorge, un hombre mayor de aspecto serio pero carismático.
La noticia de su relación íntima y la determinación de Fátima de vivir con él como su pareja me dejaron estupefacta. Traté de entender lo que llevó a esta conexión tan inesperada. ¿Cómo habían llegado a este punto?
Aunque sorprendida, acepté en silencio su elección y esa misma tarde la ayudé a empacar sus cosas. Su habitación quedó como un lienzo en blanco, marcando el final de una era familiar y el comienzo de algo desconocido. Fátima partió para vivir con Jorge, llevándose consigo no solo sus pertenencias, sino también una parte de nuestra historia compartida.
La idea de que mi hijo, ahora transformado en Fátima, estuviera enamorado de Jorge, siendo novios, compartiendo la misma cama y teniendo relaciones sexuales, resultaba completamente desconcertante. Las noches se volvieron más silenciosas, y las fotografías familiares parecían contar una historia que ya no coincidía con la realidad que enfrentábamos.
Unos días después, Fátima y Jorge me visitaron. En la sala, se mostraron cercanos, entrelazando sus manos y compartiendo un apasionado beso. La atmósfera estaba cargada de emociones encontradas: amor, nostalgia y también una pizca de incertidumbre sobre el futuro de nuestra relación familiar.
Fue entonces cuando, con una mezcla de ansiedad y expectación, Fátima y Jorge compartieron la verdadera razón de su visita: querían invitarme a su boda. La noticia añadió un giro inesperado a esta nueva etapa de la vida de Fátima, y mi corazón se llenó de emociones contradictorias mientras enfrentaba la realidad de que mi familia estaba cambiando de maneras que nunca habría imaginado..
Perdidas en mis pensamientos Pero en ese momento, Jorge me interrumpió con una sonrisa sincera, diciendo: "Estoy feliz de conocerla a ella, fatima es la mujer perfecta. Es por eso que quiero hacerla feliz y quiero que sea mi esposa y si dios quiere que sea la madre de mis hijos. Así que, si no le importa, nos da su permiso para casarnos".
Me sorprendí; Jorge me estaba pidiendo la mano de Fátima, y sus ojos reflejaban genuina devoción, al principio entendí la razón de esta acción, ellos simplemente pudieron haber continuar todo normal, Después de todo, ellos ya vivían como una pareja. hasta que me percaté que apesar de todo Fátima aun me veia como su madre.
Le dije que si eso era lo que realmente quería Fátima, yo la apoyaría en todo. Fátima estaba más que feliz; me dio un fuerte abrazo, aunque todo estaba para mi era super incómodo. Pude notar la emoción en sus ojos y la complicidad que compartían.
Luego, obviamente, me sumergí en los preparativos de la boda, desde la elección del vestido hasta la selección de las flores. Fue un proceso en el que descubrí que, a pesar de los desafíos, la felicidad de mi familia seguía siendo lo más importante. El gran día llegó, y en la iglesia, mientras Fátima caminaba hacia el altar, sentí un torbellino de emociones. Siempre había imaginado a mi hijo en el día de su boda, pero nunca me había preparado para verlo convertido en una mujer radiante, comprometida con Jorge.
Después de la boda, la vida siguió su curso, pero ahora con nuevos ritmos y dinámicas. Mi hijo se convirtió en una mujer y ahora ella vive felizmente siendo la esposa de Jorge. Aunque la casa se sintió más vacía, las visitas ocasionales de Fátima trajeron alegría y risas a mivida solitaria
Es fácil intuir que ella tienen una vida sexual bastante activa... más cuando me saluda de beso, se nota que tiene una fascinación por tragarce la carga de su marido.
Fatima Aun me visita de vez en cuando, compartimos anécdotas y nos apoyamos mutuamente. Últimamente, Fátima ha expresado el deseo de querer experimentar la maternidad, un nuevo capítulo que agrega capas a la compleja historia de nuestra familia. La vida nos ha llevado por senderos inesperados, pero a través de todo, persiste el amor y la aceptación que nos une.
^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^-^
Esta fue una historia, basada en la petición de un usarío de Twitter, una disculpa por la demora. Y espero y les guste...
-Dawn
Xmarilix
ResponderEliminarQue historia tan fascinante
Tenía tiempo Sin sentir deseos de experimentar algo parecido
Me encantó como la relación madre e hijo poco a poco fue transformándose en la de hermanas
Me fascinó la adaptación en ama de casa que adoptó la nueva Fátima
Y verle volverse una mujer madura de la edad de su madre para luego volverse la esposa y acerse cargo de otro hogar para formar su familia me encantó