🗯RECUERDEN QUE SUBIMOS DE 3 A 4 CAP, CADA FIN DE SEMANA 🗯

jueves, 8 de agosto de 2024


Desde hace un par de años, mi tía Lourdes y yo tenemos una peculiar tradición: cada verano intercambiamos cuerpos para vivir la vida del otro. Todo comenzó hace dos años cuando descubrimos esta habilidad única. Desde entonces, cada vez que llegan las vacaciones, especialmente en verano, repetimos la experiencia.


Mi tía Lourdes es la hermana menor de mi madre. Aunque está en sus 30, tiene un cuerpo curvilíneo y bien cuidado. Su personalidad es algo tímida y reservada, pero cuando está en mi cuerpo, se transforma en la versión más extrovertida y segura de mí. Lourdes siempre ha sido muy meticulosa con su apariencia, cuidando cada detalle de su aspecto. Sus largos cabellos castaños siempre están perfectamente peinados, y su piel brilla con un cuidado que solo alguien dedicado puede lograr.


Por mi parte, soy un chico introvertido con pocos amigos y casi nunca me gusta salir. Soy más de quedarme en casa jugando videojuegos o leyendo libros. Sin embargo, cuando estoy en el cuerpo de mi tía, me convierto en una mujer extrovertida que ama las salidas y las fiestas. Disfruto probando su amplia colección de ropa, desde vestidos elegantes hasta ropa más casual, y me maravillo con la forma en que su figura se ve con cada atuendo. Hacemos esto para disfrutar al máximo de nuestros pequeños momentos, ella como una joven, y yo como una mujer madura.


Incluso se nota cuando estoy poseyendo el cuerpo de mi tía. Cuando ella está en su cuerpo, suele usar esos extravagantes vestidos que le cubren todo. En cambio, cuando yo estoy en su cuerpo, opto por algo un poco más revelador y ajustado. Me encanta la sensación de libertad que siento al usar faldas cortas y tops ajustados, mostrando mis curvas con orgullo.

Mi tia en su cuerpo ////// yo en cuepo de mi tia

Otras veces, prefiero usar algo muy femenino y de color rosa, como una blusa y una falda algo corta. Aún se siente raro usar falda. Siento que en cualquier momento se me levantaría por el viento y que alguien podría ver mis panties, pero eso también añade un toque de emoción. Me gusta la forma en que la falda se mueve con cada paso, y cómo los colores vivos resaltan contra mi piel.



Cada mañana, comienzo mi día eligiendo cuidadosamente mi atuendo. Abro su armario y observo su extensa colección de ropa. Hoy, decido ponerme unos leggings ajustados y una camiseta mangas larga que resalten mis curvas. Me miro en el espejo y no puedo evitar sonreír al ver la transformación. Con su figura, cada prenda parece hecha a medida. Completo el look con unas zapatillas deportivas y recojo su largo cabello en una cola de caballo.



Luego, me dirijo al gimnasio. La primera vez que fui, me sentí un poco cohibido, pero ahora disfruto cada momento. Al entrar, siento las miradas de admiración y no puedo evitar sentirme orgulloso. Comienzo mi rutina de ejercicios, enfocándome en el cardio y luego en las pesas.los ejercicios resalta mis curvas y disfruto de la sensación de fortaleza y feminidad que el cuerpo de mi tía me proporciona.


Después del gimnasio, tomo una relajante ducha.... decido dar un paseo por el vecindario. Me cambio a un vestido veraniego que resalta mis piernas y salgo a caminar. Los vecinos ya saben que el verano ha comenzado cuando me ven pasear con la confianza y gracia de mi tía. Las señoras mayores me saludan desde sus jardines, y los jóvenes me observan con admiración. Disfruto de cada paso, sintiendo la brisa en mi piel y el sol calentando mis hombros.



En la tarde, dedico tiempo a cuidar el jardín. Es una actividad que mi tía ama, y ahora entiendo por qué. Hay algo muy relajante en plantar flores y cuidar de las plantas. Me pongo unos shorts y un top deportivo, y me arrodillo en el césped, disfrutando del contacto con la tierra y el aroma de las flores.


Cuando llega la noche, me preparo para salir. Hoy tengo una cita, así que elijo un vestido ajustado y unos tacones altos. Me maquillo con esmero, destacando mis ojos y labios. Al mirarme en el espejo, veo a una mujer segura y atractiva, lista para conquistar la noche. Salgo y me encuentro con mi cita en un restaurante elegante. La conversación fluye con facilidad, y me siento deseada y admirada.

Disfruta de la feminidad, sin embargo en cuabtocen experiencias sexuales  no tengo manchas.

El verano pasado, tuve una experiencia que me dejó marcado. Durante una de mis citas, me sentí muy eufórica y me dejé llevar. Un tipo me llevó a su casa y, después de unos tragos y mucha risa, me pidió tener sexo. Estaba dudosa, pero finalmente accedí y le pregunté si tenía preservativo. Cuando dijo que no, me sentí aún más insegura. Luego suplicó que lo hiciéramos anal, y aunque dudé aún más, después de rogarme un rato, medio accedí.Me recosté en la cama y abrí las nalgas, esperando que me penetrara. Pero al momento, me decidí que no. Algo dentro de mí me hizo sentir incómoda y fuera de lugar. Lo empujé rápidamente, me vestí y salí de ahí sin mirar atrás. Aunque la experiencia fue intensa, me hizo reflexionar sobre mis límites y lo que realmente quería experimentar en el cuerpo de mi tía.

De las pocas experiencias sexuales que sí puedo decir que he tenido, puedo mencionar que he chupado un par de pollas, con todo y sus testículos. En algunas ocasiones, me he tragado el semen, pero dejarme penetrar... nunca. La sensación de tener el control en esos momentos y poder experimentar el placer de otra manera me ha sido suficiente.

Es curioso cómo mi tía, siendo una tremenda mujer, no tiene una pareja. Es todo lo que un hombre podría desear en una mujer. Tiene una personalidad encantadora, un cuerpo envidiable y una inteligencia que atrae. Tal vez su timidez y reserva sean las que impiden que se abra completamente a alguien. Sin embargo, en el tiempo que paso en su cuerpo, disfruto de la atención y el afecto que ella podría recibir si se lo permitiera. Cada día en el cuerpo de mi tía puedo ser la mejor vercion de ella, supongo que de mi depende explorar  esa parte que mi tia nunca haria auque tener  sexo con el cuerpo de mi tia aun me parece  un taboo la respeto mucho y no me emtrgaria a cualquier  hombre.

Esta tradición veraniega se ha convertido en algo esencial para ambos. Nos permite escapar de nuestras rutinas, explorar nuevas facetas de nuestras personalidades y vivir experiencias que de otro modo nunca tendríamos. Cada vez que hay vacaciones, espero con ansias el momento de intercambiar cuerpos con mi tía y sumergirme en su vida, sabiendo que ella está haciendo lo mismo con la mía.



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