Mientras corría por el parque, disfrutando de la fresca brisa matutina, no pude evitar notar a la chica que venía trotando en dirección contraria. Sus movimientos eran gráciles y sus curvas destacaban con cada paso. Mi mirada se fijó en ella por un momento más de lo que debería, admirando la forma en que sus caderas se balanceaban rítmicamente.
Justo cuando nuestros caminos se cruzaron, ella notó mi mirada y frunció el ceño. Sin detenerse, murmuró algo en voz baja y agitó su mano en mi dirección. Al principio, no sentí nada fuera de lo común, pero pronto una extraña sensación comenzó a recorrer mi cuerpo. Un calor se extendió desde mi pecho hacia afuera, y una presión repentina se hizo sentir en mi trasero y caderas.
Miré hacia abajo y vi cómo mi cuerpo empezaba a cambiar. Mis músculos se suavizaron y mis caderas se ensancharon, dándome una figura similar a la de la chica a la que había estado mirando. Mi cabello creció, convirtiéndose en largos mechones que caían sobre mis hombros, y mi rostro se volvió más femenino, con labios más llenos y una mandíbula más suave. Mis piernas también cambiaron, volviéndose más delgadas y torneadas, mientras mi trasero continuaba creciendo hasta llenar mis pantalones al límite.
Mi ropa también se transformó. Mi camiseta se encogió hasta convertirse en un top ajustado que apenas cubría mis nuevos pechos, mientras que mis pantalones se convirtieron en pantalones cortos que dejaban ver gran parte de mis nuevas y femeninas piernas. Sentí una oleada de sensaciones nuevas y placenteras recorriendo mi cuerpo, cada cambio intensificando esta extraña e inesperada experiencia.
Con cada paso que daba, mis caderas se balanceaban seductoramente, y no pude evitar disfrutar de la nueva atención que recibía. Mis movimientos eran más fluidos y confiados, y una parte de mí se deleitaba en la nueva feminidad que poseía. Ahora, al igual que la chica que había visto antes, sentía una poderosa confianza y un deseo de hacer alarde de mis curvas.
Mientras continuaba mi trote, ahora transformado en una versión más femenina y atractiva de la chica que había admirado, me detuve un momento para mirarme en el reflejo de una ventana. Mi nueva apariencia era deslumbrante, con una figura que capturaría la atención de cualquiera. Sonreí, sintiendo una mezcla de asombro y satisfacción por el cambio inesperado, y continué mi camino, disfrutando de mi nueva forma y del poder que venía con ella.
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